Cuando es el momento de tomar una decisión

¿Cuándo fue la última vez que tuviste que tomar una decisión drástica para agradar a Dios?

A veces escuchamos noticias de gran repercusión sobre cristianos o empresas cristianas que se niegan a ceder en asuntos de fe o conciencia. Algunos ganan, otros pierden.

En la historia se encuentran numerosos ejemplos de personas y grupos que desafiaron al gobierno, la cultura o la tradición. Algunos protestaron con rebeldía y rabia. Exigieron sus derechos y utilizaron la violencia para defenderlos. Otros se enfrentaron a la opresión, los prejuicios o la injusticia con voz, pero con respeto.

Probablemente nunca nos enfrentaremos a un rey o a la Suprema Corte, pero sí a circunstancias que nos exigirán defender lo que creemos. Afortunadamente, las Escrituras nos muestran cómo hacerlo.

Daniel en el exilio

Daniel era un joven cautivo de las fuerzas invasoras de Babilonia. Estuvo entre los primeros en ser llevados al exilio por el ejército de Nabucodonosor, era uno de los mejores de Judá. Inteligente, guapo y perspicaz, Daniel y sus compañeros: Sadrac, Mesac y Abednego, llamaron la atención de Aspenaz, jefe de los funcionarios de la corte del rey. Él eligió a Daniel y a sus amigos para un programa especial de entrenamiento que los preparara para el liderazgo en el gobierno.

Similar a un programa de maestría en Harvard, durante tres años estudiarían la lengua y la literatura de los babilonios. Al final de su educación, entrarían al servicio del rey.

Para los exiliados capturados, arrancados de su patria, castrados y obligados a abrazar una cultura, un país y una comunidad extranjera, era un buen trato. El nuevo gobierno alojaría, vestiría, alimentaría y educaría a Daniel y a sus compañeros y los prepararía para un nuevo futuro.

Problemas en Babilonia

Todo iba bien hasta que Daniel leyó el menú en el comedor. Mientras que la mayoría de los jóvenes se habrían alegrado al saber que comerían la mejor comida y bebida de la mesa del rey, Daniel sabía que estaba en problemas.

Los babilonios adoraban a una gran cantidad de dioses idólatras y les sacrificaban comida y vino en sus templos. Una vez ofrecida la comida a los ídolos, se revendía en el mercado. Gran parte de la comida de la mesa del rey probablemente se ofrecía primero como sacrificio idolátrico.

Daniel sabía que consumir estas ofrendas paganas sería un pecado y una ofensa a Dios. Su respuesta a este desafío es un valioso modelo a seguir cuando se nos pide que adoptemos una postura. Aprendamos de su ejemplo. En Daniel 1, vemos seis pasos.

Seis pasos para adoptar una postura

  1. Determina si se trata de una situación moral.

Como Daniel conocía las Escrituras, sabía que consumir carne ofrecida a los ídolos sería pecado. No se trataba de una cuestión de preferencias. Aunque la Biblia nos anima a ceder en nuestras preferencias por el bien de los demás y la causa de Cristo (1 Cor. 10:31-32), no podemos ni debemos aceptar compromisos en asuntos morales (correctos / incorrectos). La Palabra de Dios declaró que la idolatría era un pecado, y Daniel tenía una opción. Él no podía pecar.

  1. Resuelve no comprometer tus creencias.

Daniel no sabía cómo reaccionaría el funcionario a su apelación, pero estaba dispuesto a sufrir las consecuencias de su «desobediencia». Como era un hombre de carácter y fe, estaba dispuesto a soportar los resultados temporales del desagrado del hombre para no deshonrar a Dios.

  1. Prepara el camino para tu apelación.

Tristemente, algunos cristianos son conocidos como «difíciles» por sus compañeros de trabajo y jefes. En lugar de trabajar en equipo, actúan como si fueran moralmente superiores y privilegiados. Daniel cumplió todo lo que le pidieron los oficiales con buena actitud. Aunque lo habían hecho marchar más de 1.600 millas hasta Babilonia y lo habían obligado a servir al gobierno que había matado a sus compatriotas y destruido su patria, Daniel les sirvió como si estuviera sirviendo a Dios mismo (1 Co. 10:31).

  1. Apela respetuosamente.

En lugar de exigir sus derechos, denunciar el paganismo de sus secuestradores o llamar a un motín, Daniel se acercó en oración al funcionario del rey. Pidió permiso para no contaminarse con la comida del rey. Su actitud respetuosa le abrió la puerta a la negociación, no al enfrentamiento.

  1. Cuando sea apropiado, ofrece una solución diferente.

Cuando Aspenaz expresó su preocupación por meterse en problemas si Daniel y sus compañeros no parecían tan sanos como los demás hombres, Daniel ofreció una solución de compromiso.

«Te ruego que pongas a prueba a tus siervos por diez días, y que nos den legumbres para comer y agua para beber. Que se compare después nuestra apariencia en tu presencia con la apariencia de los jóvenes que comen los manjares del rey, y haz con tus siervos según lo que veas» (Dan 1:12-13).

  1. Confía en que Dios obrará en el corazón de las autoridades.

Cada apelación debe estar acompañada de oración. Mientras Daniel buscaba la dirección de Dios, le pidió que hiciera lo que solo Él podía hacer: cambiar el corazón de alguien. «Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales» (v. 9), y Aspenaz aceptó el compromiso (v. 14).

¿Qué sucedió después?

Si conoces la historia, sabrás que Dios obró sobrenaturalmente no solo en el corazón del funcionario, sino también en la salud de Daniel y sus compañeros.

Después de los diez días, el aspecto de ellos parecía mejor y estaban más corpulentos que todos los jóvenes que habían estado comiendo los manjares del rey. Así que, el mayordomo siguió suprimiendo los manjares y el vino que debían beber, y les daba legumbres. (v.15-16)

No todo termina como esperamos

Ojalá todas las luchas por la justicia terminaran como la historia de Daniel. Por desgracia, no ocurre así. Dos capítulos después, los compañeros de Daniel: Sadrac, Mesac y Abednego, probablemente alentados por el ejemplo de Daniel, adoptaron su propia postura. Ordenados a inclinarse ante la estatua de oro de Nabucodonosor, se negaron valientemente.

Sadrac, Mesac y Abed Nego le respondieron al rey Nabucodonosor: «No necesitamos darle una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado». (Dan. 3:16-18)

Cuando su recurso fracasó, sufrieron las consecuencias.

Independientemente del resultado de nuestra postura, Dios puede utilizar nuestro ejemplo para llevar a cabo Su voluntad y Su obra en el mundo. A veces Dios nos libra del fuego de la prueba, y a veces camina por él con nosotras (Dan. 3:25). De cualquier manera, Él es glorificado.

Incluso si

Cuando te enfrentes a un desafío como el de Daniel, te animo a seguir su ejemplo. No te dejes llevar por la tentación de reaccionar a la defensiva, de exigir tus derechos y de emprender acciones violentas. Cuando estés de pie por Cristo, no olvides ser como Cristo. No podemos desafiar al mundo actuando como el mundo.

Que Dios nos conceda, como a Daniel, el valor de defender lo correcto en nuestro mundo agitado.

«¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre» (Santiago 3:13).

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