Escrito por Jean Wilund
Presentarle a alguien lo que es el quebrantamiento y el avivamiento al mismo tiempo, puede ser como presentarle el sushi por primera vez.
«Toma, come este pescado crudo, envuelto en algas y arroz gomoso con un toque de wasabi tan picante… que limpiará las fosas nasales de tus descendientes. ¡Te va a encantar!».
«Hmmm. . . Gracias, pero no. Mejor me quedo con el pollo».
Del mismo modo, una vez que probé la dulzura persistente del avivamiento; a pesar del fuego del quebrantamiento, me encantó. Ahora anhelo un avivamiento continuo; pero soy consciente de la calidez del quebrantamiento.
Aprendí por primera vez acerca de estas dos verdades bíblicas en una conferencia de mujeres donde hablaba Nancy Wolgemuth. Antes de ese fin de semana, pensaba que el quebrantamiento era solo la condición trágica del mundo: un grupo de personas quebrantadas que necesitaban oración y terapia. Pensaba que el avivamiento implicaba predicadores gritando bajo las tiendas de campaña en verano y multitudes de personas refrescándose con abanicos de papel, adornados con anuncios de funerarias. Pero Nancy explicó lo que enseña la Biblia, lo cual cambió mi perspectiva sobre estas dos poderosas verdades.
Trae lo cálido: El quebrantamiento
- El quebrantamiento no se trata de vivir en un mundo de personas quebrantadas quienes deben ser compadecidas y agregadas a nuestras listas de oración. Se trata de reconocer que somos más miserables de lo que pensamos y gobernados por más orgullo de lo que imaginamos (Jeremías 17:9, Salmo 10:4, Efesios 2:1-3).
- El quebrantamiento no es un estado de desesperación. Es el camino para salir de la desesperación, a través de la gracia y el perdón de Cristo, hacia una relación libre con Dios (Salmo 51:7, 71:20).
- El quebrantamiento no es algo que nos sucede involuntariamente. Es una decisión intencional que tomamos para morir a nuestros pecados persistentes y el orgullo obstinado, y entregarlo todo a la voluntad de Dios (Salmo 139:23-24, Efesios 4:22-24).
- El quebrantamiento no es un momento único. Es una decisión momento a momento a arrepentirse y vivir de una manera digna de nuestro llamado en Cristo (Mateo 3:8, Efesios 5:8–9).
- El quebrantamiento es el camino doloroso; pero fiel al gozo y la paz verdadera (Hechos 3:19-20, 2 Corintios 7:10).
Trae lo dulce: Avivamiento
- El avivamiento no es algo que podamos hacer nosotras mismas. Es una obra sobrenatural del Espíritu de Dios dentro de un corazón que ha sido elegido para abrazar el quebrantamiento ante Él (Salmo 119:25, 69:32, Isaías 57:15).
- El avivamiento no es un paso ni un proceso. Es el fluir divino de misericordias y bendiciones en un corazón que es libre para vivir transparentemente ante el Señor y los demás (Salmo 24:3–5, 32:1–2).
- El avivamiento es el Espíritu Santo levantando tu corazón de la tumba del arrepentimiento y liberándolo al gozo y la paz de la vida de resurrección (Romanos 6:4; Juan 11:25-26).
Ciego fui más ahora veo
Cuanto más aprendía, más comencé a ver las capas de orgullo insidioso escondidas en cada rincón de mi corazón. Quemó mi conciencia con suficiente calor como para poner celoso al wasabi. Anhelaba la frescura del avivamiento. Mi orgullo anhelaba que Nancy dejara de exponerlo y se fuera a casa. Pero era demasiado tarde. Había escuchado demasiado. Una vez fui ciega a la amplitud y profundidad de mi orgullo, pero ahora lo veía en un tecnicolor cegador.
- Vi cómo mi descontento por no decepcionar a mis amigos no se basaba en un santo deseo de ser fiel, sino en la determinación de parecer perfecta. «Ouch».
- Reconocí que mi entusiasmo por compartir mis pensamientos durante el estudio bíblico se trataba menos de querer impartir verdades útiles y más de querer mostrar mi nuevo conocimiento bíblico y corregir los errores de los demás. «Trago en seco».
- Me di cuenta de que mi falta de perdón hacia mi ex amiga no era una incapacidad para perdonar, sino una falta de deseo de hacerlo. Podía perdonar. Simplemente no quería, al menos no hasta después de que ella se ganara mi perdón al arrojarse a mis pies y experimentará tanto dolor como me había causado. «Ugh».
Cirugía a corazón abierto
Con las suaves manos de un cirujano experto, el Espíritu de Dios atravesó mi corazón y expuso mis pensamientos internos y mis verdaderas intenciones. Mi corazón estaba abierto ante mí y apestaba. El orgullo se había extendido como un cáncer y había producido un corazón más opuesto a Dios de lo que jamás había imaginado. ¿Acaso no me había dedicado a conocer y amar a Dios? ¿No había estudiado la Biblia para ser una cristiana fiel?
Y sin embargo. . .
- Todas las veces que seguí mi propio camino, declaré que sabía mejor que Dios cómo manejar mi vida, que podía ser un Dios mejor que Él.
- Todas las veces que no pude vivir sin el amor de mis hijos, un matrimonio perfecto o la realización de mis sueños, los convertí en ídolos y los adoré en lugar de Aquel que había salvado mi alma y me había dado la vida.
- Todas las veces que me quejé de mis circunstancias y mi corazón le agitó el puño a Dios... le dije que me había fallado y que no había sido bueno conmigo.
- Todas las veces que guarde silencio acerca del Señor cuando sabía que debía hablar, declaré que mi comodidad personal importaba más que Dios y Su gloria o las necesidades y las almas de otras personas.
Me vi a mí misma como si fuera la primera vez en un espejo: mi verdadero yo, y eso testificaba de la Verdad.
- Nuestros corazones son más engañosos y malvados de lo que podemos imaginar (Jeremías 17: 9).
- Ninguna de nosotras hace el bien (Romanos 3:10-12).
- Incluso nuestras mejores obras son como trapos de inmundicia (Isaías 64:6).
Sin Cristo gobernando mi corazón, pasaría de una decisión orgullosa a la siguiente. Todas lo haríamos. Todas permaneceríamos engañadas y gobernadas por nuestro orgullo, convencidas de que no somos tan malas...«no soy como las demás».
El gozo viene en el llanto
La putrefacción de mi orgullo y mi pecado me hizo caer de rodillas. Clamé a Dios como el rey David.
Contra Ti, contra Ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de Tus ojos,
De manera que eres justo cuando hablas, Y sin reproche cuando juzgas. (Salmo 51:4)
Mientras inclinaba mi cabeza en un humilde duelo, el consuelo de la Palabra de Dios me sacó de mi desesperación.
- El Señor nunca rechazará un corazón arrepentido (Salmo 51:17).
- Su mano poderosa levanta el alma humillada en el momento apropiado (1 Pedro 5:6).
- Nuestro llanto puede durar toda la noche, pero el gozo viene con la mañana (Salmo 30:5).
Sí, Dios promete que el gozo viene con la mañana, pero también he descubierto que en el caso del quebrantamiento; viene con duelo y arrepentimiento.
Con el corazón completamente quebrantado ante el Señor, confesé, me arrepentí de mis pecados y entregué todo a Él y a Su perfecta voluntad. Incluso antes de que el Amén cruzara mis labios, el avivamiento inundó mi corazón. La libertad y el gozo se apoderaron de mí.
Deseaba recorrer este camino siempre. Ojalá pudiera decir lo mismo de mi orgullo. Continúa su búsqueda de toda la vida para organizar un regreso. Y debido a que es un tipo tramposo y yo soy una pecadora justificada, pero no glorificada; ha tenido un gran éxito en ocasiones. Pero estoy decidida a elegir el quebrantamiento todos los días y en cada momento. La paz y el gozo incomparables del avivamiento tienen un sabor demasiado dulce y el orgullo demasiado amargo como para hacer lo contrario. Pero por encima de eso, mi Dios, el Dios de toda gracia y justicia, no merece nada menos.
Adelante. Pruébalo. Te va a encantar.
¿Son nuevos para ti el quebrantamiento y el avivamiento? Si es así, te animo a que pruebes la mezcla perfecta que Dios trae de calidez y dulzura a través de estas Verdades que cambian vidas.
Quizás hayas abrazado el quebrantamiento antes, pero ahora te estás dando cuenta de que te has vuelto ciega o apática hacia la profundidad del orgullo y el pecado ocultos en tu vida. O tal vez estás dolorosamente consciente pero tienes miedo de rendirte por completo porque sabes que requerirá cambios drásticos que no deseas hacer.
Dondequiera que te encuentres hoy, espero que recibas la obra del Espíritu Santo en tu corazón y respondas a cualquier convicción que Él te traiga. El quebrantamiento es verdaderamente un paso de fe, pero es un paso fiel. Ora. Dios no te fallará. Él te presentará la dulzura del avivamiento cuando te rindas a la calidez del quebrantamiento.
Adelante. Pruébalo. Te va a encantar.
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