Texto para meditar: Juan 17
Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. —Génesis 3:4
“Escuchar la mentira es el primer paso hacia la esclavitud y la muerte… No existen mentiras que no causen daño. No podemos exponernos a las formas engañosas de pensar del mundo y salir ilesas. El primer error de Eva no fue comerse la fruta; su primer error fue escuchar a la serpiente.” —Nancy Leigh DeMoss*
¿Qué estaba pensando Eva? Sería fácil para nosotras echarle un vistazo al recuento del capítulo 3 de Génesis y sorprendernos ante la ingenuidad de Eva. Pero, ¿nos hubiese ido mejor a nosotras en esa misma situación? Y honestamente, ¿nos manejamos nosotras de mejor forma al batallar las mentiras que nos llegan a diario?
Uno de los aspectos más sorprendentes del recuento bíblico es la manera como Eva abandonó tan rápidamente su lealtad y su confianza en su Creador. Él nunca le había dado ninguna razón para cuestionar Su cuidado y Su compromiso con su bienestar, y sin embargo ella se dejó llenar de dudas sobre Sus motivaciones y Su carácter y luego procedió a desafiar Sus instrucciones. ¿Pero difiere acaso esto a nuestra propia evolución hacia la desobediencia? ¿Tenemos alguna razón para dudar del cuidado y del compromiso de Dios hacia nosotras?
Desde el mismo momento en que la serpiente habló palabras que contradijeron a Su creador, Eva debió haber escuchado las alarmas de advertencia dispararse. “Ciertamente no moriréis” (Génesis 3:4). ¿Quién era esta criatura que podía contradecir al Amo y Señor? No solo contradijo a Dios directamente, sino que también trajo acusaciones difamadoras: “Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.” (v. 5). Esta afirmación no era completamente falsa; definitivamente los ojos de Adán y Eva fueron abiertos. Pero esto no fue algo bueno, y esta tentación de “ser como Dios” es ampliamente sobrevalorada.
¿Por qué nos colocamos a nosotras mismas en posiciones de funcionar como Dios, cuando nuestras cualidades divinas son tan limitadas? No podemos ver hacia el futuro; no somos todopoderosas; no podemos ni siquiera llegar a comprender en su totalidad el concepto de la infinidad. ¡A veces hasta batallamos para recordar lo que nos comimos de almuerzo! Y sin embargo, seguimos tratando de colocarnos en el rol de Dios y tomar control sobre nuestras vidas –ésa siempre será la elección equivocada.
¿Cómo podemos protegernos de esa clase de engaño? Debemos convertirnos en mujeres con discernimiento—mujeres entrenadas para saber reconocer el error; mujeres que están tan llenas de la verdad que cuando somos expuestas al error, el contraste nos sacude de la misma forma que cuando nos tiran agua helada en la cara.
Tómate tiempo para reflexionar
Lee la oración de Jesús en Juan 17. ¿A qué se refiere Él cuando habla de la “verdad”? ¿Cuál es la preocupación más grande que tiene por Sus discípulos? ¿Eres engañada fácilmente? ¿Tienes luchas para discernir la verdad del error? ¿Qué dice Hebreos 5:14 sobre esto? Pídele a Dios que te madure en Su Palabra, que use el conocimiento de Sus verdades para protegerte del error. Considera si necesitas aumentar el consumo que tienes de la Verdad.
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