Cuando nos disponemos a responder esta pregunta, estamos apuntando a la hermosa verdad de Cristo y Su novia, puesto que Cristo amó a la Iglesia y se dio a Sí mismo por ella. Así que, partiendo de este fundamento, deseo responder a la pregunta de quién debe encargarse del ministerio de mujeres o ser la coordinadora del mismo, si es que tu iglesia tiene uno.
Un ministerio de mujeres funcionando bíblicamente es un componente de bendición y de vitalidad para la iglesia local. Cuando digo: «funcionando bíblicamente» es porque este ministerio, al igual que otros, no funciona de manera independiente, sino bajo los principios escriturales y como parte de la vida de la iglesia, como un todo. De no ser así, en lugar de bendecir a la iglesia local, puede ser un estorbo o un problema.
¿Qué enseña la Palabra de Dios?
La Biblia no menciona un ministerio de mujeres, así como tampoco muchos otros ministerios que tenemos en nuestras iglesias. Estas estructuras surgen para un mejor orden y funcionamiento como un cuerpo, una familia y para hacer más hermosa la Novia de Cristo. Debemos, entonces, partir de los principios generales para llegar a una conclusión que se alinee con lo que dice la Escritura acerca de este tema.
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Principio de liderazgo y servicio en la iglesia
En la Biblia, vemos que tanto hombres como mujeres tienen roles significativos en el cuerpo de Cristo, pero también es clara en cuanto al liderazgo en la iglesia local. La autoridad y el gobierno de la iglesia recae sobre los pastores, y luego están los diáconos. Es decir, es un liderazgo masculino. Esto coloca todos los ministerios, incluyendo el de mujeres, bajo su autoridad y aun la decisión de si debiera de existir o no. Recuerda que Cristo es la cabeza de Su iglesia y Él ha designado pastores para que gobiernen Su Iglesia bajo Sus preceptos.
La Biblia dice: «Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Permítanles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes» (Heb. 13:17).
Si ha de haber un ministerio de mujeres, éste se encarga principalmente de instruir a las mujeres en la feminidad bíblica, en su vida de devoción a Dios, en discipular, en hacer obras de bien y misericordia. Esta labor debe estar a cargo de una mujer o un grupo de mujeres que manifiesten las características que aparecen en la Escritura para una mujer de respeto.
Como dice en Tito 2:3-5 dice: «Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada».
Este pasaje sugiere que las mujeres mayores o maduras en la fe tienen un papel clave en enseñar a las mujeres más jóvenes en la iglesia. 1 Timoteo 3:11 dice: «De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo». En este pasaje, se menciona que las mujeres deben ser fieles y maduras en su fe, lo cual es una cualidad importante para cualquier persona que se encargue o sirva en la iglesia, incluyendo el ministerio de mujeres.
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La esposa del pastor como encargada del ministerio de mujeres
La esposa del pastor puede ser una opción natural para dirigir el ministerio de mujeres en muchas iglesias, especialmente si cumple con los requisitos bíblicos de madurez espiritual y las características que mencioné en Tito 2:3-5 y 1 Timoteo 3:11. El papel de la esposa del pastor también está respaldado por el modelo de familia en la que el esposo y la esposa trabajan juntos para servir a la congregación, modelando una familia ordenada.
Este principio se refleja en pasajes como: 1 Timoteo 3:4-5: «Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?)».
Si la esposa del pastor es madura en la fe, puede tener un papel fundamental en este ministerio, pero no necesariamente por ser la esposa del pastor «tiene» que ser la encargada del ministerio de mujeres. En la iglesia primitiva, hubo varias mujeres que desempeñaron roles significativos que coordinaron y sirvieron a otros. Algunos ejemplos:
Febe, (ver Romanos 16:1-2): «Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea, para que la reciban en el Señor de una manera digna de los santos, y que la ayuden en cualquier asunto en que ella necesite de ustedes, porque ella también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo». Febe era una mujer que tenía una posición como diaconisa o servidora, lo que sugiere que las mujeres en la iglesia primitiva podían servir y tener responsabilidades importantes.
Priscila, (ver Hechos 18:24-26): «Llegó entonces a Éfeso un judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente, y que era poderoso en las Escrituras. [...] Priscila y Aquila lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios». Priscila, junto con su esposo Aquila, enseñó a Apolos en un contexto privado. Ella conocía las Escrituras y la doctrina para que junto a su esposo pudiera ayudar a este hermano en la fe.
No hay un mandamiento específico que diga que la esposa del pastor deba dirigir el ministerio de mujeres. La clave es que, quien lo haga, debe tener las cualidades espirituales y destrezas de organización que son necesarias, tales como:
Ser madura en la fe para enseñar la Palabra de Dios a otras mujeres.
Estar bajo autoridad.
Ser respetuosa de la enseñanza bíblica.
Tener un corazón de servicio y amor por sus hermanas.
Ser un ejemplo para otras mujeres en la iglesia.
Ser reconocida por la comunidad y los pastores como alguien confiable y capaz.
Es importante reconocer que en algunas iglesias, la esposa del pastor puede ser una buena opción para este papel debido a su cercanía con el liderazgo pastoral y su capacidad para trabajar en conjunto con su esposo, y esto surge de manera natural en el trabajo juntos en la iglesia. Pero en otras comunidades, una hermana madura y capacitada en la fe puede ser igualmente adecuada.
Por último, es vital que esa hermana esté clara en que su posición de servicio es bajo el liderazgo de los pastores, de servir bajo su autoridad y dirección, que el ministerio esté afirmado como una ayuda para los diáconos en los ministerios de misericordia y compasión, y que esté comprometida en su iglesia, con la sana enseñanza bíblica y el discipulado de las mujeres.
En resumen, lo importante es que la encargada o coordinadora, sea o no la esposa del pastor o las que dirigen las actividades y los grupos del ministerio de mujeres, debería recaer en mujeres que posean las cualidades espirituales mencionadas y la madurez necesaria, cumpliendo así, con los requisitos descritos en la Palabra.
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