Lo que necesitan las maestras del ministerio agotadas

«La maravilla de nuestro Dios una vez me dejó sin aliento, y ahora temo quedarme sin aliento sirviéndole».

Esas crudas palabras se escucharon entre una multitud en silencio de cientos de líderes en una conferencia hace unos años. Uno de los mejores autores y pastores admitía que había perdido la pasión por su Cristo mientras le servía. Yo estaba entre la multitud y lágrimas llenaban mis ojos porque también era mi historia.

Por años había estado sirviendo como directora del ministerio de mujeres en nuestra iglesia, me ocupaba enseñando estudios de la Biblia, planeando conferencias, y animando a otras mujeres a que pusieran su fe en Jesús.

Pero en medio de todas estas tareas agotadoras, había perdido el asombro.

El asombro de conocerlo.

El asombro de la oración.

El asombro de Su Palabra hablando directamente a mi propia vida y corazón.

¡Cuánto me apasionaba la oración, pero no el orar; enseñar la Biblia, pero sin pasar tiempo a solas con Él y Su Palabra! Estaba discipulando a otras mujeres, mentoreando madres jóvenes y «haciendo» ministerio; pero ese era el problema, el «hacerlo» por Él había reemplazado el «estar» con Él.

Confrontada con esta verdad en la conferencia de líderes, clamé audiblemente mientras conducía a casa sola en mi auto: «Jesús, ¡te extraño! Estoy tan ocupada sirviendo, pero no sé si realmente te conozco. Trae desespero a mi vida por conocerte. ¡Quiero tener sed de ti y de tu Palabra otra vez!

Recordando el Quién detrás del Por qué

El salmista David hace un clamor similar. En el Salmo 42 hay un versículo que he escrito en la parte de adelante de mi Biblia como un recordatorio:

«Mi alma tiene sed del Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?» (v. 2).

Estoy convencida que uno de los ataques más sutiles contra las maestras en un ministerio es distraernos con la tiranía de lo urgente, mantenernos ocupadas haciendo buenas cosas para Él y otros, que ni siquiera nos damos cuenta que nuestros propios corazones se han alejado de Él.

Justo esta mañana hablé por teléfono con una maestra del ministerio que dejó una posición en el ministerio muy estresante que estaba consumiendo todo su tiempo, dejándole muy poco tiempo para su familia y para Dios. Ella me dijo: «Sentía que estaba con Jesús todo el tiempo, pero realmente no lo conocía».

En «Screwtape Letters» (Cartas del diablo a su sobrino) una novela apologética escrita por C.S. Lewis, el demonio Screwtape le escribe cartas a su sobrino y secuaz, Wormwood:

«Una vez que has hecho del mundo un fin, y de la fe un medio, casi has ganado a tu hombre, y poco importa qué clase de fin mundano persiga. Siempre que las reuniones, los panfletos, las reglas, los movimientos, las causas y las cruzadas le importen más que las oraciones, los mandamientos y la caridad, ya es nuestro, y cuanto más "religioso" (en esos términos), tanto más seguro. Podría mostrarte una bonita jaula aquí abajo».

Mi oración para nosotras como mujeres en el ministerio es que guardemos nuestro corazón (y calendarios) para no olvidar el Quién está detrás del por qué de nuestro llamado al ministerio. Como el salmista, que el clamor diario de nuestro corazón sea: «¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?»; y no con un sentido de un deber para marcar cosas de nuestra lista, sino de un amor profundo por Él que permanece.

Jesús entiende

Nuestro Señor Jesús modeló cómo tener ese tiempo sagrado a solas con Su Padre Dios, aun en Su tiempo ocupado en el ministerio. En Lucas 5:16 vemos que «con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba». Y nuevamente, en Lucas 6:12, vemos que Jesús «se fue al monte a orar», es como si Él también tuviera esa desesperación de pasar tiempo con Su Padre.

Pero nuestro Salvador también se relaciona con las necesidades de otros que nos alejan. Marcos 1:35 nos dice: «Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba». Luego, en los dos versículos siguientes vemos que «Simón y sus compañeros salieron a buscar a Jesús. Lo encontraron y le dijeron: “Todos te buscan”».

¿Te puedes identificar con esa carga como una maestra del ministerio ocupada? ¿Frecuentemente sientes que «todos te buscan» y no es algo práctico, ni siquiera posible, pasar tiempo con Él? ¿Agradeces que el Salvador entiende esa carga?

Ven y descansa un tiempo 

Después de la conferencia que les mencioné al principio, busqué a mi mentora y compañera de oración y le pedí ideas de cómo revivir ese amor por la Palabra de Dios y cómo tener tiempo con Él. En su forma práctica y directa me dijo: «Judy, ¡debes agendar un tiempo en tu calendario! Ese tiempo que no se negocia con Él tiene que ser lo primero en tu lista de prioridades».

Me llevó a Marcos 6:31 donde Jesús quería proteger a sus discípulos de la tiranía de la urgencia apoderándose de sus días:

«Y Él les dijo: “Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco.” Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer».

¡Qué invitación!

Vengan a mí… A un lugar en silencio… ¡Y descansen!

¡Sí, por favor!

Mi mentora me animó a encontrar un día en mi calendario para poner VDT (Ven y Descansa un Tiempo) en un día. Ella quería saber la fecha para que pudiera estar orando por mi tiempo con Dios ese día y quería que rindiera cuentas de que realmente lo hice.

Y así lo hice. Mi corazón para Él y para mi ministerio no volvió a ser igual. Dios usó ese primer día de VDT para llevarme a Él y encender un amor fresco por Su Palabra. Empecé a anhelar mi tiempo devocional con Él temprano en la mañana en vez de sentirme culpable de que no había tenido tiempo en mi día ocupado.

¿Qué hay de ti? En este momento puede que seas una de las mujeres más ocupadas con el lanzamiento de un nuevo ministerio en tu iglesia. Te animo a que tomes uno o dos días de VDT esta semana. Haz que sea una fecha que no puedas negociar con otras distracciones que te alejen de eso. Pídele a Dios que ponga en tu corazón un anhelo de Su Palabra cada día más. Rinde cuentas a una mentora o compañera de ministerio, sabiendo que estarán orando por ti ese día.

Te prometo que nuestro Dios que es fiel y paciente estará ahí esperándote.

Tomado de una publicación en womensministry.net.


 

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Sobre el autor

Judy Dunagan

Judy Dunagan sirvió como líder de ministerio de mujeres por veinte años antes de unirse a Moody Publishers en el año 2014 como editora de adquisiciones, supervisando la línea de libros para mujeres y recursos de discipulado. Una mujer que … leer más …


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