Texto para meditar: Hebreos 3
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: SI OIS HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAIS VUESTROS CORAZONES. —Hebreos 3:7-8
“El endurecimiento del corazón es lo que da origen a todos nuestros otros pecados.” —Matthew Henry*
¿Qué significa “endurecer el corazón”? Médicamente, cuando el corazón se “endurece” físicamente esto se debe a una condición llamada esclerodermia, una enfermedad del tejido conectivo que afecta los órganos vitales, incluyendo el corazón, y termina eventualmente en la muerte. En el ámbito espiritual, cuando endurecemos nuestros corazones a la instrucción de Dios, esto afecta toda nuestra perspectiva, nuestra actitud y en última instancia afecta nuestro futuro.
El endurecimiento espiritual del corazón ocurre cuando nos resistimos a la Palabra, a la voluntad y a los caminos de Dios. Le damos la espalda a Su instrucción y tomamos nuestro propio camino. Si recuerdas bien, fue la mujer quien primero endureció su corazón hacia Dios en aquel jardín.
El ciclo luce más o menos así: Vas caminando por la vida, disfrutando de la presencia de Dios, cuando súbitamente Él decide llevarte por un nuevo camino —quizás una ruta más inclinada que la que has estado acostumbrada a transitar. Pudieras estar llena de temor (yo he transitado por ese mismo camino antes). O quizás no te agrade mucho tener que hacer cosas difíciles (¿no podría tomarme un descanso por un momento?). Quizás has visto otro camino que luce mucho más cómodo, así que sugieres esa ruta. El primer paso en este proceso del endurecimiento del corazón es resistirte al camino que Dios ha elegido para ti.
El próximo nivel en el ciclo es cuando te tapas los oídos. Dios usa alguna verdad de Su Palabra o quizás las circunstancias de la vida para llamar tu atención; o quizás el consejo de amigos piadosos. Pero estás determinada en seguir tus propios caminos, y no deseas que la convicción que da la voz de Dios interfiera con tus planes.
Trágicamente, te vas por tu propio camino, y encuentras una cierta medida de comodidad al justificar tus actos. Ya para esta etapa tu corazón se ha endurecido aún más, se ha hecho aún más resistente a la convicción que pudiera darte Dios, y te rehúsas a hacer lo que debes hacer, a ser flexible o a rendirte ante la mano de Dios. Este es un lugar sumamente peligroso para cualquier creyente. En muchas ocasiones Dios, en Su gracia, te hará algo de oposición para alertarte de tu orgullo y tu rebelión (Santiago 4:6). En este momento es de crítica importancia que respondas a Él en arrepentimiento. El no arrepentimiento equivaldría a abrir una puerta a la esclavitud espiritual.
Tómate un tiempo para reflexionar
Lee y medita a través de las advertencias de Hebreos 3 y luego lee el Salmo 95. ¿Puedes recordar alguna vez cuando endureciste tu corazón hacia la instrucción de Dios? ¿Acaso reconoces algunas etapas de este ciclo en tu vida actualmente?
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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