Se ha convertido en una tradición en sí misma: después de una reunión familiar, una vez que los demás invitados se han ido, mis hermanos y yo nos reunimos alrededor de la isla de la cocina y bromeamos un rato con mi mamá. Calentamos las sobras y recordamos momentos de nuestra infancia. Es uno de nuestros pasatiempos favoritos.
Una de esas tardes, mis hermanos y yo nos dimos cuenta de que podíamos recitar casi a la perfección la oración que mi mamá solía hacer cuando nos subíamos al carro en nuestros años de educación primaria. Uno de mis hermanos comenzó y pronto todos estábamos recitando, cada línea grabada en nuestras mentes.
Cada mañana, mientras nos poníamos los cinturones de seguridad o nos estaban asegurando en nuestros asientos, mi mamá comenzaba: «Venimos humildemente ante Tu trono. Estás en lo alto, en lo alto y elevado. Tú eres el Rey de reyes y Señor de señores. Santo, santo, santo es Tu nombre». Una vez que mis hermanos y yo habíamos intervenido con nuestros títulos favoritos para Dios, mi mamá nos llevaba a compartir los motivos por los que estábamos agradecidos y luego nos animaba a sacar a relucir las áreas de nuestra vida en las que necesitábamos la ayuda del Señor. Nada era demasiado grande o pequeño, así que, mencionábamos nuestros exámenes, nuestras inquietudes acerca de ciertos maestros a los cuales no lográbamos impresionar y nuestra necesidad de amigos en la escuela para esos días en los que nos sentíamos solitarios.
Era una rutina simple, pero fue una rutina que nos enseñó a comenzar nuestros días arraigados en la presencia del Señor. Ella nos pintó un amplio panorama de un Dios soberano, un marco al que he recurrido en todas las épocas de mi vida. Estoy agradecida con Dios por habérnosla dado como mamá biológica, pero estoy aún más agradecida por cómo su maternidad espiritual me dio una mejor visión de la grandeza de Dios.
Las mentoras en nuestra vida
Cuando miras atrás a las diferentes etapas de tu vida, ¿quiénes fueron las mujeres que oraron contigo? ¿Quiénes han sido las mujeres que te han llevado a Cristo? Toma un papel y lápiz, y tengamos una lluvia de ideas juntas.
- ¿Tienes a personas de tu familia biológica quiénes te han llevado a amar más a Jesús? Tal vez es tu mamá; o puede ser tu tía, tu prima, tu cuñada, o tu abuela.
- ¿Qué hay de las mujeres de tu iglesia? ¿La esposa del pastor, la encargada del grupo de damas, tu líder de grupo pequeño o una maestra de escuela dominical?
- ¿Existe alguna mujer a la cual no conozcas personalmente, pero cuya pasión por Cristo te ha animado desde lo lejos? (Joni Eareckson Tada está en el primer lugar de mi lista)
- ¿Recuerdas a alguien que haya influenciado espiritualmente tu vida cuando eras más joven? Puede ser tu maestra de primaria o alguna consejera, la mamá de tu mejor amiga o la líder ministerial de tu universidad.
- ¿Quiénes son aquellas mentoras cuya madurez espiritual te ha ayudado a crecer más cerca de Cristo?
La Biblia nos pide honrar a las mujeres que han tenido un impacto eterno en nuestras vidas. Hebreos 13:7-8 dice: «Acuérdense de sus guías que les hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos».
En Revive ´21, un grupo de mujeres se pararon en un escenario para expresar su agradecimiento a Susan Hunt, una amada autora y conferencista quien ha sido llamada madre (y abuela) del movimiento de Mujer Verdadera. Nancy DeMoss Wolgemuth le entregó a Susan un regalo precioso que tenía las siguientes palabras inscritas:
Para nuestra amiga Susan Hunt,
Gracias por ejemplificar la belleza de una mujer verdadera, y por siempre apuntarnos a Cristo y a Su gracia. El justo florecerá … Aun en la vejez darán fruto … (Salmo 92).
Nancy dijo que el motivo al momento de honrar a Susan, no era que las personas dijeran: ¡¿Acaso no es una mujer maravillosa?! Al contrario, el propósito de compartir públicamente el impacto que Susan había tenido era para poder decir: «¡¿Acaso no es Jesús un Salvador maravilloso?! Él es el mismo ayer y hoy y por los siglos».
Mentoras espirituales
¿Quiénes son las Susan Hunt de tu vida? ¿Qué mujeres vinieron a tu mente mientras pensabas en las mujeres que han formado tu fe? Mientras ellas están en tu corazón no sigas adelante sin que te hayas tomado el tiempo de honrarlas.
Si el pensamiento de agradecerles públicamente desde un escenario o desde el otro lado de la mesa del comedor te pone intranquila, ¿por qué no escribirles una carta que puedas entregar en un momento tranquilo o un correo que puedes enviar si tu mentora no vive cerca? Capturar tu agradecimiento en papel le permite al recipiente regresar a esas palabras cada vez que necesite ánimo. Ese es un tremendo regalo.
Antes de que empieces a entrar en pánico pensando que debes escribir una carta perfecta, recuerda que solo el Señor es perfecto. Confiesa tus inseguridades, y pídele a Él que te dé las palabras correctas. No necesitas decirle todo en tu carta, enfócate solo en los puntos principales, y si aún te queda mucho por decir, escribe otra carta y envíala en un par de semanas. Seamos mujeres que agradecen todo el año.
Textos de mentor: formas de agradecimiento
A manera de ayudarte en tu proceso de escribir las notas, he recopilado ideas basándome en lo que Erin Davis, JoJo Starbuck, Nancy DeMoss Wolgemuth y Leslie Bennett compartieron cuando honraron a Susan Hunt en Revive ´21. Sus palabras nos modelan cómo nosotras también podemos celebrar a nuestras mentoras espirituales. En el entorno de un salón de clases, cuando se utiliza una cita o un párrafo de muestra para inspirar una nueva pieza de escritura, se llama «texto de mentor». El término no podría ser más adecuado en este caso.
Contesta las siguientes preguntas (inspiradas por el «texto de mentor»), y para cuando llegues al final, habrás escrito una nota de agradecimiento, un regalo invaluable.
- Piensa en tu mentora espiritual. ¿Cómo la describirías?
- Cuando pienso en ti, pienso en una mujer que es ____________.
- No solamente eres __________, también eres _________ y __________.
- Cuando pienso en cómo reflejas ________________, doy gracias porque ese rasgo de tu carácter me recuerda a Jesús.
Ejemplo: «Quién tú eres no se desprende del talento, aunque eres muy talentosa; viene de una mujer comprometida a estar en la presencia de Jesús». -Erin
- ¿Qué roles familiares ha llenado ella en tu vida? Ya sea cómo miembro biológico de tu familia o de tu familia espiritual en Cristo.
- Estoy tan agradecida de que Dios en Su sabiduría, orquestó que tú fueras mi ___________.
- Al pasar de los años, tú has llenado ese rol al _________________.
- Si no estuvieras en mi vida, _________________.
Ejemplo: «Susan, te amo. Hay muchas de nosotras cuyas madres no pueden o no quieren apuntarnos a Cristo, pero Dios nos da mujeres como tú; y yo estoy sumamente agradecida». -Erin
- Cuándo piensas en todo lo que ella hace, ¿cuál de esas acciones ha tenido el mayor impacto en tu vida?
- Gracias por consistentemente _________________.
- Nunca olvidaré cuando te tomaste el tiempo para ________________.
- Gracias a que tú ___________, ahora yo _________________.
Ejemplo: «Ella ha orado fielmente por nosotras. Debido a la devoción sin fin de Susan hacia la iglesia, nosotras amamos más a la iglesia». -Leslie
Ejemplo: «Gracias por ser fiel por largo tiempo y por inspirar a tus hermanas menores en la fe a hacer lo mismo. Gracias por apoyarte fuertemente en Jesús cuando la vida ha sido dura, por encontrar Su fuerza en tu debilidad y por siempre buscar engrandecerlo por encima de todo. Gracias por amar tan bien y por guiarnos al corazón y pies de Cristo». -Nancy
- ¿Cómo esperas que Dios siga obrando en su vida? ¿Cuál es tu oración por ella?
- En esta época, especialmente, estoy orando para que ____________.
- Más que nada, espero que Dios te recuerde que ____________.
- Mi oración es para que Dios continue _________________.
Ejemplo: «A medida que te acercas a ese día completo en Su presencia, cuando la fe se convierta en vista y la oración se convierta en alabanza, yo oró pidiendo que experimentes la dulzura y la riqueza de esta promesa: “Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día” (Prov. 4:18)». -Nancy
Ejemplo: «Padre, te ruego que la corones de bondad, y que la colmes de bienes y renueves su juventud como las águilas. Al igual que oró el salmista en el Salmo 71, sé que este es el corazón de Susan: “No me desampares, oh Dios, hasta que anuncie Tu poder a esta generación. Tu poderío a todos los que han de venir”». -Leslie
Una nota de agradecimiento
Hoy es el día de tomar tu lápiz y poner tu gratitud en una hoja. Permite que las preguntas te guíen y los tributos a Susan Hunt te inspiren. ¿Estás lista? Yo lo haré primero:
Querida mamá,
Cuando pienso en ti, pienso en una mujer que es fiel y fuerte. Peleas duro por la verdad, pero también tienes un corazón tierno y eres una amiga leal. Cuando pienso en cómo reflejas el amor de Dios, doy gracias porque ese rasgo de tu carácter me recuerda a Jesús.
Estoy tan agradecida porque Dios, en su sabiduría, orquestó que fueras mi mamá. Al pasar de los años, tú has llenado ese rol fielmente al construir una fundación sólida para la oración en nuestra familia. Si no estuvieras en mi vida, probablemente yo no conocería que es a Dios a quien debo acudir con todos mis problemas. Yo no sabría cuán digno Él es de toda nuestra adoración.
Gracias por consistentemente servir a nuestra familia. Nunca olvidaré cuando te tomaste el tiempo para llevarme a las citas médicas, lloraste conmigo ante mis decepciones y me ayudaste a encontrar la esperanza nuevamente. Gracias a que tú te quedaste conmigo en los momentos difíciles, ahora yo encuentro más fácil creer que Dios nunca me desamparará.
En esta época, especialmente, estoy orando para que experimentes cuán amada eres por nosotros y por Cristo. Más que nada, espero que Dios te recuerde que tú eres preciosa ante Él. Mi oración es para que Dios te considere digna de su llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe con poder, a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en tí, y tú en Él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 1:11-12).
Con todo mi corazón,
Katie
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