El poderoso rugido de la oración

Últimamente he escuchado de muchas mujeres que se sienten abrumadas por los ataques del enemigo en sus ministerios, matrimonios o hijos. La guerra en los lugares celestiales de la que se nos habla en Efesios 6:12 parece estar más encarnizada que nunca. Muchos creyentes se sienten derrotados (si no desesperanzados) como si el enemigo tuviera más poder que nuestro poderoso Dios.

En 1 Pedro 5:8 se nos advierte: «Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar».

Aunque el rugido del enemigo parece especialmente fuerte en estos momentos, nuestra victoria está asegurada gracias a la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Señor Jesucristo.

En su libro «Oración de guerra» (libro disponible solo en inglés, «Warfare Praying», mi padre, Mark Bubeck, escribió:

«Satanás ruge para infundirnos miedo y hacernos así más vulnerables, pero nuestro derecho adquirido es el valor para resistirle».1

Como maestras en el ministerio de mujeres, necesitamos estar conscientes del rugido del enemigo, pero más importante, necesitamos saber cómo pararnos con valor y victoria en contra de ese rugido. Una manera de hacerlo es a través del poderoso rugido de la oración.

Efesios 6:13-18 detalla la «armadura de Dios» que está a nuestra disposición a través de Cristo para mantenernos fuertes y valientes contra el enemigo. Parte de esa armadura incluye la «espada del Espíritu que es la palabra de Dios» (v. 17), junto con la oración «en todo tiempo en el Espíritu…con toda perseverancia y súplica» (v. 18).

Querida maestra del ministerio, acompáñame a tomar la espada del Espíritu, la Palabra de Dios, mientras oramos juntas esta oración de victoria, basada en las promesas del Salmo 91:1-4 y Efesios 6:10-18.

Oración de victoria

Dios Padre,

Gracias porque Tu Palabra promete que si moramos al abrigo del Altísimo, descansaremos a la sombra del Omnipotente. Tú eres nuestro refugio y fortaleza, nuestro Dios en quien confiamos. Gracias por salvarnos de la trampa del cazador y de la pestilencia mortal. Nos has cubierto con tus plumas y bajo tus alas hemos hallado refugio. Tu fidelidad es nuestro escudo y nuestro baluarte (Sal. 91:1-4).

Una «muralla» significa una barrera o muro protector. Eso es lo que Tú has comprado para nosotras, querido Señor Jesús, a través del poder de Tu muerte, resurrección y ascensión. Tú ya has ganado la victoria sobre el enemigo. Tú eres nuestra barrera protectora. Que podamos mantenernos firmes en esa victoria cada día mientras usamos la armadura de Dios y empuñamos las armas de la oración y la Palabra contra el enemigo.

De Efesios 6:10-18, ¡escucha nuestro clamor de victoria! Que seamos fuertes en ti, Señor Jesús, y en la fuerza de Tu poder. Por medio de la oración nos vestimos con toda la armadura de Dios, para poder hacer frente a las artimañas del diablo. Entendemos que no luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes cósmicos sobre esta oscuridad presente, contra las fuerzas espirituales del mal en los lugares celestiales. Ayúdanos a tomar toda la armadura de Dios, para que seamos capaces de resistir en el día malo, y habiendo hecho todo, permanecer firmes. Hoy decidimos ceñirnos el cinturón de la verdad y ponernos la coraza de la justicia. También nos ponemos como zapatos para nuestros pies la disposición dada por el evangelio de la paz. Gracias porque Tú eres nuestra paz, Señor Jesús.

En toda circunstancia, ayúdanos a tomar el escudo de la fe con el que podamos apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tú sabes que algunas de esas circunstancias son abrumadoras en este momento. Gracias por ser nuestro escudo de fidelidad y nuestro yelmo de salvación en medio de toda tormenta. Que podamos tomar la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, cada día mientras libramos batallas contra el enemigo y nuestra carne. Enséñanos lo que significa orar en todo momento en el Espíritu, con toda oración y súplica. Queremos ser poderosas guerreras de oración que se mantengan alerta con toda perseverancia, orando también por los demás.

Hoy elegimos escondernos bajo la sombra de Tus alas a través de la oración. Gracias por cubrirnos con la armadura de Tu verdad, justicia, paz, fidelidad y salvación. Gracias porque Tu Palabra viva es la espada que podemos empuñar, leyéndola, estudiándola y orándola cada día. Ayúdanos a no darte nunca por sentado, ni a Ti ni a Tu Palabra. Jesús, gracias por la victoria que es Tuya y porque ahora estás sentado a la diestra de Dios, intercediendo por nosotras.

En el nombre poderoso y victorioso de Jesucristo, Amén.

Tu turno de clamar

  • ¿Estás luchando regularmente en la guerra espiritual? Mientras tomas la espada del Espíritu como tu arma en la oración, lee Colosenses 2:15 1 Juan 4:4, recordando que estás firme en la victoria de Jesús.
  • Forma un equipo con otra amiga en el ministerio para luchar en oración y de rodillas por la familia y el ministerio de cada una.

1 Mark I. Bubeck, Warfare Praying: Biblical Strategies for Overcoming the Adversary (Chicago, IL: Moody Publishers, 2016).


 

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Sobre el autor

Judy Dunagan

Judy Dunagan sirvió como líder de ministerio de mujeres por veinte años antes de unirse a Moody Publishers en el año 2014 como editora de adquisiciones, supervisando la línea de libros para mujeres y recursos de discipulado. Una mujer que … leer más …


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