María y Elisabet: dos mujeres verdaderas

Navidad es una época ocupada para la mayoría de nosotras, es tiempo de hacer compras para regalos especiales, preparar comidas deliciosas y decorar nuestras casas, todo mientras celebramos el nacimiento de Cristo. Pero en medio del ajetreo, también quiero detenerme y reflexionar más profundamente sobre la historia de Navidad. Y este año Dios me ha traído a la mente a dos mujeres quienes desempeñaron un papel importante, dos mujeres que son verdaderos ejemplos de la feminidad bíblica. Sus nombres son María y Elisabet.

Seguramente has pensado en sus historias anteriormente, así como yo lo he hecho, pero creo que vale la pena examinar sus ejemplos aun si los hemos estudiado una y otra vez.

María

No me imagino estar sentada en casa, seguramente haciendo las tareas de diario y soñando acerca de la boda, y luego que un ángel del Señor se apareciera de repente. No estoy segura de cuál sería mi reacción, pero no creo que hubiera sido igual que la de María. Lucas 1:29 nos dice que «Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería este». ¿Se turbó mucho por estas palabras? ¡Creo que yo hubiera estado más sacudida por su repentina aparición!

Después que Gabriel le dijo que daría a luz al hijo de Dios y le explicó cómo sucedería, María respondió entregando su vida al control de Dios: «Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (Lucas 1:38).

María no mencionó lo inconveniente que sería este embarazo no planeado en cuanto a sus planes de boda. Ella no le protestó a Gabriel que siendo una mujer no casada y embarazada, bajo la ley judía pudiera ser apedreada. Ella tomó lo que el ángel le dijo y lo aceptó. Se puso a la disposición de Dios.

No sea mi voluntad, es lo que básicamente dijo María, sino la tuya.

Las cosas no pudieron haber sido fáciles para María. Las Escrituras no nos dan ninguna indicación en cuanto a sus padres y sus reacciones de lo que estaba pasando.

Qué bendición fue cuando Gabriel le dijo a María que su prima Elisabet también iba a tener un bebé en circunstancias aparentemente imposibles. Vemos en Lucas 1:39 que María se apresuró a ver a Elisabet. ¿Quién mejor para ayudar a María no solo a contemplar lo que Dios estaba haciendo en su vida, sino también a compartir la alegría y el asombro de este niño que iba a ser el Mesías del mundo? 

Elisabet

Elisabet concibió a Juan en su avanzada edad. Anterior a esto, ella era estéril. Imagina lo difícil que eso sería en una cultura en donde una mujer estéril era considerada desgraciada y maldecida por Dios.

Estoy segura de que Elisabet se sentía sola. Sola sin hijos o nietos a quien cuidar. Sola en su comunidad, rodeada por otras mujeres que dieron a luz hijo tras hijo mientras su propio hijo nunca llegaba. ¿Cómo respondió Elisabet ante todo esto? La Biblia no nos dice. Pero vemos su respuesta cuando se enteró de que estaba embarazada.

«Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres» (Lucas 1:25).

Elisabet escogió alabar a Dios. Ella pudo haber lamentado su pasado, de cómo había demorado tanto Dios en darle un hijo. O pudo haber escogido pensar lo que se iba a perder al tener un hijo tan tarde en su vida—no sabemos cuánto tiempo vivió después de que Juan nació.

En cambio, Elisabet escogió alabar a Dios por el favor que le había otorgado. Ella reconoció que este era Su plan para ella y se regocijó en eso. Y ella comprendió que había sido bendecida al cargar en su vientre al precursor para el Mesías. ¡Qué verdadero honor!

Cuando María llegó, Elisabet sintió al bebé saltar en su vientre y fue «llena del Espíritu Santo» (Lucas 1:41). Me imagino que sus cinco meses de reclusión y tiempo para reflexionar en esta bendición de Dios la ayudó a prepararla para reconocer al Mesías que se encontraba en el vientre de María. Después de todo, ¿a quién le iba a hablar? ¿A Zacarías, quien había sido enmudecido por el ángel Gabriel? Estoy segura de que la visita de María fue bienvenida.

Tanto María como Elisabet escogieron responder a la obra de Dios en sus vidas con gozo y aceptación. Rindieron sus planes, sus propios deseos y se entregaron a la voluntad de Dios.

¿Qué te impresiona más del ejemplo de María y Elisabet? ¿En cuáles otras mujeres verdaderas de Dios piensas durante la época de Navidad?

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Sobre el autor

Mindy Kroesche

Mindy y su esposo Jon, tienen su casa en el corazón de Lincoln, Nebraska. Ellos han sido bendecidos con un hijo y una hija los cuales les recuerdan diariamente la bondad y gracia de Dios. Mindy es una ama de … leer más …


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