Considera a los recién llegados

Hace algunos años me mudé de un estado a otro. Dondequiera que iba, era nueva. Era nueva en el vecindario, nueva en la iglesia, nueva en las actividades de mis hijos. Las carreteras eran nuevas para mí. La forma en que se hacían las cosas en cada lugar al que iba era nuevo para mí. Me veía obligada a decir antes de cada oración: «Soy nueva aquí, ¿podrías ayudarme?».

Inscribí a mi hijo pequeño en el equipo de natación del vecindario y, aunque expliqué que éramos nuevos y que nunca habíamos participado en un equipo de natación de ese tipo, tuve que preguntar varias veces sobre el proceso y el procedimiento. Y es que había mucha información que todos daban por sentado. Me limité a sonreír y decir: «Somos nuevos».

Qué se siente ser nuevo

Ser nuevo en algún lugar es un poco abrumador. Todo el mundo tiene un lenguaje común que los nuevos desconocen. Hay expectativas y normas no escritas que no conocen. Una persona nueva puede acabar sintiéndose abrumada y fuera de lugar.

Para mí, estar en un lugar nuevo me ha abierto los ojos a cosas que no había considerado antes. Me ha hecho pensar en aquellos que podrían ser nuevos en nuestros ministerios. ¿Cómo se siente alguien que entra en nuestro estudio bíblico por primera vez o asiste a un evento de mujeres o se inscribe en un grupo de discipulado? ¿Cómo son recibidos, se sienten tan abrumados, perdidos y confundidos como yo me sentí al mudarme a una nueva ciudad?

En el ministerio, cuando lo hemos hecho durante mucho tiempo, tomamos un ritmo. Nos acostumbramos a la forma en que se hacen las cosas. Y todos los demás en la iglesia también se acostumbran. No pensamos dos veces acerca de todas las reglas no escritas o maneras en que hacemos las cosas.

Por supuesto, todo el mundo sabe que en realidad no empezamos a las 9:30. Primero hablamos durante media hora.

Por supuesto, todo el mundo sabe que no se ofrece servicio de cuidado de niños para el estudio bíblico de la tarde.

Por supuesto, todo el mundo sabe que es necesario inscribirse en el sitio web antes de asistir al almuerzo anual de mujeres.

Por supuesto, todo el mundo conoce la Biblia y sabe cómo funciona un estudio bíblico para mujeres.

Por supuesto, todo el mundo sabe que María es la persona con la que hay que hablar sobre eventos de mujeres.

Claro, todo el mundo lo sabe. Todos menos la chica nueva.

Considera a la chica nueva

A veces ayuda dar un paso atrás y considerar qué significa ser nueva. Mira tu ministerio con ojos nuevos. Considera maneras de hacer que tu ministerio de mujeres sea más accesible para aquellas que son nuevas.

  1. ¿Es amigable?

¿Cómo puedes hacer que tu ministerio sea amigable para las personas recién llegadas? ¿Existen varios lugares para acceder a la información sobre el ministerio? ¿Tiene un sitio web, una página en las redes sociales, folletos o boletines? ¿Está claro el proceso para inscribirse en un estudio o reunión? ¿Hay personas con las que hay que ponerse en contacto? Si existen procedimientos, ¿son claros?

  1. Asigna personas que se acerquen a esa chica nueva.

Imagina que eres nueva en una iglesia y quieres conectarte al ministerio de mujeres y una mujer amable se te acerca, se presenta y te habla del ministerio de mujeres. Un contacto tan cálido y personal puede marcar una gran diferencia a la hora de hacer que alguien se sienta bienvenida. Considera la posibilidad de asignar a varias mujeres para que estén atentas a la llegada de nuevas personas. Tal vez puedan organizar un almuerzo con mujeres nuevas y explicarles todo lo que ofrece el ministerio femenino. Tal vez puedan tomar a esas nuevas mujeres bajo su protección y ayudarlas a involucrarse en el ministerio.

  1. Ten en cuenta el vocabulario.

Cada iglesia y ministerio tiene su propio vocabulario o terminología. ¿Cuál es el tuyo? ¿Cómo puedes explicarlo a la gente nueva? Esto es especialmente cierto en el cristianismo en general. ¿Qué pasa si alguien es nuevo en la fe? ¿Cómo puedes ayudarle a entender los términos teológicos que todos utilizamos sin ni siquiera pensar en ello?

El día que nos mudamos a nuestra casa nueva, nuestra vecina de al lado llegó con una caja de bizcochos y su número de celular, y me dijo que me pusiera en contacto con ella si necesitábamos ayuda. Ha sido una ayuda esencial para orientarme en nuestro nuevo vecindario y ciudad. 

Cuando alguien es nuevo, que una cara amable y simpática le reciba y se ofrezca a ayudarle a orientarse en un lugar nuevo hace toda la diferencia del mundo. Vamos a considerar cómo podemos hacer lo mismo para aquellas que son nuevas en nuestro ministerio de mujeres.

«Por tanto, acéptense los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para la gloria de Dios». -Romanos 15:7

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Sobre el autor

Christina Fox

Christina recibió su título de licenciatura del Covenant College y de maestría en consejería, de la Universidad Atlantic de Palm Beach.  Escribe para varios ministerios y publicaciones incluyendo Desiring God y Gospel Coalition.  Es la editora de un blog de … leer más …


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