Día 7 | Siguiendo la Cruz

Los líderes que más me inspiran son aquellos que dirigen, incluso en medio del sufrimiento.

Pienso en mi madre, que guío a nuestra familia con gracia y dignidad después de que mi padre se fue. 

Pienso en mi pastor que ha pastoreado fielmente el rebaño de mi iglesia natal durante casi cuatro décadas, aun cuando ha sufrido un inmenso dolor personal.

Pienso en el apóstol Pablo que defendió el Evangelio desde su celda en la prisión, del teólogo Dietrich Bonhoeffer que fue ejecutado por oponerse al régimen de Hitler; y de misioneros como Helen Roseveare y Jim Elliot que ministraron a otros a un costo impensable...

Y por supuesto, pienso en Jesús, que sufrió por nosotros al soportar la cruz. 

¿Podría ser que el llamado al liderazgo es un llamado a sufrir bien? Si el deseo de nuestro corazón es ser como Jesús y mostrar Sus misericordias a un mundo perdido y herido, ¿no deberíamos abrazar el sufrimiento como una oportunidad para hacer brillar la suficiencia y el cuidado de Cristo para nosotras en medio del sufrimiento?

Consideren las palabras de Cristo registradas en Juan 10:18: «Nadie me la quita, sino que Yo la doy de Mi propia voluntad » (NBLA). ¡Esta es nuestra misión! 

Dirigir como Cristo significa dar nuestra vida. Entregamos nuestros planes a la dirección del Espíritu Santo. Entregamos nuestras necesidades por el bien del rebaño. Echamos nuestras coronas del «yo» y de nuestros «derechos» a los pies de Jesús, una y otra vez por el bien del Evangelio; y entregamos nuestro anhelo de consuelo, abrazando el sufrimiento que Dios permite para que podamos dar testimonio de la bondad de Dios. 

  • ¿Quieres servir en el ministerio como Jesús? (Sé que lo haces). Dirige bien en el sufrimiento. 
  • ¿Quieres que otros vean a Cristo en ti? (¡Por supuesto!). Abraza las dificultades con esperanza y alabanza. 
  • ¿Quieres seguir Sus pasos? (Todas lo deseamos). No te equivoques. Jesús escogió voluntariamente la cruz, modelando perfectamente para nosotros que el liderazgo cristiano va más allá del servicio al sacrificio. Sufrir bien, para que otros puedan alabar Su nombre. 

El gozo y el sufrimiento nunca se rechazan mutuamente. Las alegrías del ministerio son difíciles mientras luchamos a través de cada prueba. Al igual que los héroes de mi fe, seguimos sirviendo, así como sufrimos, porque eso es lo que hizo Cristo nuestro Pastor.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá: pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará» (Mateo 16:24–25).

Oración: 

Jesús, gracias por sufrir bien por mí. Gracias por soportar la cruz para que las mujeres que amo y sirvo puedan liberarse de la esclavitud del pecado y convertirse en herederas de Tu reino. El sufrimiento en mi propia vida ha sido filtrado a través de tus manos amorosas. Enséñame a usarlo para tu gloria. 

Medita y Responde:

  • Vuelve a Hebreos 12:2. ¿Qué razón da el escritor de Hebreos para la decisión de Cristo de sufrir en la cruz?
  • Lee Santiago 1:2–4 y considera: ¿Han producido gozo en ti las pruebas y los desafíos del ministerio? ¿O algo más (cansancio, amargura, inutilidad)? 
  • ¿Conoces un líder cristiano que ha sufrido extraordinariamente bien? ¿De qué maneras puedes seguir su ejemplo? 

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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