Cuando se trata del servicio, mi esposo acostumbra a decir lo siguiente: «Muchos quieren cruzar el océano para hablarles del amor de Dios a otras culturas, pero no están dispuestos a cruzar el pasillo a mostrar el amor de Dios a sus hermanos.»
La realidad es que tú y yo podemos servir a Dios dentro de nuestra iglesia local.
Si hoy tienes un anhelo de servir a Dios es porque has sido rescatada y escogida por nuestro amoroso Padre. Ahora Él nos manda a darlo a conocer y anunciar sus virtudes por medio de nuestras vidas. Lo podemos ver en 1 Pedro 2:9:
«Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.»
Lo que Dios ha hecho por nosotras es lo que nos anima a querer servirle. Ahora nuestras vidas le pertenecen y sirven para darlo a conocer. Es por eso que quiero compartir contigo algunas formas prácticas en las que puedes servir en tu iglesia, pero antes déjame decirte unos puntos que debemos tener siempre presente:
- Recuerda que servimos a Dios y no al hombre. Muchas veces queremos ser aceptadas o reconocidas por el pastor, la esposa del pastor, líder del área en el que estamos sirviendo. Cuida tu corazón de servir por los motivos correctos.
- Recuerda que nuestro servicio a Dios no es lo que nos da nuestra identidad ni nuestro valor. Es muy peligroso cuando hacemos de nuestro servicio un ídolo y olvidamos por qué y para quién lo estamos haciendo. Así que no olvides que nuestra identidad y nuestro valor no se derivan de lo que hacemos para Dios.
- Recuerda que nuestro servicio en la iglesia no es para que Dios nos ame más. Su amor inagotable no depende de lo que hacemos ni de nuestra posición ya que antes de nosotras conocerle, siendo aun pecadoras, Él dio su vida por nosotras. Él ama al pastor de la iglesia igual que ama al que limpia los baños o sirve con los niños. Cada posición es importante dentro de la iglesia.
¿Puedes pensar en quién es nuestro mejor ejemplo en ser un verdadero siervo de Dios?
¡Sí, exacto! Jesús es quien nos modela una vida entregada al Padre.
Todo su caminar en la tierra fue dedicada a servir a su Padre y revelarnos más de quién es Dios por medio de su propia vida. Y es exactamente lo mismo que nos llama a hacer a nosotras. Justo cuando termina de lavar los pies de sus discípulos dice lo siguiente:
«Yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo.» Juan 13:15
Querida amiga, ¿cómo podemos ir a anunciar las virtudes de nuestro Dios a nuestra iglesia?
Es importante conocer las necesidades de tu iglesia y ver en cuales áreas puedes servir.
Y quiero animarte a no esperar a que haya vacante en el área donde más cómoda te sientas. Te sorprenderá lo que Dios puede hacer en tu vida y en tu corazón al servir en un lugar donde requiere que mueras a ti misma.
Recuerda que al hablar de la iglesia no solo hablamos del lugar o edificio, hablamos de nosotros porque nosotros somos la iglesia.
¿Sabes de alguien que pueda conocer más a Dios y experimentar más de su amor inagotable a través de tu vida?
- Quizás puedas visitar a una mujer enferma y orar por ella.
- Visitar una viuda y acompañarla a hacer algunos pendientes.
- Invitar a comer a una nueva familia de la iglesia.
- Puedes organizar una lista de comida con varias mujeres para llevarle de comer por algunos días a una mujer que acaba de dar a luz o que fue operada.
- Puedes invertir tu vida en otras mujeres que necesiten aprender de los caminos de Dios. Así como nos lo indica en Tito 2.
Amiga, no siempre el servir será fácil. Requiere humildad, tomar iniciativa, tiempo, mucha oración y estar llena de la palabra para no perder de vista para qué y para quién lo hacemos. Es un sacrificio que agrada a nuestro Padre.
«Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.» Hebreos 13:16
Así que, no tenemos que irnos muy lejos para servir a nuestro Dios. Justo en nuestra iglesia local hay muchas oportunidades para que otros conozcan más de Dios a través de nuestro servicio.
Por tanto, te animo a meditar en este versículo:
«Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.»- 1 Corintios 15:58
Muchas veces podemos pensar que para servir a Dios es necesario irnos de misioneras a África, servir en un orfanato en un pueblo que ni su nombre podemos pronunciar o darle de comer a decenas de niños de la calle. Aunque esta forma de servir a Dios es increíble y sé que Dios manda a misioneros por todas partes del mundo, no es la única forma en la que podemos servirle.
En nuestras vidas, no encontraremos nada más satisfactorio que vivir para nuestro Rey.
Preguntas de reflexión
- Entonces querida amiga, ya que has sido rescatada, escogida y amada por Dios ¿puedes identificar áreas o personas de tu iglesia que puedas servir?
- ¿Ya sabes cuál es el verdadero motivo por el cual estás sirviendo?
*Te recomendamos que veas este video de Mildred y Katherine.
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