En el ministerio de mujeres hacemos muchas preguntas. Cuando nos reunimos con los equipos o comités para discutir y planificar el próximo semestre o año, nos hacemos preguntas entre nosotras para tomar las decisiones correctas acerca del ministerio. Y todas son importantes y necesarias.
Preguntamos, «¿Quién?»: ¿Quién debe dirigir el estudio este semestre? ¿Quién debe venir como charlista a nuestro retiro? ¿Quién quiere servir como voluntaria para dirigir este evento?
Preguntamos, «¿Cómo?»: ¿Cómo logramos que más mujeres se involucren en los estudios bíblicos? ¿Cómo animamos a las mujeres solteras en nuestra iglesia? ¿Cómo manejamos los asuntos del ministerio con un presupuesto tan pequeño?
Preguntamos, «¿Dónde?»: ¿Dónde tendremos el retiro del próximo año? ¿Dónde irán los niños durante el estudio bíblico? ¿Dónde compraremos los regalos para el sorteo del banquete anual?
Preguntamos, «¿Qué?»: ¿Cuál estudio bíblico debemos hacer este semestre? ¿Qué atraerá a más mujeres a participar? ¿Qué debemos ofrecer a las madres jóvenes?
Ciertamente nos hacemos muchas preguntas. Pero alguna vez nos preguntamos «¿por qué?» «¿Por qué hacemos las cosas en el ministerio de mujeres?»
La pregunta más importante
De todas las preguntas que nos hacemos, «por qué» es probablemente la más importante. Nos lleva al corazón del asunto – a la base o marco sobre el cual todo lo demás debe construirse. Cualquier otra pregunta depende de ésta. Si no nos hacemos esta pregunta, todas las demás pierden sentido.
“Por qué” le da sentido al ministerio. Señala a nuestra misión y propósito. Moldea todo lo que hacemos. Cada actividad, evento o reunión debe ser el resultado de la respuesta a esta pregunta. Si no sabemos por qué hacemos algo, entonces las actividades pierden su valor.
¿Conoces la respuesta a estas preguntas «por qué»?
- ¿Por qué tu iglesia tiene un ministerio de mujeres?
- ¿Por qué hacen los eventos que llevan a cabo?
- ¿Por qué estudian determinados libros de la Biblia o usan ciertos materiales de estudio?
- ¿Por qué tienen algunos grupos y oportunidades ministeriales?
- ¿Por qué se reúnen en ciertas fechas?
- ¿Por qué su ministerio está estructurado de una manera específica?
- ¿Por qué las mujeres asisten a sus eventos, estudios y otras actividades?
Descubre el propósito de tu ministerio
Cualquier ministerio en la iglesia, incluyendo el ministerio de mujeres, debe ajustarse a la misión general de la iglesia. Es importante que las mujeres que lideran el ministerio conozcan la misión de la iglesia y cómo el ministerio de mujeres ayuda a desarrollar esa misión. Porque al final el ministerio de mujeres tiene que ver con discipulado, es necesario saber cómo puede ajustarse a la misión de discipulado de la iglesia.
El equipo del ministerio de mujeres necesita conocer la visión y metas que el liderazgo de la iglesia tiene para las mujeres, particularmente para su crecimiento en la fe y buscar llenar esa misión a través de ofertas de discipulado. También necesitan conocer cuál es el propósito de ese aprendizaje. ¿Persigue discipular a otras? ¿evangelizar en la comunidad? O, ¿alguna otra razón? Esto significa que el equipo del ministerio de mujeres no puede trabajar como un ministerio aislado, deben trabajar con el liderazgo de la iglesia.
El ministerio de mujeres necesita tener su propia misión también, una que revele cómo encaja dicho ministerio en la misión general de la iglesia. Esa declaración de misión resume el «por qué» del ministerio. Le provee el marco a partir del cual el ministerio determinará cuáles eventos planificar, cuáles estudios bíblicos conducir, y cuáles serán las ofertas a las mujeres de la iglesia. Cada idea, evento y actividad se filtra a través de esa misión. Por ejemplo, si el propósito de un ministerio de mujeres en particular es discipular a las mujeres para vivir el Evangelio de acuerdo con su diseño divino como mujeres, dondequiera que Dios las coloque, entonces todos estos eventos, actividades, oportunidades ministeriales y estudios deberían lograr ese propósito.
En la base de toda declaración de misión ministerial se encuentra nuestro llamado supremo de glorificar a Dios (1ª Co. 10:31). Éste es el «por qué» que debemos incluir en cada plan, misión y propósito. No planificamos eventos simplemente para atraer grandes multitudes. No usamos un libro de estudio de la Biblia en particular simplemente porque sea el más popular. No hacemos ciertas actividades porque siempre las hayamos hecho. Ni tampoco dejamos de hacer otras porque eso sea lo que todo el mundo espera. Por el contrario, todo lo hacemos para la gloria, honor y alabanza del Señor. Al final, ésa es la vara de medir que debemos usar ante cada plan que hagamos para nuestros ministerios.
En tu próxima reunión de planificación del ministerio de mujeres, asegúrate de hacer muchas preguntas. Pero recuerda que «por qué» debe estar entre ésas.
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Maestra Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación