A medida que avanza la crisis de salud global, puede ser atractivo quitarse el sombrero de líder, guardarlo en la parte trasera de tu armario y pasar desapercibida hasta que pase la tormenta. De hecho, es una idea tentadora cuando te sientes abrumada por las necesidades tuyas y las de las personas a quienes sirves.
Varios cientos de mujeres estuvieron bajo mi cuidado durante los ataques terroristas del 11 de septiembre que encerraron a los Estados Unidos con la mordaza del miedo, pero pareciera que nada se compara con el brote del COVID-19. Los manuales del ministerio de mujeres que llenan nuestros estantes no incluyeron un capítulo sobre cómo liderar en medio de una pandemia. Sí, tienes permiso para decir: «No sé cómo liderar en este momento»; pero la verdad es que ninguna de nosotras puede liderar en este momento sin la sabiduría y la fuerza que solo Dios proporciona (Pr. 3:5–6; 1 Pe. 4:11).
Nuestro Dios compasivo
Afortunadamente, nuestro Dios de gracia nunca deja a sus siervos varados en tiempos difíciles. Su cuidado compasivo sangra en las páginas de las Escrituras para nuestro aliento, tal como alentó a Pablo, el celoso misionero, en Hechos 18:1–17.
Paul sufrió mucho más que simples golpes duros mientras avanzaba el evangelio en Europa. En Filipos, Tesalónica y Berea le dieron la bienvenida con golpes despiadados y rechazo; y cuando llegó a Corinto desde Atenas estaba débil, temeroso y temblando (1 Co. 2:3).
Sin embargo, Dios animó a Pablo cuando más lo necesitaba, y quiere hacer lo mismo por nosotras hoy. Aquí hay algunas maneras en que el Señor fortalece a sus siervas en tiempos de fatiga y temor en el ministerio.
Cuatro maneras en que Dios te fortalece para el ministerio
1. Busca personas que estén listas para asociarse contigo
La primer actividad de Pablo en Corinto fue buscar colaboradores para el reino. Dios lo condujo directamente a Aquila y Priscila, compañeros fabricantes de tiendas que llegaron a Corinto después de que el gobierno los obligó a salir de Roma. Estos nuevos amigos ofrecieron sus dones de hospitalidad y discipulado para la misión de establecer iglesias en Corinto y Éfeso. Su amistad fue una corriente de fuerza para Pablo.
- ¿A quién ha preparado Dios con una mentalidad de misión para ayudarte en un momento como este?
- ¿Cómo puedes involucrar los dones y los deseos de mujeres apasionadas a fin de avanzar y fortalecer tu ministerio? Ahora es el momento de preguntar (Aviva Nuestros Corazones tiene un equipo de Embajadoras y recursos gratuitos para ayudarte a hacer las conexiones correctas).
2. Busca nuevas oportunidades
Cuando los judíos echaron a Pablo de la sinagoga, él decidió centrar sus esfuerzos en los gentiles. Pablo encontró obstáculos en el camino que lo hicieron perder su plataforma de ministerio más de una vez; no obstante, eso no lo detuvo por mucho tiempo. En lugar de darse por vencido, Pablo buscó nuevas oportunidades. Me imagino que hizo una lluvia de ideas con su equipo conformado por Aquila, Priscila, Silas y Timoteo, seguramente oraron por caminos alternativos para llegar a los corintios con el evangelio. La solución se descubrió rápidamente en la casa de Ticio Justo.
- ¿A qué nuevas rutas en el ministerio te está guiando Dios?
- Reúne a tu equipo para una lluvia de ideas y una sesión de oración sobre formas de avanzar.
3. Recuerda que Dios está contigo
El evangelio comenzaba a dar sus frutos en Corinto, pero estaba pasando factura. Dios le aseguró a Pablo que no estaba solo en esa gigantesca tarea ministerial, a pesar de que los obstáculos lo hacían sentir de esa manera. Necesitaba aliento para seguir adelante. El Señor le aseguró a Pablo que su papel había sido divinamente designado en una visión: «No temas, sigue hablando y no calles; porque Yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque Yo tengo mucha gente en esta ciudad» (Hechos 18:9-10).
Hermanas, somos invitadas a echar nuestra ansiedad en Él porque Él es compasivo y bondadoso (1 Pe. 5:7). Por eso, todos los días cuando te despiertes con más preguntas que respuestas, Dios está ahí. Cuando sientes que los desafíos son demasiado grandes y la derrota está cerca, recuerda: Dios está en medio del caos. Él no abandonó a Pablo, y no te abandonará en tu hora de necesidad.
- ¿Cómo está Dios reafirmando su presencia hoy?
- Toma un versículo y úsalo como un motor para seguir adelante.
4. Espera que Dios provea gracia a la medida
Cuando los judíos se unieron en un complot despiadado para deshacerse de Pablo, lo llevaron ante el procónsul Galión. Justo cuando Pablo abrió la boca para defenderse (Hechos 18:14), Galión desestimó sorprendentemente el caso como una cuestión de la ley religiosa judía.
Me encanta que la Escritura registra que Pablo estaba listo para protestar en el mismo momento en que la providencia de Dios lo invalidó a través del funcionario romano. Dios siempre está trabajando para nuestro bien y orquestando hasta el más mínimo detalle para sus gloriosos planes. Las palabras de Job son especialmente reconfortantes en días inciertos: «Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas, Y que ninguno de Tus propósitos puede ser frustrado» (Job 42:2).
Es posible que sientas que te falta en áreas como la tecnología, la creatividad, la disciplina o el enfoque; pero si el plan de Dios es tu plan, Él te proveerá todo lo que necesitas (Fil. 4:19). Sigue haciendo lo que sabes hacer con los dones y las gracias que Él te ha dado. Aprende y mantente dispuesta a aprender nuevas herramientas. Mantente dispuesta a probar algo diferente y a fallar. El fracaso no es lo peor que puede pasar. Es en esos momentos cuando crecemos y somos moldeadas a la imagen del Salvador.
- ¿Cómo está Dios potenciando tus dones para ministrar en esta temporada de crisis?
- Haz una lista con las cosas que sientes que te faltan y ora para que Dios te llene con su gracia hecha a la medida. Anota las formas grandes y pequeñas en que Él satisface esas necesidades para mantener un corazón de humildad y gratitud.
No es el momento de abandonar
El ministerio es difícil para la mayoría de nosotras en este momento, y puede continuar así por más tiempo del que deseamos. Sin embargo, este no es el momento de abandonar. Dios quiere fortalecerte para su obra. Tenemos su promesa en el Salmo 138:7–8: «Aunque yo ande en medio de la angustia, Tú me vivificarás (...). El Señor cumplirá Su propósito en mí; Eterna, oh Señor, es Tu misericordia; no abandones las obras de Tus manos».
Cuando mires hacia atrás después de que la tormenta se calme, te sorprenderás de todo lo que Dios hizo en ti y a través de ti en este momento del ministerio. Si miras a Dios y su provisión, podrás agregar tu testimonio al del salmista: «En el día que invoqué, me respondiste; me hiciste valiente con fortaleza en mi alma» (Sal. 138:3).
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Maestra Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación