Día 8 | Sentado en Poder

Imagínate cómo debe haber sido cuando Jesús ascendió al cielo mientras Sus amados discípulos le decían adiós. Imagínate la celebración de los ángeles cuando Jesús finalmente estaba de vuelta en medio de ellos. ¡Qué asombro y maravilla debe haber habido cuando Cristo se sentó a la derecha del trono de Dios, lo que significa que Su obra en la tierra había terminado y que la muerte había sido derrotada! ¿Los gritos de alabanza y cantos de adoración llenaron los reinos celestiales al tomar Su asiento? 

Esa posición de autoridad, poder y honor fue comprada por medio de la muerte insoportable y la gloriosa resurrección de nuestro Salvador, y reinará allí para siempre.

En medio de las tormentas de esta vida terrenal, es fácil olvidar que nuestro Señor Jesús está sentado a la derecha del trono de Dios. A medida que vienen oleadas de pruebas, podemos cuestionar si nuestro Dios está en control o si es consciente de nuestro sufrimiento. Pero, queridas damas, en Romanos 8:34 se nos dice que «Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros».

¡Intercede por nosotras a la diestra de Dios!

No sólo eso, sino que en la Palabra de Dios se nos dice que estamos sentadas con Él en los «lugares celestiales con Cristo Jesús» (Efesios 2:6).

Deja que esas verdades se apoderen de ti mientras navegas por los mares a menudo tormentosos de esta vida terrenal.

  • Si estás enfrentando una crisis de salud en este momento, recuerda que Él Intercede por ti.
  • Si estás de luto por la muerte de un ser querido, recuerda que Él intercede por ti.
  • Si estás orando por un hijo pródigo, recuerda que Él intercede contigo.
  • Si parece que Jesús está distante, recuerda que estás sentada con Él.
  • Si te sientes como si el enemigo estuviera ganando la batalla, recuerda que es un enemigo derrotado y que tenemos plena autoridad sobre él, debido a nuestra posición en Cristo.

Que nosotras y las mujeres a las que servimos, nos unamos a la gran nube de testigos y volvamos nuestros ojos a Jesús, nuestro Rey resucitado; que está sentado a la derecha del trono de Dios, ahora y para siempre.

Oración: 

Señor Jesús, te adoro como Aquel que está sentado a la diestra del trono de Dios. Proclamo a gran voz como en Apocalipsis 5: «¡El cordero que fue inmolado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza» (v. 12). ¡Jesús, eres digno! ¡Estás sentado! ¡Consumado es! Amén.

Medita y Responde: 

  • ¿Estás en medio de la tristeza o las tormentas en este momento? ¿Te parecen ser el resultado de que Dios te oculta Su rostro? Clama a Él a través de la oración, sabiendo que Jesús intercede por ti y siempre es consciente de lo que te está pasando. 
  • Lee la historia de Esteban en Hechos 7, prestando mucha atención a exactamente lo que Jesús está haciendo en la hora más oscura de Esteban. 

Corre más lejos:

  • Medita en estas Escrituras donde vemos a Jesús a la diestra del trono de Dios: Marcos 16:19, Hechos 2:33, Romanos 8:34, Efesios 1:20–21, Colosenses 3:1, Hebreos 1:3 y Hebreos 10:12–13.
  • Únete al coro celestial en la adoración, lee estas canciones en voz alta o escribirlas en tu diario: Apocalipsis 4:9–11; 5:11–14.
  • Memoriza Apocalipsis 5:13: «¡Al que se sienta en el trono y al Cordero sea bendición, honor y gloria y poder para siempre!».

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Sobre el autor

Judy Dunagan

Judy Dunagan sirvió como líder de ministerio de mujeres por veinte años antes de unirse a Moody Publishers en el año 2014 como editora de adquisiciones, supervisando la línea de libros para mujeres y recursos de discipulado. Una mujer que … leer más …


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