Pasos para retirarse del ministerio

«Querido Dios, ¿podrías reconfirmar mi llamado en este rol del ministerio de mujeres o traer una oportunidad en un ministerio diferente?».

Era una oración atrevida y, algunos dirían, presuntuosa. Pero, gracias a Dios, Él ya había empezado a responder a mi oración antes de que yo la hiciera. Y estaba a punto de sorprenderme con la maravillosa bondad de Su amor y la verdad de que nos protege por dentro y por fuera (Salmo 139:5).

Un cansancio en aumento

Durante varios meses sentí que me estaba cansando de mi función en la iglesia como directora del Ministerio de Mujeres y que Dios podría estar despertando algo nuevo en mí. Amaba mi vocación en la iglesia y había servido allí fielmente durante diez años, pero estaba luchando y me preguntaba si podría ser el momento de pasar el ministerio a otra hermana.

El día después de pedirle a Dios que reconfirmara mi llamado o abriera otra puerta, almorcé con una amiga cercana y escritora. Aparentemente de la nada, me dijo que su editor la había llamado para informarle que me estaba considerando para un puesto en el departamento de la línea de recursos de discipulado para mujeres. Era el tipo de trabajo con el que había soñado décadas atrás cuando acababa de salir de la universidad. Sabía que Dios estaba orquestando algo. Al tiempo me uní a Moody Publishers, con sede en Chicago, trabajando a distancia desde Colorado. Y me encantaba esta nueva vocación ministerial en mi vida.

Pero también sé que si este cambio no hubiese sido el mejor plan de Dios para mí en esa época de la vida, me sentiría miserable, aunque la puerta se abriera de par en par. Por eso es tan importante discernir. Si te encuentras en una temporada de agotamiento o luchando por permanecer en tu actual rol ministerial, te animo a buscar en Su corazón y Su voz por encima de todas las demás.

Aquí encontrarás algunas formas prácticas de discernir tus próximos pasos.

Cuatro maneras de discernir tus próximos pasos

  1. Busca el corazón de Dios a través de la oración y de Su Palabra.

Dios no siempre responde a nuestras oraciones de forma tan rápida, pero si persiste una inquietud constante en tu rol en el ministerio, compromete tu corazón con Él en una temporada de oración, quizás incluso de ayuno, y pídele a nuestro fiel Dios que te haga conocer Sus planes.

Recuerdo otra época, mientras dirigía un ministerio hace años, en la que me preguntaba si debía seguir en ese rol. Supuse que mi inquietud y descontento significaban que Dios me iba a llevar a otra parte. Pero después de buscarlo a través de la oración y Su Palabra, Él me confirmó que no debía ir a ninguna parte. En cambio, me mostró que había estado tratando de dirigir en mi propia carne y fuerza, y que estaba lidiando con el agotamiento. Me di cuenta de que necesitaba recalibrar el rumbo y apoyarme más en Dios para que me guiara y me diera fuerza.

  1. Pídele a los demás que oren por ti.

Mientras buscaba la guía de Dios, también le pedí a mi esposo y a algunos líderes de confianza que oraran por mí. Les confesé que estaba agotada y que buscaba la guía de Dios. Su fidelidad en la oración me ayudó a saber que no estaba sola, y pronto sentí un nuevo llamado en mi vida para permanecer en ese rol en el ministerio hasta que nuestra familia se mudó unos años más tarde. Hice lo mismo con mi más reciente temporada de transición, y mi familia y amigos celebraron conmigo cuando Dios abrió una nueva puerta en la editorial cristiana.

  1. Haz de tu familia tu prioridad.

Tener un llamado en el ministerio puede ser tan emocionante y vivificante que es fácil dejar que ese llamado tome precedencia sobre otros roles en nuestras vidas. Cualquiera que haya servido en una iglesia o en otro ministerio sabe que incluso si dices que solo estás trabajando a tiempo parcial, puede convertirse rápidamente en una semana de trabajo de cuarenta a cincuenta horas. Yo caí en ese ciclo mientras trabajaba medio tiempo en mi iglesia en Michigan, donde me convertí en una madre muy distraída con mis hijas, quienes estaban en la escuela primaria en ese momento.

Recuerdo una vez que intentaba ayudar a mi hija de ocho años con sus versículos de último minuto antes de que tuviéramos que volver corriendo a la iglesia una vez más para que yo enseñara un estudio bíblico para mujeres. Le rogué a Kelly que se aprendiera los versículos rápidamente. Impaciente e irritable, le levanté la voz: «Kelly, repite conmigo: Sean amables unos con otros, sean de buen corazón…». Y sí, no se me escapó la ironía de levantarle la voz a mi hija mientras le enseñaba un versículo sobre la bondad.

Pregúntale a la mayoría de los que han crecido como hijos de pastor, hijos de misionero o hijos de la directora del ministerio de mujeres, y la mayoría te dirá que a menudo sentían que las personas en los ministerios de sus padres eran más importantes que ellos. Ahora, no quiero culpar a nadie, pero deseo compartir una nota de advertencia de que si tu ministerio te distrae de instruir a tus hijos, entonces es tiempo de considerar retirarse por una temporada.

  1. Tómate un «tiempo de espera».

De acuerdo, sé que no es algo muy real, pero suena bien, ¿verdad? Tomarse un tiempo de espera de tu ocupado ministerio puede salvarte la vida y salvar el ministerio. Incluso un solo día de descanso puede marcar la diferencia. «Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco» (Mr. 6:31). 

Querida maestra del ministerio de mujeres, si estás en una temporada de inquietud o incluso de confusión acerca de tu llamado en el ministerio, por favor recuerda que nuestro Dios no es un Dios de confusión. Que Su voz sea la más fuerte en ti. Él puede mostrarte Su mejor plan a través de Su Palabra, la oración, el ayuno y el consejo de amigos o familiares sabios. Él ha hecho eso por mí a través de mi propio viaje en el ministerio durante décadas, y Él será fiel para guiarte a ti también.

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Sobre el autor

Judy Dunagan

Judy Dunagan sirvió como líder de ministerio de mujeres por veinte años antes de unirse a Moody Publishers en el año 2014 como editora de adquisiciones, supervisando la línea de libros para mujeres y recursos de discipulado. Una mujer que … leer más …


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