¿Te ha pasado alguna vez?
Cierras la tapa de tu taza viajera de café, retiras las llaves de tu automóvil del mostrador y vislumbras tu Biblia, la cual permanece sin tocar desde que fuiste a la iglesia el domingo, hace una semana. Tus hombros se hunden bajo el peso de la culpa al salir por la puerta. Otra vez. Esta semana se suponía que iba a ser diferente. Te lo prometiste.
Esta experiencia te puede sonar demasiado familiar, pero incluso si el escenario es extraño para ti, es probable que encuentres mujeres en tu iglesia que se identifiquen con esta frustración y se sientan impotentes para cambiar. El equipo de trabajo en tu ministerio de mujeres puede ofrecerles la esperanza, que el estudiar la Palabra de Dios, no está destinado a seguir siendo un elemento molesto en su lista de tareas pendientes. ¡Puede convertirse en un hábito preciado!
Tres formas de ayudar a las mujeres a amar el estudio de la Biblia
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Ama la Biblia.
Me gustaría amar cocinar, pero prefiero antes lavar el baño. Mi madre tampoco era una fanática de la cocina. Cuando mis hijos eran pequeños, cocinaba todos los días, más por convicción de no matar de hambre a mi esposo y a los niños, que por un deseo de crear experiencias culinarias exquisitas. Me preocupaba que mi poco entusiasta ejemplo, hiciera que mis hijos también crecieran temiendo las tres palabras con las que yo más me preocupaba: ¿qué hay de cenar?
Entonces una de mis hijas fue a la universidad y se alojó con una chica que le encantaba cocinar. En poco tiempo su interés por la cocina creció. Para el momento de su graduación, ella disfrutaba viendo programas de cocina y preparando platos con sabores e ingredientes que no puedo pronunciar.
De manera similar, frecuentemente deseaba que me encantara estudiar la biblia, pero no sucedió. La leía más por el «deber» que por realmente el «deseo». Entonces, un sábado en la mañana, una señora vino a nuestra iglesia para enseñarnos la Biblia. Las Escrituras fluían de sus labios como miel. Ella no las exponía como si fuera una académica intelectual, por el contrario, las recitaba de memoria como si recordara su día favorito en la playa o viendo un cuadro de Monet por primera vez. Su asombro por la Palabra de Dios y las poderosas verdades que revelaba acerca de Jesús, sazonaban todo lo que ella decía y hacía. Yo anhelaba sentir la misma pasión por la Palabra de Dios. Ahora, a través de este cautivador ejemplo de mujer, entendí y creí que si me dedicara a la Palabra de Dios —como lo había hecho ella— también llegaría a amar al Dios de la Palabra.
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Enséñale cómo estudiar la Biblia
Te has preguntado alguna vez ¿por qué las galletas con chispas de chocolate de algunas mujeres salen del horno listas para la portada de una revista, pero las tuyas salen feas y planas? Aparentemente, no es suficiente mezclar los ingredientes de manera adecuada. Cualquiera puede hacer eso, pero si aprendemos métodos efectivos de como agregar los ingredientes en el momento correcto y en la manera correcta, nuestros esfuerzos serán recompensados. Un cocinero experimentado me enseño como suavizar la mantequilla en el horno primero y luego enfriar la masa en el refrigerador durante unos minutos, para luego crear bocados voluminosos de deliciosa perfección.
De manera similar, cualquiera de nosotras puede sentarse y leer la Biblia, y deberíamos hacerlo. Sin embargo, si nunca nos enseñan métodos efectivos de cómo estudiarla; los objetivos bien intencionados pero mal orientados, pueden llevarnos a que nos sintamos tristes y vacías. Una de las metas equivocadas que mantuve durante años fue que si leía la Biblia, aprendería cómo ser una «mejor» cristiana. Pero Dios no nos llama a ser mejores versiones de nuestro ser pecaminoso. Él nos llama a rendirnos totalmente a Su voluntad. Y, sin embargo, es difícil rendirse a alguien a quien no conocemos realmente.
Cuando enseñamos a nuestras damas métodos efectivos para estudiar la Biblia y buscar en las Escrituras a Jesús y Sus maravillosos caminos y naturaleza; entonces, probarán y verán que el Señor es bueno (Salmo 34: 8). Este sabor las traerá de vuelta a Él. En poco tiempo, se despertarán todas las mañanas con deseos de deleitarse con la Palabra de Dios y no pasarla por alto. Y sus verdades suavizaran sus corazones para saber y creer que rendirse a Él, es realmente atractivo.
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Enseña la Biblia con la Biblia
Confieso que para Semana Santa de este año, puse en la mesa tres platos «fáciles» los llamados «precocidos que venden congelados». Si, estoy avergonzada; pero también serví otros dos que había preparado con ingredientes frescos. ¿Adivina cuál de todos sabía mejor? Los alimentos «congelados o precocidos» pueden tener un gran sabor y ciertamente hacen la vida más fácil, pero no hay nada como el sabor de los alimentos frescos del mercado a la mesa.
Del mismo modo, por más tentador que sea ir a una librería cristiana y conseguir el material más reciente para tu próximo estudio bíblico para mujeres, considera una opción más fresca. ¡Enséñales la Biblia desde la Biblia!
Materiales y libros son herramientas maravillosas que ocupan un lugar importante en el ministerio para las mujeres. Muchos de estos, llenos de buenas doctrinas y enseñanzas, ayudarán a las mujeres a tener un mejor entendimiento sobre la Palabra de Dios y la feminidad bíblica. Pero nada nos revela a Dios, sino su propia palabra. Si queremos que las mujeres amen estudiar la Palabra en casa, demostremos este deleite estudiando la Biblia desde la Biblia juntas.
Si nadie en tu equipo de enseñanza se siente confiada en dirigir un estudio bíblico sin material o un libro ¡Ore que Dios proveerá! Puedes descubrir a una mujer dentro de tu iglesia que tiene el don de la enseñanza, pero que nunca tuvo la oportunidad. Dios también puede traer a alguien nuevo a tu iglesia con pasión por enseñar la Palabra. O quizás Él levante un alma valiente que anhele aprender junto a las damas, mientras las guía a través de un libro o sección de la Biblia.
Lo que se necesita no es un título de seminario, sino solo ¡fidelidad! En la medida que las mujeres a quienes sirves, disponen sus corazones a profundizar en Su Palabra, Dios obrará en sus corazones y mentes. Incluso, Él puede sorprender a tu grupo y producir «hambre por enseñar Su Palabra» a varias damas. En poco tiempo, es posible que tengas varias maestras y necesites salir para encontrar más estudiantes.
Comparte el amor
Una de las grandes pasiones que podemos desarrollar en esta vida, es el amor por estudiar la Biblia. Es más satisfactorio que un helado en un día de verano. Nuestro siguiente gran placer será compartir ese amor por la Palabra de Dios con los demás.
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