Uno de mis recuerdos más memorables como directora del Ministerio de Mujeres es el retiro anual para buscar al Señor que realiza la Junta Directiva de Mujeres. Lo que inicialmente comenzó como un medio día dedicado a la oración y el ayuno colectivo, se transformó en un retiro de una noche completa. No hay nada comparable a un tiempo prolongado e ininterrumpido para fomentar la unidad y la amistad entre maestras que comparten una pasión común.
Jesús puso en marcha este modelo cuando invitó a los discípulos a dejar las multitudes y las incansables responsabilidades de servir para orar, descansar y aprender de Él (Mc. 3:20, 6:31). Al igual que a los discípulos les resultaba difícil alejarse, nunca habrá un momento adecuado para dedicar veinticuatro horas a la creación de vínculos y al establecimiento de objetivos con tus maestras. Pero cuando te comprometes a hacerlo, pronto te darás cuenta de que cada minuto invertido en ellas -personal y espiritualmente- merecen la pena.
Expectativas de un retiro
Un retiro con tu grupo puede servir para varios propósitos, pero mi recomendación es que ofrezcas algo más que una divertida noche de chicas. Pregúntate en oración cómo te está guiando el Señor para usar este tiempo sabiamente. Una vez que hayas establecido los objetivos, comparte con tus maestras el motivo de la reunión y lo que pueden esperar de ella. No pongas límites a lo que Dios puede lograr. Considera la posibilidad de establecer metas como estas que son de gran importancia:
- Oración y ayuno para despertar el hambre espiritual y la profunda comunión con Dios (Is. 55:1-3).
- Una adoración más profunda, buscando el rostro de Dios a través de las Escrituras (Sal. 27:8).
- Un avivamiento del corazón y una lluvia refrescante de Su Espíritu (Os. 10:12; Hch. 3:19-20).
- Mayor fe para creer en Dios frente a lo imposible (Lc. 1:37, 17:5-6).
- Una armonía para glorificar a Dios y exaltar a Jesús a una sola voz (Ro. 15:5-6).
- Santificación y sumisión a los planes del reino de Dios (Jn. 17:17; Mt. 6:9-10).
- Cultivar la capacidad de escuchar y depender del Espíritu Santo (Hab. 2:1; Zac. 4:6).
- Orientación del ministerio de mujeres hacia la autoridad y la visión de la iglesia (Heb. 13:17).
Dependiendo de las expectativas establecidas, se obtendrán diferentes resultados. Los objetivos también deben guiar la agenda del retiro. Para inspirarte, saca tu agenda y empieza a soñar con las siguientes sugerencias.
Guía de planificación para un retiro
Determina si quieres agregar la posibilidad de ayunar. Puede ser el primer contacto para tus maestras con esta disciplina espiritual. Tómate el tiempo de educarlas sobre el poder del ayuno para el arrepentimiento, la renovación espiritual, el discernimiento y la ayuda especial de Dios. Negarse a sí mismo es un acto de humildad tal que Jesús esperaba que fuera una práctica regular de Su Iglesia (Mt. 6:16-18, 9:15). Para aquellas personas con condiciones médicas que les resulten perjudiciales, les sugerimos otras formas de ayuno, además de abstenerse de comer.
Otra idea es estudiar un libro sobre un tema de interés como el avivamiento personal, el liderazgo, el discipulado de Tito 2 o la oración. Una sugerencia práctica es limitar el uso de los dispositivos electrónicos para casos de emergencia, de modo que todas las personas puedan estar completamente conectadas en las actividades del retiro.
Viernes por la noche:
- Establezcan la base para el retiro a través de la adoración extendida, cantando, alabando y agradeciendo a través de la oración saturada de la Palabra. Exalten y admiren la Palabra de Dios como nuestra hermosa autoridad. Deja la oración de intercesión para el día siguiente. Inicialmente, armonicen sus corazones con el del Señor a través de una adoración simple y pura.
- Evalúen el estado actual del ministerio mediante un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) u otra herramienta estratégica. Sé honesta a la hora de determinar la eficacia de los programas para satisfacer las necesidades de las mujeres, y da pasos firmes si hay que abandonar las buenas actividades para adoptar el mejor plan de Dios.
- Concluyan dando instrucciones para un devocional matutino a partir de un pasaje bíblico asignado. Por último, asigna una lista de mujeres que sean miembros de la iglesia a cada maestra para que puedan orar por ellas antes de que el grupo se vuelva a reunir.
Sábado por la mañana:
- Practiquen las disciplinas espirituales de silencio y soledad hasta tarde durante la mañana. Reúnanse para compartir las reflexiones de la Palabra de Dios.
- Formen parejas y entrevisten a las demás para un ejercicio de creación de comunidad. Diviértanse y sean creativas en este momento. Celebren los dones y las personalidades únicas. Juntas, regocíjense en lo bueno y lloren respecto a las cosas profundas y difíciles de la vida. Los lazos relacionales se intensificarán si las participantes continúan como compañeras de oración durante un período de tiempo determinado.
Sábado por la tarde:
- Trabajen para lograr un consenso sobre la visión y las prioridades para el próximo año ministerial. Pónganse de acuerdo sobre el enfoque de las Escrituras, el tema, el calendario de eventos y los objetivos.
- Concluyan la sesión final con una oración centrada en llevar las cargas de los demás y elevar las necesidades de la iglesia, los pastores, el personal y los líderes.
- Antes de regresar a sus hogares, finalicen el ayuno con una cena ligera y una celebración de cómo Dios proveyó y guió al equipo.
El fruto de la inversión
Al reflexionar, veo cómo Dios utilizó este tiempo de separación para preparar a mi equipo de maestras para enfrentar los desafíos que se presentarían. Teníamos que aprender a no confiar en nosotras mismas o en nuestros dones, sino en el poder de Dios para dar forma y producir fruto en el ministerio (2 Cor. 1:9).
Este proceso no se produjo de la noche a la mañana, sino que creció a lo largo de repetidos ritmos de oración conjunta. Dios proveyó la gracia para que nuestro equipo siguiera adelante a través de los cambios de personal, los fracasos morales entre los miembros de la iglesia, e incluso a través del dolor de la pérdida de uno de los nuestros por el cáncer.
Después de que Dios me llamara a dejar el ministerio de la iglesia después de doce años, estoy convencida de que los años de dedicación a las maestras permitieron que el ministerio floreciera después de mi partida. De hecho, las mujeres asumieron mayores responsabilidades en mi ausencia (algunas con confianza, otras con cautela). Durante mi servicio ahí, sólo Dios sabía que una de las maestras más jóvenes en las que me apoyé, ocuparía un día mi lugar como Directora del Ministerio de Mujeres.
La inversión realmente vale la pena
Si tienes un equipo de maestras y deseas construir la unidad, inculcar el sentido de pertenencia, madurar a las mujeres que mentoreas y cumplir con el llamado a servir y amarse unas a otras para la gloria de Cristo (1 Pd. 4:8-10), invertir en ellas a través de un retiro es una manera de lograrlo. Servirles así requiere sacrificio en términos de tiempo y planificación, pero la inversión vale la pena. Cuando invertimos en otros como lo hizo Jesús, hay grandes frutos para la obra del reino de Dios.
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