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Había amor en Sus ojos como en ningún otro ser humano en la tierra.
Jesús amaba incluso a aquellos que lo rechazaban, como el hombre rico de Marcos 10:17-22. El magnate lo tenía todo: dinero, poder y apariencia religiosa. Buscó la afirmación del maestro judío para añadir otra pluma de respeto a su sombrero. Sin embargo, «Jesús, mirándolo, lo amó» (v. 21).
Luego, Él le hizo al hombre rico la oferta de su vida: cambiar su riqueza por una posesión infinitamente más valiosa: vida eterna y tesoro en el cielo. Me imagino que el hombre rico pudo haber apartado su mirada para desviar el amor puro que brotaba de los ojos llenos de gracia de Jesús. No estaba buscando un Salvador, el hombre no amaba al Señor con todo su corazón, alma y mente como pretendía. Amaba su vida tal como era, por eso se alejó de Jesús.
El Señor no solo nos mostró un amor radical sino que habló de un amor extravagante que rara vez se ve hoy. Cuando escuchas acerca de esto o lo observas con tus propios ojos, reconoces que este tipo de amor solo es provisto y autorizado por Él:
«Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros». -Juan 13.34-35
Entonces Jesús puso un estándar más alto:
«Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman… Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos». -Lucas 6:32, 35
El amor del evangelio es todo, menos ordinario. Es el tipo de amor que exige un sacrificio; amar con los ojos de Jesús es entregarse plenamente para satisfacer la necesidad del otro sin esperar nada a cambio, es elegir lo que es mejor para la otra persona, incluso si eso significa crear dificultades para uno mismo.
¿Puedes imaginar una iglesia en la que las historias del amor radical se van multiplicando una y otra vez?
- Una esposa devastada, extiende amor y perdón al conductor ebrio que le robó la vida a su marido.
- Una mujer ayuna y ora toda la noche por un adolescente en su iglesia que está atrapado en el abuso de drogas y la confusión de género.
- Una persona anónima hace una donación a una escuela cristiana privada para la matrícula de tres niños cuyos padres murieron.
Quizás tu iglesia sea un lugar donde los miembros dan gustosamente sus vidas unos por otros. (¡Eres bendecida!) Últimamente, parece que la narrativa más frecuente es la de los cristianos peleando por temas del mundo o quejándose por el color del piso nuevo. Las heridas que provienen del interior de la iglesia penetran más profundamente que las heridas infligidas por el mundo exterior.
Piénsalo: el daño instigado por los cristianos cáusticos no solo daña el cuerpo y destruye el testimonio de la iglesia, sino que Jesús dijo que todo lo que decimos y hacemos unos a otros es lo mismo que si se lo hiciéramos a Él. Creo que Cristo preguntará a nuestros ministerios: «¿Amaste bien? ¿Les mostraste mi amor?».
Cuando Dios nos llama a enseñar, nos llama a un amor extraordinario.
He escrito este artículo porque me he estado haciendo preguntas difíciles sobre mi propia enseñanza. El problema que enfrentamos no es un problema que alguien más deba resolver (aunque desearía que fuera así de simple); es mi problema, es nuestro problema. Al permitir que Dios cambie nuestros corazones, podemos ser parte de la solución, entonces, ¿harás conmigo el test del amor radical?
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El amor no busca su propia gloria.
«Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús, diciendo: “Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos”. “¿Qué quieren que haga por ustedes?”, les preguntó. Ellos le dijeron: “Concédenos que en Tu gloria nos sentemos uno a Tu derecha y el otro a Tu izquierda”». -Marcos 10:35–37
- ¿Eres demasiado competitiva por miedo a perder tu lugar en el ministerio?
- ¿Te pones celosa cuando las demás son más reconocidas?
- ¿Te alegras en privado cuando otra maestra tropieza o extiendes gracia y te comprometes a orar por su restauración?
- ¿Está tu ministerio dando más importancia a Cristo o es una plataforma para hacer conocido tu nombre?
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El amor se abstiene de insultos o represalias.
«Y quien cuando lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquel que juzga con justicia». -1 Pedro 2:23
- ¿Estás amargada por alguien que te lastimó o no estuvo a la altura de tus expectativas personales?
- Cuando has sido difamada, ¿confías en Dios para defender tu reputación o exiges justicia?
- ¿Te apresuras a terminar una amistad que se ha vuelto difícil?
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El amor soporta todas las cosas y no es divisivo
«Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz». -Efesios 4:1-3
- ¿Será posible que no te hayas dado cuenta del mal manejo en tus relaciones cuando has sido grosera, dura, brusca o exigente?
- Haz una lista de todas las personas a las que hayas ofendido en el pasado. ¿Estás dispuesta a arrepentirte delante de Dios y a pedir perdón a esa(s) persona(s)?
- ¿Estás dispuesta a seguir invirtiendo en una creyente más joven aún cuando no ves resultados inmediatos?
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El amor controla la lengua y hace lo correcto sin importar el costo.
«El que anda en integridad y obra justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, no hace mal a su prójimo, ni toma reproche contra su amigo». -Salmos 15:2-3
- ¿Criticas o juzgas a los demás en público o en la privacidad de tu corazón?
- ¿Has esparcido una reputación sospechosa sobre alguien, has calumniado o ignorado intencionalmente?
- ¿Atraes a la gente o la repeles con tus asperezas y palabras duras?
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El amor soporta las cargas de los demás en lugar de dejar que se acumulen.
«De modo que hagan y observen todo lo que les digan; pero no hagan conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas». -Mateo 23:3-4
- ¿Menosprecias a las personas que no son tan devotas y esforzadas como tú?
- ¿Trabajas demasiado para demostrar que mereces el puesto que desempeñas?
- ¿Estás viviendo consistentemente con lo que estás enseñando?
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El amor no sirve a los demás para recibir reconocimiento y honor.
«Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues agrandan sus filacterias y alargan los adornos de sus mantos. Aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí». -Mateo 23:5-7
- ¿Estás contenta con recibir tu recompensa de Dios o sirves para obtener el aplauso de la gente?
- ¿Insistes en recibir crédito por todo lo que haces?
- ¿Estás dispuesta a servir sin ser el centro de atención?
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El amor no es autoritario.
«Pero Jesús, llamándolos junto a Él, dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos”». -Mateo 20:25-28
- ¿Estás más interesada en lo que la gente puede hacer por ti que en cómo puedes servirles?
- ¿Te impacientas e irritas cuando la gente se interpone en tu trabajo ministerial?
- ¿Son los proyectos ministeriales de mayor prioridad para ti que las personas que los implementan?
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El amor viene de Dios y nos permite amar a otros.
«Nosotros amamos porque Él nos amó primero. Si alguien dice: «Yo amo a Dios», pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano». -1 Juan 4:19-21
- ¿Has tratado de «deshacerte de» alguien que no te agrada o que representa una amenaza para el éxito de tu ministerio?
- ¿Buscas lo mejor en las personas o solo ves lo que les falta?
- ¿Estás sirviendo a las personas débiles y marginadas que están siendo ignoradas?
- ¿Evitas o ignoras regularmente a personas que son diferentes a ti?
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El amor resuelve los desacuerdos para preservar la unidad.
«Ruego a Evodia y a Síntique, que vivan en armonía en el Señor. En verdad, fiel compañero, también te ruego que ayudes a estas mujeres que han compartido mis luchas en la causa del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida». -Filipenses 4:2-3
- ¿Tienes múltiples relaciones tensas o rotas con personas en el ministerio?
- ¿Te has negado, hasta ahora, a buscar la reconciliación con alguno de ellos?
- ¿Qué diferencias estás dispuesta a dejar de lado en aras de la unidad?
Solo tú puedes responder con sinceridad las preguntas de este examen. Pero mientras el Espíritu escudriña mi corazón, soy muy consciente de hasta dónde tengo que llegar. Podemos, y debemos, pedirle a Jesús que haga una obra profunda en nosotras para que podamos amar con Su corazón. Si cada una de nosotras hacemos nuestra parte para humillarnos y resistir al enemigo que planea dividir la iglesia en pedazos, la tierra prometida no seguirá siendo un campo de batalla plagado de relaciones destrozadas. Con la ayuda de Dios, el amor realmente puede soportarlo todo, creerlo todo, esperarlo todo y soportarlo todo en el aquí y ahora (1 Cor. 13:7).
Todavía hay esperanza de avivamiento en toda nuestra vida si la iglesia se une en amor, comenzando por sus líderes.
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