Mientras nuestra familia permanece en confinamiento desde hace un mes, una ola de emociones me atrapó desprevenida y me hizo preguntarme ¿realmente está todo bien? Por un instante me encuentro limpiando la casa o leyendo un libro o hablando con mi esposo sintiéndome bien y, minutos más tarde, me encuentro llorando y sollozando de tristeza en el sofá sintiéndome de muchas maneras, excepto «bien».
Aun así, llorar se siente bien. Es purificante. Sin embargo, algo me detiene y no puedo evitar pensar: ¿Será correcto sentirse así? ¿Es de cristianos?
Sé que no soy la única. Muchos cristianos, incluso esposas de líderes y pastores, piensan que de todas las personas somos los que menos deberíamos de tener luchas o sentimientos (o por lo menos, no deberíamos sentir cierto tipo de cosas).
Considero que existen algunas razones para esto. A continuación, te comparto tres razones equivocadas por las que muchos cristianos piensan que los sentimientos y la fe son dos caminos que no se deben cruzar.
¿Sentimientos «cristianos»?
- La debilidad (y la expresión de esa debilidad) va en contra de nuestra naturaleza pecaminosa. Aquellos arrogantes «pequeños yo» en nosotros quieren ser auto suficientes, poderosos y estar en control, así que naturalmente nos resistimos a cualquier cosa que nos desafía y nos hace parecer débiles, exponiéndonos a una gran verdad: no somos Dios.
- La psicología del occidente ha sobrevaluado y enfatizando los sentimientos y las expresiones humanas convirtiéndolos en reyes; es por eso que a los cristianos les parece correcto y bíblico resistirse a esta corriente cultural. Sin embargo, debemos saber que nuestros sentimientos no reinan, Cristo reina; y Él nos da la fortaleza y la sabiduría para guiar nuestros sentimientos por fe. Aun así, en nuestra buena intención de resistir el señorio de aquellos sentimientos, tendemos a inclinarnos demasiado a la dirección opuesta.
- Nuestra molestia con las emociones revelan un entendimiento incorrecto de quien es Dios. A medida que aprendemos acerca de nuestro Padre a través de su Hijo y por su Espíritu, aprendemos a acercarnos más abiertamente, honestamente y sí, emocionalmente a Él. Para muchas de nosotras una fe que carece de sentimientos, o que batalla para expresarlos, es por lo general una fe que no conoce a Dios como realmente es.
Siente por fe
Amigas, sentir es realmente de cristianos. Tener fe no significa que tenemos todas las respuestas ni, por supuesto, que confiamos en Dios; pues confiamos en Él incluso cuando no tenemos todas las respuestas. Màs bien, significa que sentimos mientras confiamos en este Dios digno de confianza que nos ha dado acceso a sí mismo a través de su Hijo, que puede manejar cualquier cosa y todo lo que estamos procesando, y que es capaz de usarlo para nuestro bien y para su gloria, hasta que nuestra fe se convierte en todo lo que veamos.
No te vayas, pues en la parte 2 de este artículo encontrarás tres perspectivas (opuestas a las de arriba) que te animarán a sentir de una manera bíblica.
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