¿Qué tanta vulnerabilidad edifica?

Escrito por Ellen Mary Dykas

Estaba en una reunión de oración con hermanos y hermanas de confianza en Cristo. ¡Y, aun así, retrocedí! Me he encontrado animada, inspirada y atraída hacia el Señor muchas veces a través de esta reunión en particular, pero esa mañana fue diferente. Cuando detalles innecesarios se compartieron acerca de una condición física en el contexto de la oración, una vulnerabilidad inesperada desencadenó sentimientos de incomodidad y vergüenza. 

Tal vez te hayas encontrado en una situación así antes, donde los detalles más íntimos de una prueba se compartieron de tal manera que de repente te encontraste distraída de acercarte al Trono en nombre de una hermana, en vez de ser atraída hacia él.

Me pregunto si serán las experiencias como la mía la razón por la que algunas mujeres resisten la idea de cultivar una cultura de transparencia y apertura en sus ministerios. ¿Por qué se piensa que debemos mantener nuestros «pecados secretos» en secreto? ¿Por qué somos tentadas a creer que los testimonios deben centrarse en la «victoria en Jesús» y evitar admitir: «Estoy luchando y necesitada de Jesús?». ¿Cómo puede alguien ayudarnos sabiendo los detalles de nuestras verdaderas luchas?

¿Realmente pueden?

La idea de la vulnerabilidad es un tema candente estos días que está llevando a muchos cristianos a creer que nuestros servicios de adoración, grupos de hogar y estudios bíblicos para mujeres tienen que parecer como una noche de micrófono abierto. Que cualquier persona debería ser invitada a compartir cualquier cosa sobre lo que está pasando, especialmente las situaciones delicadas de dolor. Exponerse sin filtro, se cree que es una transparencia genuina y saludable. 

¿Pero lo es? ¿Y cuánto es demasiado? Al poner nuestra mirada sobre las páginas de las Escrituras, creo que encontraremos qué ser vulnerables con nuestras luchas y pecados es valioso y debemos dar poca importancia a los detalles íntimos de nuestro pecado y darle mayor importancia a apuntar a Aquel que venció todo pecado.

Historias vulnerables en las páginas de las Escrituras

Es impresionante considerar cómo Dios, a través de autores inspirados, regularmente expuso los fracasos y necedad de las personas en las Santas Escrituras. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios permitió que los pecados de las personas fueran confesados y compartidos para que todos los conocieran. 

  • Adán y Eva. ¿Hace falta decir más? Gen. 3:1-15 expuso su pecado, desnudez y vergüenza, y no tuvieron nada que decir al respecto. 
  • El horrible trato de Sarai a Agar está ahí en las páginas de las Escrituras.
  • El pecado escurridizo de Acán de ver, codiciar y ocultar, así como las devastadoras consecuencias comunales que se dieron después de esto, son reveladas a millones de lectores de la Biblia.
  • La traición de Judas, la temerosa negación de Pedro, la decepción de Ananías y Safira, y claro, la mujer sorprendida en adulterio, han sido registrados. El Nuevo Testamento es tan revelador como el Antiguo. 

Sin embargo, en cada una de estas historias, Dios nos da contornos generales de la debilidad y el pecado, sin darnos detalles puntuales.  Nos damos cuenta de lo que ocurre sin imágenes inútiles sembradas en nuestra mente. Pero, ¿por qué Dios permitió que el dolor y la vergüenza de otros quedarán expuestos para toda la historia? Entender la respuesta a esta pregunta nos da un modelo para cultivar transparencia en nuestros grupos de hogar, ministerios de mujeres y amistades. 

Vulnerabilidad para la gloria de Dios

Al igual que en las Escrituras, podemos cultivar una cultura de transparencia y vulnerabilidad piadosas. Veamos dos formas en las que la Biblia «expone» la realidad de la vida de las personas y señala el amor misericordioso de Dios y cómo podemos aplicarlo personalmente.

  1. La sinceridad acerca del pecado y la lucha pueden servir de advertencia. 

La carta de Pablo a los Corintios denuncia abiertamente muchos de los pecados de los antepasados. No estaba tratando de sensacionalizar el pecado o crear tentadoras ilustraciones de sermones.

«Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo, como ellos lo codiciaron. No sean, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos» (1 Cor. 10:6-7).

Después, en el verso 14, Pablo, como un verdadero padre espiritual que los ama, dice: «Por tanto, amados míos, huyan de la idolatría».

Maestras, cuando abrimos nuestras vidas, compartiendo los contornos generales de las tentaciones y el pecado, puede servir como una advertencia misericordiosa a las mujeres que guiamos. Recuerden, no estamos abogando por una noche de micrófono abierto en la que tú derramas todos los detalles de tus pruebas matrimoniales, las tentaciones sexuales y emocionales, o los detalles de tus pensamientos pecaminosos. No creemos ambientes que animen a mujeres (o a nosotras mismas) a compartir públicamente lo que no estamos dispuestas a compartir con más detalle con amistades piadosas de confianza.

Todas corremos el riesgo de quedarnos dormidas espiritualmente, haciéndonos amigas poco a poco de la tentación y del pecado, en vez de huir de él y matarlo. Cuando las mujeres te escuchan describir tu propia necesidad continua de Jesús y que estás desesperada por el evangelio de la gracia diariamente, sirve para despertarlas.

Las maestras cultivan una transparencia sana entre sus comunidades al modelar la vulnerabilidad porque están motivadas para advertir a las mujeres sobre la realidad del pecado.

  1. La transparencia motivada por Cristo puede atraer a las mujeres hacia Jesús.

¿Cuántas de nosotras hemos sido atraídas al misericordioso amor de Dios a través de la confesión de David en el Salmo 51? ¿Quién más ha sido fortalecida y motivada a perseverar a través de la honestidad de Pablo acerca del sufrimiento y la lucha personal? Él permitió que los corintios supieran que había estado afligido y agobiado (2 Cor. 1:1-10), y que tenía una espina en la carne para mantenerse humilde (2 Cor. 12:7).

Observa que lo que se desprende de la lectura de los testimonios vulnerables de Pablo no son los detalles de sus aflicciones, ni la de los Corintios. Su propósito era señalarles a nuestro gran Dios, el Padre de misericordia y compasión, y a Su Hijo Jesús. 

¿Deberías animar a tus maestras de grupo a compartir sus vidas de esta manera? ¿A revelar honestamente áreas de sufrimiento y dolor de tal manera que señalemos más allá de nosotras mismas hacia Cristo? ¿Ser vulnerable de tal manera que simultáneamente eleve y normalice nuestro llamado a identificarnos con Cristo en Su sufrimiento? ¡Sí! Las mujeres serán atraídas hacia el Señor como el Salvador que entiende y no se escandaliza por nuestras luchas cuando consistentemente demostramos el valor de ser honestas acerca de nuestras vidas. ¡La transparencia motivada por Cristo permite a las mujeres vernos como personas reales, y al mismo tiempo, les permite ver más allá de nosotras mismas, a Aquel que redime, sana, transforma y da esperanza!

Sólo para esta vida

Pablo famosamente describió la vida cristiana como un vaso de barro agrietado y poco impresionante hecho glorioso por el tesoro que contiene. Mientras vivimos ahora, humildemente sacamos a la luz nuestras grietas, debilidades y luchas. El objetivo, hermanas, es señalar al Tesoro interior que un día hará que todas las cosas sean nuevas y conocidas. 

«Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vida en cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas». (2 Corintios 4:16-18)

Nos preparamos para la eternidad advirtiendo y apuntando a las mujeres hacia el valor de confiar nuestro dolor a Dios y a apartarnos del pecado. ¡Las comunidades que son Cristocéntricas, transparentemente motivadas por Cristo, señalan hacia la eternidad a la vez que confiesan y celebran a través de sus aflicciones que esta vida es temporal y la vida verdadera está por venir!

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