La oración es la llave para un ministerio que busca someterse a Dios

Escrito por Crickett Keeth

Cuando acepté el puesto de directora del ministerio de mujeres en la Primera Iglesia Evangélica de Memphis, estaba emocionada y muerta de miedo al mismo tiempo. Aunque había servido durante diez años en el equipo y acababa de graduarme en el Seminario Teológico de Dallas (DTS), tenía miedos: miedo al fracaso, miedo a ser inadecuada, miedo al rechazo. «¿Y si no puedo hacer el trabajo? ¿Y si no les gusto? Dios, ¡no sé lo que estoy haciendo!».

Aun así confiaba en que Dios quería que dijera «sí» a esa responsabilidad.

Le envié un correo electrónico al director de ex alumnos del Seminario Teológico de Dallas para decirle que había aceptado el trabajo y le conté cómo me sentía. Su respuesta influyó en mi vida hasta el día de hoy.

«Crickett, ese es un gran lugar para estar - muy asustada - porque eso te mantendrá de rodillas los primeros años de tu ministerio. Y si eres sabia, permanecerás en esa posición de rodillas en oración por el resto de tu vida».

Nunca he olvidado sus palabras.

Debido a esa sensación de incapacidad y miedo al fracaso, empezaba cada mañana de rodillas, pidiendo a Dios sabiduría y guía para el ministerio que me había confiado. Sabía que no podía dirigirlo con mis propios esfuerzos y fuerzas; necesitaba que Él obrará a través de mí. Eso me ha mantenido de rodillas en oración, no solo los primeros años, sino cada año desde que dije «sí» a este ministerio.

La oración es la clave para un ministerio que busca someterse a la voluntad de Dios

El éxito puede parecer diferente a nuestros ojos de la visión que Dios tiene del éxito. Podemos planificar, elaborar estrategias y organizar grandes eventos. Pero sin oración, son solo nuestros planes, no los de Dios. Cuando llevamos nuestro ministerio en oración, vemos a Dios obrar de maneras que solo Él puede hacerlo.

¿Cómo usa Dios la oración para impactar nuestras vidas y ministerios? He aquí cinco maneras en las que he visto a Dios obrar a través de la oración.

1. La oración nos alinea con los planes de Dios.

Siempre le pregunto a Dios: «¿Qué quieres que ocurra a través de este ministerio? ¿Cómo quieres que lo dirija? ¿Qué dirección debemos tomar? ¿Qué podemos hacer para impulsar a las mujeres a una relación más profunda contigo?». Dios nos guía mientras oramos, Él alinea nuestros corazones para pedir que se haga Su voluntad, no la nuestra.

Cuando dejamos de buscar a Dios en oración, hacemos nuestros propios planes en lugar de seguir Su plan.

2. La oración nos mantiene dependientes de Dios.

Nuestra autosuficiencia nos impide mirar hacia Él. Cuando oramos, estamos reconociendo que le necesitamos y que no podemos hacerlo solas. No importa cuántos años hemos estado en una posición, todavía tenemos que buscarlo en lugar de confiar en nuestras propias habilidades y fuerzas. Cuando la gente me pregunta cómo pueden orar por mí, siempre les digo: «Ora para que siga dependiendo de Él».

Cuando dejamos de buscar a Dios en oración, creemos que somos autosuficientes y que ya no necesitamos la ayuda de Dios.

3. La oración profundiza nuestra relación con Él.

Cuando pasamos tiempo en oración, nos alejamos del ajetreo de la vida que nos rodea y disfrutamos de estar a solas en su presencia, desahogando nuestros corazones y escuchándole a través de su Palabra. Cuanto más tiempo pasamos en oración, más llegamos a conocer a Aquel a quien oramos. Nuestra intimidad con Él se profundiza a través de la oración.

Cuando dejamos de buscar a Dios en la oración, nuestra relación con Él se distanciá.

4. La oración nos fortalece en tiempos difíciles.

Tendremos desafíos en el ministerio. Ha habido momentos en los que he querido renunciar, y tengo amigos que han dejado sus posiciones en el ministerio debido a los desafíos que enfrentaron. Queremos complacer a la gente a la que ministramos, pero no podemos complacer a todos. Por cada persona satisfecha con una decisión que tomamos, desagradamos a alguien más, solo hay una persona a la que debemos complacer: el Señor Jesucristo. Si hemos seguido Su dirección en las decisiones que hemos tomado, podemos tener paz, sabiendo que lo hemos complacido.

Cuando dejamos de buscar a Dios en oración, podemos sentirnos abrumadas y desanimadas en los momentos difíciles.

5. La oración nos permite participar en la obra de Dios.

Dios es soberano y tiene un plan perfecto. La gente me ha preguntado: «¿Pueden mis oraciones cambiar la voluntad o el plan de Dios? Si no, ¿por qué orar?». No, nuestras oraciones no pueden cambiar la voluntad de Dios porque Dios es soberano. Él tiene un plan perfecto y sabe cómo llevarlo a cabo, pero Dios puede usar nuestras oraciones para cambiar las circunstancias y realizar Su obra. Él nos da el privilegio de ser parte de Su plan a través de nuestras oraciones.

La noche en que Judas traicionó a Jesús, Él fue al huerto de Getsemaní a orar: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras» (Mt. 26:39).

Sus oraciones no cambiaron el plan de Dios, pero mientras Jesús oraba se rindió a la voluntad de Dios y estaba dispuesto a ser usado por el Padre para llevar a cabo Su plan perfecto. Ese es un gran ejemplo de cómo debemos orar.

Cuando dejamos de buscar a Dios en la oración, perdemos la oportunidad de formar parte de la obra de Dios.

Todos tenemos formas de incorporar la oración a nuestros ministerios. He aquí algunas sugerencias:

  • Tómate un día con tu equipo de maestras para orar y planificar. Mi equipo hace esto cuando estamos listas para planear la programación del próximo año, para nosotras comienza en agosto. Comenzamos por la mañana con un breve tiempo de adoración juntas, y luego nos extendemos por un par de horas para pasar tiempo con Dios en oración. Les proporciono una guía para que la utilicen durante ese tiempo. Después del almuerzo, planificamos y trazamos estrategias sobre cómo Dios quiere que avancemos con el ministerio como resultado de nuestro tiempo a solas en oración con Él.
  • Haz una caminata de oración alrededor del lugar en el que tendrás algún evento o enseñarás. A veces camino alrededor del salón donde enseño, y oro en cada mesa o silla en las que las mujeres estarán sentadas. Para nuestro evento de Navidad, rodeé la sala con algunas de mis maestras, orando para que el Espíritu de Dios obrara esa noche a través del predicador.
  • Ora por cada nombre que se inscriba en un evento o estudio bíblico, pidiendo a Dios que actúe en sus vidas.

La oración es la llave para un ministerio que busca someterse a Dios. Permanezcamos de rodillas mientras dirigimos los ministerios que Dios nos ha confiado.

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