Escrito por Dan Jarvis
No hay nada como promover una reunión de oración... y al llegar descubrir que ¡eres la única persona que asiste! Lamentablemente, me ha pasado más de una vez.
Por supuesto, sigue valiendo la pena orar incluso si participan dos, veinte o doscientos. Pero, ¿cómo podemos fomentar el tipo de oración de avivamiento que consideramos tan importante? ¿Cómo podemos crear un contexto en el que las madres agotadas, los profesionales ocupados, las personas mayores activas y los estudiantes puedan realmente comprometerse personalmente con Dios?
Ciertamente no hay una respuesta única a esta pregunta, y no debería haberla. En última instancia, la oración es una conversación que mantenemos con Dios porque le amamos, le buscamos y le obedecemos.
Mi experiencia ha sido que muchos creyentes no se oponen a la oración, pero no se sienten realmente eficientes mientras la hacen. Los contextos les parecen aburridos, no tienen tiempo o simplemente no saben qué decir. Así que, aquí tienes algunas ideas para poner en marcha la oración en tu iglesia o ministerio:
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Planea una reunión de oración por un tema específico antes de comenzar algo nuevo
Convocar una reunión de oración en la que se aborde un tema concreto (una necesidad de la iglesia, un problema de la comunidad, una visión, etc.) puede interesar más a la gente que solamente: «Damas, únanse a nosotras para orar todos los miércoles por la noche».
Dedica tiempo para preparar un evento especial de oración. Piensa en cómo involucrar a la gente de forma creativa, qué herramientas necesita la gente, qué tipos de culto o conversación podrían ayudar a establecer el contexto, cómo involucrar a otros líderes o voluntarios y cuáles serán los objetivos finales de la reunión de oración. Si deseas que participen madres de niños pequeños, proporciona servicios de guardería. (Busca aquí inspiración para facilitar una Reunión de Oración y Alabanza).
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Piensa en los grupos pequeños y en las clases como reuniones de oración.
Al capacitar a maestras de grupos pequeños, proporciónales ideas y herramientas que les ayuden a incorporar más oración en sus reuniones. Por ejemplo, puedes decirles: «Durante este mes, nos gustaría que nuestros grupos dedicaran unos momentos cada semana para orar por avivamiento espiritual en nuestra iglesia. ¿Estarían dispuestas a orar en su grupo?».
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Utiliza oportunidades creativas para fomentar distintos tipos de oración.
No todos los enfoques de oración implican «reuniones». Puede haber otras formas para que las personas de otros contextos puedan involucrarse en la oración.
Ideas para practicar la oración en tu grupo de mujeres:
- Planifica una oración de dieciséis horas centrada en un tema en específico, la gente participará en segmentos de diez minutos durante un día determinado.
- Durante un mes determinado, puedes pedirle a todas que pongan la alarma de su teléfono a las 7:14 cada noche, y a esa hora oren «juntas en espíritu» sobre 2 Crónicas 7:14.
- Crea un reto de oración de 30 días por WhatsApp, en el que diferentes personas voluntarias escriban una oración por el avivamiento o las misiones, y que se envíe diariamente a todos los que se inscriban en la lista.
- Inicia una temporada de oración centrada en algo específico, por ejemplo, un grupo de personas no alcanzadas con el que tu ministerio o iglesia se esté comprometiendo, y en la que ofrezcas a los miembros: libros, tarjetas de oración, mapas, listas de oración o incluso invites a personas especiales durante ese periodo de tiempo para fomentar el aprendizaje y el interés.
- En los servicios importantes de la iglesia o de la comunidad, pide a la gente que se apunte para formar un «grupo de oración» que orará antes o durante el servicio en cuestión.
- Programa una caminata de oración los sábados por todo el vecindario, que comience y termine con una convivencia, comida, etc. Distribuye listas de peticiones de oración y organiza pequeños grupos para que oren por los hogares y los negocios mientras pasean por su pueblo o ciudad.
- Ofrece una llamada telefónica de oración en la que la gente pueda llamar y orar con otros miembros de la iglesia en una noche determinada de la semana.
Hay muchas otras formas creativas de hacer que la gente ore, «incluso ayune» en grupo. Sin embargo, como maestras del ministerio, necesitamos reconocer que crear una cultura de oración requiere primero crear un contexto para que esa cultura crezca. Ese es nuestro reto.
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