A lo largo de los años he sido parte del inicio de una iglesia, de la revitalización de alguna congregación, por lo que he experimentado la bendición que representa un grupo de oración. Desde el momento en que tuve la oportunidad de iniciarlo, ha sido una fuente de fortaleza y crecimiento espiritual en mi vida.
Iniciar un grupo de oración desde una perspectiva bíblica implica tener en cuenta principios y ejemplos que nos da la Escritura sobre la oración en comunidad, facilitar y la estructura de las reuniones de oración. La Biblia enfatiza la importancia de la oración en comunidad, el acompañamiento mutuo en la fe y la necesidad de un propósito claro.
A continuación, te ofrezco una guía basada en principios bíblicos para iniciar un grupo de oración.
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Propósitos bíblicos del grupo de oración
El primer paso es definir el propósito del grupo de oración según lo que enseña la Biblia. A lo largo de la Escritura, vemos que la oración comunitaria tiene varios objetivos:
Fortalecimiento espiritual: Las Escrituras nos enseñan cómo orar en comunidad para fortalecer la fe en humillación y arrepentimiento de pecados (2 Cro. 7:14). La oración comunitaria ayuda a mantener el enfoque en Dios y en las necesidades de los demás. (Ef. 6:18, Heb 4:16).
Amar a otros al orar por ellos: En la Biblia, se nos llama a interceder unos por otros (Stg. 5:16). Un grupo de oración puede unirse para orar por las necesidades de la iglesia, las necesidades de los pastores, misioneros y miembros, la comunidad y el mundo.
Adorar y alabar juntos: La oración no solo es para pedir, sino para adorar a Dios. Por ejemplo, los Salmos están llenos de oraciones de alabanza que podemos usar para llenar nuestras bocas de alabanza (Sal. 34:1-3).
Unidad en Cristo: Jesús oró para que Sus discípulos estuvieran unidos (Jn. 17:20-21). Un grupo de oración fomenta la unidad dentro de la comunidad de creyentes y la cercanía entre ellos.
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Formato de la oración
El formato de un grupo de oración bíblico debe ser flexible, permitiendo que se adapten diversas formas de oración. He aquí algunos principios bíblicos sobre cómo estructurar la reunión de oración.
Oración de alabanza y adoración: Comienza con un tiempo de adoración a Dios. En la Biblia, las comunidades comenzaban sus oraciones reconociendo la grandeza de Dios (Sal 95:6-7). Puedes usar la lectura bíblica seguido de cantos de adoración.
Oración intercesora: En 1 Timoteo 2:1-2, Pablo insta a orar por todos, incluidos las autoridades. Un grupo de oración debe interceder por la iglesia, misioneros, los enfermos y las necesidades personales de sus miembros. La intercesión debe ser un tema central.
Oración personal y en grupo: La Biblia nos muestra que tanto en lo individual como en lo comunitario, la oración es fundamental. El ejemplo de los discípulos orando juntos en el aposento alto (Hch. 1:14) muestra la importancia de la oración unánime en la comunidad. En este tiempo grupal que se integra de 4 a 5 personas, debe tener preparado de antemano las peticiones por las que se orará junto con versículos para cada grupo, así se ora la Palabra y así no se desvían del propósito de la oración.
Cuando se termina, se da paso a que los miembros expresen alguna petición de oración personal, de antemano se da instrucciones de no compartir problemas que involucren a otras personas de la iglesia si no se ha resuelto, con el propósito de no crear comentarios ni chismes.
Hay que recordar que muchas veces dentro de los grupos existen nuevas creyentes, así que, aquellas hermanas que son más maduras espiritualmente, necesitan prestarles atención. Por lo tanto, en cada grupo debemos tener una hermana madura que pueda conducir los tiempos de oración para poder manejarlos con sabiduría (Stg 3:17).
Oración guiada por la Escritura: Utiliza las Escrituras como guía para la oración. Jesús oró y enseñó a orar con base en las Escrituras (Mt. 6:9-13). Lean pasajes como el Salmo 23 o Efesios 1:15-23, y luego pueden orarlos para enriquecer ese tiempo.
Tiempo de testimonios: En muchas ocasiones, la oración en grupo también incluye el compartir testimonios de lo que Dios ha hecho y glorificar Su nombre. Esto fortalece la fe de todos (Ap. 12:11). Previamente, en días anteriores, se elige la persona y se revisa para no improvisar quién quiera decirlo públicamente en el momento de la oración. ¡Celebren lo que Dios ha hecho!
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Frecuencia del grupo de oración
La Biblia no especifica una frecuencia exacta para las reuniones de oración, pero hay ejemplos que nos guían sobre la importancia de la constancia y la perseverancia.
Oración constante: La Biblia nos anima a orar sin cesar (1 Tes. 5:17). Es importante que el grupo de oración tenga regularidad, aunque no necesariamente significa diariamente. Podría ser semanal, quincenal o mensual, según lo determine el grupo. La constancia en la oración es clave, eso ayuda a la koinonia del grupo y el fortalecimiento espiritual.
Reuniones continuas: En Hechos 2:42-46, los primeros cristianos se reunían regularmente para la oración, la enseñanza y la comunión. Esto muestra que la regularidad en la oración es una práctica bíblica que mantiene la unidad y el crecimiento espiritual. La frecuencia debe depender de las necesidades del grupo y de la disponibilidad de los participantes. Es importante que el grupo establezca una regularidad que les permita crecer en la oración.
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Facilitar el grupo de oración
Facilitar un grupo de oración debe estar basado en principios bíblicos de humildad, servicio y obediencia a Dios.
Las facilitadoras maduras en la fe: En la Biblia, quienes facilitaban una reunión de oración tienen una relación íntima con Dios y están comprometidos con la oración. En Hechos 6:4, los apóstoles se dedicaban a la oración y al ministerio de la palabra. Las facilitadoras deben ser ejemplos en su vida de oración, reflejando el fruto del Espíritu.
Facilitar de forma compartida: Aunque es importante tener una facilitadora principal para guiar el grupo, la oración y el servicio pueden ser compartidos entre varias mujeres. El apóstol Pablo reconoció a varios colaboradores en el ministerio de oración (Fil. 1:19). La delegación en la oración permite que otros también se involucren y crezcan en el ministerio. Si lo estás iniciando, date un tiempo de caminar con otras hermanas de diferentes edades y estado civil para ayudarlas a crecer, madurar y modelarles el evangelio para que puedan ser parte de este hermoso tiempo.
Participación de todos los miembros: Según 1 Corintios 14:26, todos los miembros tienen algo que aportar en la reunión. En el contexto de un grupo de oración, esto significa que todos deben ser animados a participar activamente, ya sea orando, compartiendo una palabra, leyendo las Escrituras o intercediendo.
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Lugar para la oración
La Biblia muestra que los lugares de oración no necesitan ser elaborados, pero deben ser lugares donde se busque la presencia de Dios con reverencia.
El lugar de oración: Tenemos como ejemplo Hechos 1:12-14 en el que se reunieron en la planta alta. Es recomendable que el grupo de oración elija un espacio tranquilo, donde no haya distracciones. En la iglesia, en casas o incluso en lugares al aire libre son adecuados para este propósito.
La oración en grupos pequeños: En Hechos 12:12, vemos que la iglesia oraba en la casa de María, la madre de Juan. Los grupos pequeños permiten una interacción más íntima y cercana entre los miembros, lo que facilita una oración más personal y profunda.
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Cierre y despedida
Termina cada reunión con una oración de agradecimiento y bendición. En muchos casos, como vemos en Hechos 4:31, después de orar juntos, los creyentes experimentaban el poder del Espíritu Santo que les llenaba de valentía y propósito. La oración debe llevar a un compromiso renovado con el trabajo del Señor.
Conclusión:
Iniciar un grupo de oración bíblicamente implica seguir los principios que nos da la Escritura: un propósito claro, un formato que combine alabanza, intercesión y reflexión bíblica, una periodicidad constante, y facilitar de manera que modele la vida de oración y madurez espiritual. Además, el grupo debe ser un espacio para la unidad y el fortalecimiento espiritual de la comunidad de creyentes. Al hacerlo de esta manera, tu grupo de oración puede ser un instrumento poderoso en las manos de Dios para edificación y transformación. Además, puedes incluir que todos compartan los alimentos, al final eso hace que se crezca también en relaciones congregacionales.
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