Texto para meditar: Salmos 71
"Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo." —Filipenses 3:8
El corazón del apóstol Pablo, tal y como lo expresan estas palabras, expresa la esencia de una relación –el conocimiento íntimo. Para que dos personas realmente se valoren y se aprecien, deberán pasar tiempo, juntos y llegar a conocerse.
Uno de los componentes vitales de las relaciones es la comunicación. Dios nos ha mostrado la forma de comunicarnos con Él a cada hora, de cada día, a través de la oración. No tenemos que aprender a usar aparatos tecnológicos para contactarlo. Nunca tendremos que mortificarnos por haber perdido una llamada o porque una torre de comunicación esté fuera de servicio. No tenemos que temer que otros estén escuchando nuestra conversación si elegimos tener comunión con Dios en medio de un lugar abarrotado de gente –Él nos puede escuchar sin importar el volumen de nuestra voz o de nuestros pensamientos.
Dios ha elegido revelarse a Sí mismo para que Le conozcamos y disfrutemos de una íntima comunión con Él. Su creación despliega Su carácter de manera visible, sin la necesidad de palabras. La belleza de Su creación nos provoca asombro y nos lleva a alabarle. Desde las primeras horas del día, cuando amanece y Sus colores brillantes llenan el firmamento, hasta la puesta del sol y la brillantez de las estrellas en la noche; a través de las tormentas violentas y de los colores cambiantes de las hojas en el otoño —a cada momento del día o de la noche, durante cualquier estación del año –la belleza de la creación nos invita a adorarle con palabras de alabanza.
No es solo la creación de Dios que nos anima a comunicarnos con Él, sino también Su Palabra. Las Escrituras, de manera clara y poderosa, nos revelan Quien es Él. Estas son un recuento confiable de Sus pensamientos, de Sus obras, de Sus instrucciones y Sus planes. Él se comunica con nosotras a través de Su Palabra, y nosotras podemos hablarle a Él con Su Palabra.
El Señor en Su gracia nos ha dado el Espíritu Santo como Consolador y también para comunicarnos Su Palabra, para traernos convicción de pecado, para dirigirnos, y para abrir nuestros ojos para ver Su verdad. ¿Cómo podemos decir que la oración es aburrida con todo lo que Dios ha provisto para ayudarnos a tener comunicación con Él? ¡Él esta vivo –y Él no permanece callado!
Tómate un tiempo para reflexionar
¿Qué tan bien conoces a Dios? ¿Lo conoces íntimamente o tienes una relación superficial con Él? Exprésale el deseo que tienes de conocerle más. Deja que ésta sea una oración frecuente en tu corazón. Piensa en las formas como puedes profundizar tu relación con Él. Usa el Salmo 71 hoy como una oración.
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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