El misionero William Borden escribió este principio rector en la parte posterior de su Biblia: «Sin reservas. Sin retiros. Sin remordimientos».
Léelo lentamente una vez más.
¡Tomemos el lema de Borden como nuestro! Estoy convencida de que, si servimos a Cristo con la determinación inquebrantable de William Borden, habrá menos de nosotras abandonando la carrera de la fe.
El grupo original de cristianos «cansados y desanimados» sabía que esta frase se refería al colapso físico de un atleta al final de una carrera. Hebreos 12:3 grita para que los corredores vayan a la estación de agua de vida: Jesús. Al mirar Su vida y ministerio en lugar de mirarnos a nosotras mismas, nos reponemos con Su gozo y fe para perseverar hasta la línea de la meta.
Los tiempos de agotamiento son parte del rigor del entrenamiento a medida que corremos fielmente por el reino de Dios. Pero cuando nuestro campo de visión es plenamente cautivado por Jesús, Su amor y sacrificio desinteresados nos obligan a poner un pie delante del otro. ¿Qué pasa cuando? …
- Somos débiles y nos queda tan poco que dar… buscamos a Jesús para obtener Su fuerza para perseverar. Él es «la verdadera vid» (Juan 15:1).
- Dudamos de nuestro llamamiento y eficacia… buscamos a Jesús para obtener Su seguridad para seguir adelante. Él es «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14:6).
- Estamos desanimadas y confundidas, miramos a Jesús para penetrar en la oscuridad con Su luz. Él es «la luz del mundo» (Juan 8:12).
Mientras el ministerio terrenal de Jesús se acercaba al fin, Él puso Su rostro decididamente hacia Jerusalén, plenamente consciente del sufrimiento que soportaría (Lucas 9:51).
Antes de correr otra vuelta, pongamos fijemos nuestros ojos en la meta (Isaías 50:7). Renovemos nuestro compromiso de demostrar que Jesús es Señor y digno de nuestra adoración por la forma en que dirigimos. Al final, terminaremos fuertes, no por nuestra fidelidad, sino por la Suya (1ra Corintios 1:8–9).
Que podamos decir cuando tomamos nuestra última vuelta de victoria:
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida (2da Timoteo 4:7–8).
Oración:
Señor, gracias por la victoria que es mía por medio de nuestro Señor Jesucristo. Ayúdame a confiar en Él para permanecer «firme, inamovible, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que en el Señor [mi] trabajo no es en vano» (1ra Corintios 15:57–58).
Medita y Responde:
- Expresa el lema de William Borden con tus propias palabras y conviértelo en una oración de compromiso y entrega.
- ¿Qué lecciones sobre el autocontrol, el enfoque y la disciplina aprendes de 1ra Corintios 9:24–27?
Corre más lejos:
- Piensa en el legado de las personas que terminaron fuertes hasta el final. ¿Qué peldaños dejarán para la próxima generación de líderes?
- Lee Hebreos 12:1–3 una última vez. ¿Qué nuevas verdades sobre Jesús nunca olvidarás?
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