Luz en las tinieblas

Las frases entrecortadas llegaban en gemidos interrumpidos por llantos llenos de dolor. La tristeza de mi hija, transmitida a seiscientas millas de distancia, me comunicaba una pérdida familiar. «El médico cree... que el bebé probablemente murió a las seis semanas».

Rachel empezó el embarazo con mucha ilusión. Entusiasmada, hace once semanas me llamó por teléfono unos instantes después de leer su prueba de embarazo casera. Su anhelo más profundo era tener hijos, y este sería el primero.

El aborto espontáneo se produjo de madrugada, al día siguiente de la visita al médico. Un útero vació su tesoro demasiado pronto, mi hija se adentró en un dolor más profundo del que jamás había conocido. Las preguntas llenan los espacios vacíos, pero mi corazón vuelve a lo conocido cuando se enfrenta a preguntas que no tienen respuestas fáciles:

«Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre Sus hombros. Y se llamará Su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz». -Isaías 9:6

No somos las primeras madres e hijas que caminan a tientas por las tinieblas de la angustia, que tantean el camino en la oscuridad. El pueblo de la época de Isaías estaba cautivo, viviendo bajo la sombra de la muerte. Parecía que el rostro del Señor estaba oculto, pero cuando se pronunció la profecía mesiánica, se convirtió en la promesa de luz para los que estaban en la noche más oscura. El niño anunciado disiparía sus tinieblas, porque Él es la luz del mundo.

En mis momentos más oscuros, Su nombre se forma en mis labios y la oscuridad huye. Él es mi maravilloso Consejero; cuando no hay respuestas fáciles, confío en que Él sabe más y en que todo lo que hace es bueno y correcto. Él es mi Dios poderoso y puedo confiar en Él para que cargue con mi dolor porque Él es el Padre Eterno, Él ha ido delante de mí para saber lo que cada momento me depara. Así que nunca entro en territorio desconocido, y nunca estoy sola. Como Príncipe de la Paz, el Santo Niño fue aclamado por los ángeles como el regalo de la paz, y Él es mi provisión de paz.

La oscuridad, la angustia, la pérdida, la tristeza y el dolor son acompañantes comunes en un mundo caído. Los sueños rotos y los vientres estériles nos piden que volvamos a estas verdades sólidas como punto de referencia. Y éstas son las verdades que transmitimos a la siguiente generación cuando el suelo firme empieza a desmoronarse. Centrarnos en el carácter de Cristo se convierte en la estrella polar que nos devuelve a los cimientos fijos e inamovibles.

Te animo a que hoy dediques un tiempo a reflexionar sobre este Niño que nació y volverá para reinar. ¿Cómo te ha ayudado Él últimamente a iluminar las tinieblas?

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Sobre el autor

Kimberly Wagner

La pasión de Kimberly Wagner es Cristo, y ella desea encender la búsqueda de la gloria de Dios por parte de las mujeres. Es autora de, y es una invitada frecuente al programa de radio de Revive Our Hearts, así … leer más …


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