Cómo dirigir una reunión de oración dinámica

«Señor, enséñanos a orar».

¿No estamos agradecidas de que los discípulos hicieran esa pregunta? (Lucas 11:1).

El hecho de que seamos maestras del ministerio no significa que no necesitemos orientación en lo que respecta a la oración.

Muchas de nosotras nos sentimos inadecuadas para dirigir un grupo de oración, pero en el fondo nos sentimos movidas a orar más y hacer sonar una trompeta para que el pueblo de Dios una sus voces para clamar a Él (Joel 1:14).

¿Estás preguntando como los discípulos: «Enséñame»?

Con la práctica y algunos consejos, descubrirás que las oraciones corporativas no son tan intimidantes como alguna vez pensaste. ¿Qué pudiera ser más emocionante que unir corazones y manos de creyentes con la confianza de entrar hasta el trono donde la misericordia y la gracia de Dios esperan ser concedidas?

Para obtener inspiración que edifique la fe, lee los audaces relatos de las oraciones de la iglesia primitiva. ¡Nunca asistieron a un seminario de oración, pero fueron testigos de su asombroso poder (Hechos 2:42–47; 4:29–33; 12:4–17; 13:1–3; 16:25–34)!

En primer lugar, detengámonos en esta asombrosa verdad: la oración es una invitación de un Padre amoroso que anhela que Sus hijos le conozcan y caminen con Él (Sal. 27: 7-8). 

El pastor y autor Daniel Henderson explica que la oración transformadora comienza buscando el rostro de Dios (Su presencia íntima) antes de buscar Su mano (Sus obras en nuestro favor).

A través de la oración constante como la que Jesús describió en Juan 15, sucederán cosas asombrosas. Nuestro corazón se forma más como Su corazón, nuestra obstinada voluntad es abandonada por Su plan del Reino, nuestro tibio amor por Jesús y Su Iglesia arderá al rojo vivo. Nuestras peticiones se convertirán en las que Dios responde, ¡porque se originan en Él!

La oración es un encuentro íntimo con un Señor vivo, por lo que las reuniones de oración no deberían ser aburridas y sin vida (¡aunque admito que he dirigido algunas que no han dado en el blanco!). Mientras oras y planificas con atención, mantente flexible. Está dispuesta a abandonar tu agenda si el Espíritu Santo pone en marcha un plan diferente. Crea un ambiente expectante y de adoración. Las reuniones de oración dinámicas encuentran un ritmo que comienza enfocando nuestros corazones para orar seguido de:

  • Adoración centrada en Dios a través de las Escrituras.
  • Respuesta a la Palabra.
  • Intercesión guiada por el Espíritu.
  • Y finalmente, cerrar en fe y acuerdo.

Cinco elementos de una reunión de oración dinámica

  1. Enfocarse: 5-10 minutos

En primer lugar, comunica las expectativas del grupo para eliminar posibles obstáculos. Las reglas básicas que me gusta dar son:

  • Orar con frases, no con párrafos largos.
  • Monitorearse a sí mismo para evitar dominar la oración.
  • Orar de forma audible para que las demás puedan oír y asentir.
  • Orar las Escrituras.
  • Esperar en el Señor y escuchar a Su Espíritu en los momentos de silencio.

Cuando nos reunimos para orar en el nombre de Jesús, puede ser difícil resistirse a las distracciones normales de la vida:

  • Prometí llevar la cena a los Jenkins mañana.
  • La reunión de personal de hoy ha sido tensa. Me pregunto qué estará pasando.
  • En la consulta del médico me prometieron que me llamarían con los resultados de los exámenes médicos a finales de la semana.

Es imposible orar cuando nuestras mentes están concentradas en nuestros propios mundos, por muy importantes que sean nuestros asuntos urgentes. Tenemos que prepararnos para un nuevo encuentro con Dios, que devuelve la paz y el descanso a nuestras almas.

Ideas para enfocar nuestro corazón:

  • Cantar o escuchar una canción de adoración tranquila.
  • Tener unos momentos de silencio pidiendo específicamente a Dios que renueve nuestras mentes y cautive nuestros pensamientos.
  • Leer una oración puritana o un breve devocional relacionado con el tema elegido.
  • Planear un breve testimonio relacionado con la oración o compartir una historia de avivamiento.
  1. Adoración centrada en Dios: 10 minutos

Busca la sabiduría del Señor para seleccionar un pasaje específico de las Escrituras. Los versículos pueden crear un tema para la reunión de oración o simplemente proporcionar la base. Los Salmos son un buen punto de partida porque suscitan la adoración y la acción de gracias. Una vez que hayas seleccionado los versículos de la Escritura por adelantado, medita en ellos y pídele a Dios que los recuerde de nuevo en tu corazón.

Introduce el pasaje pidiendo a los participantes que tomen sus Biblias para seguir la lectura. Cuando demuestras reverencia por la Palabra Sagrada, las demás te seguirán. Comparte algunos comentarios devocionales sobre por qué elegiste el pasaje y de qué trata. Ten cuidado de no pasar de cambiar la oración por una enseñanza bíblica. La Palabra de Dios habla por sí misma. Lee intencionadamente el pasaje seleccionado para que puedan meditarlo.

Ideas de Escrituras para la adoración:

  • Salmo 1, 46, 100, 105, 146
  • 1 Samuel 2:1-10
  • 1 Crónicas 29:10-18
  • Isaías 40:21-41
  • Mateo 6:9-13
  • Romanos 5:1-11 , 8:31-39
  • Filipenses 2:1-11
  1. Responder a la Palabra: 10-15 minutos

Abrir nuestros corazones a la verdad de Dios exige una respuesta. Al tratar de ser sensibles a la guía del Espíritu, no podemos evitar ofrecer nuestras alabanzas y gratitud por quién es Dios y por todo lo que ha hecho por nosotras en Jesucristo. Da el ejemplo de deleitarse en la bondad de Dios antes de comenzar a hacer peticiones.

Es de naturaleza humana comenzar a orar haciendo peticiones a Dios, pero por ahora, pide al grupo que se abstenga de interceder. Es un hábito difícil de romper, así que no te desanimes. Como cualquier habilidad aprendida, la práctica es la clave.

Guía al grupo si se desvía del camino.

  • Insta a las mujeres a concentrar sus oraciones de adoración a partir del pasaje seleccionado.
  • Comienza ofreciendo una breve alabanza o confesión, y pide a las demás que se unan orando en un orden aleatorio.

Responder a la verdad de Dios no se limita a la alabanza. A veces incluirá expresiones de rendición, quebrantamiento, confesión, lamento y canto. Dirige con transparencia permitiendo que la Palabra de Dios penetre también en tu corazón.

Ideas para impulsar una respuesta personal a la Palabra:

Invita a los participantes a decir un atributo o nombre de Dios, o a completar una oración como:

«Te amo Jesús, porque _____».

«Dios, me has rescatado de _____».

Adapta la parte de la respuesta a la Escritura que hayas elegido.

  1. Intercesión guiada por el Espíritu: 15-30 minutos

Haz que el grupo pase de la adoración a la intercesión utilizando pasajes como Mateo 7:7, Romanos 8:26-28, Hebreos 7:25, o 1 Juan 5:14-15. El objetivo de la oración colectiva es permitir que el Espíritu se mueva libremente para recordarnos cómo debemos orar. Cuando mantenemos nuestras Biblias abiertas y no nos apresuramos en los momentos de silencio, le estamos invitando a que nos ayude a que nuestras oraciones estén más orientadas hacia el Reino, ya que oramos por el pueblo de Dios, las comunidades, las iglesias y por el avivamiento y el despertar espiritual en toda nuestra nación y en el mundo. Escuchando las indicaciones del Espíritu, nos basaremos en las oraciones de los demás, y a menudo surgirán nuevos temas.

Dependiendo de tu grupo, puedes dividir la oración en segmentos, pero generalmente funciona de igual manera, no interrumpiendo el flujo de la oración. Si te mantienes en espíritu de oración, puedes guiar suavemente al grupo en una dirección concreta a medida que Dios te dé una visión.

  1. Cerrar en fe y acuerdo: 5 minutos

El punto culminante de cada reunión de oración es celebrar la soberanía de Dios, Su plan y propósitos perfectos, y Sus respuestas a los clamores de nuestro corazón. Nos regocijamos con gratitud por el privilegio de adorar en Su presencia y deleitarnos en la gracia que es nuestra en Cristo. Nuestra esperanza y fe estallan en las preciosas promesas que sostienen firmemente nuestro futuro. Nos recordamos a nosotras mismas que Cristo es triunfante y que Su reino no tendrá fin.

Ideas para fortalecer la fe y la unidad:

  • Cantar un himno o la doxología.
  • Recitar el Padre Nuestro al unísono.
  • Hacer una lectura receptiva de las Escrituras en la que cada persona repita una afirmación después de cada versículo, como: «Jesús es el Señor», «Su reino es eterno», «Digno es el Cordero», «Ven, Señor Jesús» o «Su amor es eterno«.
  • Concluye leyendo Escrituras como Daniel 7:13-14, Salmo 61, 136; Efesios 6:10-18; Hebreos 6:13-20, Apocalipsis 21:1-7.

Al principio o al final de una reunión de oración, concede un breve espacio de tiempo para que las mujeres entablen una conversación informal, compartan oraciones contestadas y conecten sus corazones. El papel de una maestra es ayudar a las mujeres a conectar los puntos para entender cómo su vida diaria está siendo impactada por sus oraciones. Establecer relaciones entre los miembros del grupo nos ayuda a dejar de lado nuestras diferencias y a experimentar una unidad más profunda en la oración.

Estoy convencida de que si comprendiéramos plenamente la absoluta necesidad de la oración personal y colectiva para lograr el cambio que necesitamos desesperadamente, nuestros ritmos de oración serían radicalmente distintos. Al igual que el profeta Joel tocó la trompeta en Sión hace miles de años, es hora de que nosotras hagamos sonar la alarma e imploremos al pueblo de Dios que vuelva a Él en oración humilde y arrepentida (Joel 1:14; 2:1, 5-16). No hay tiempo que perder.

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Sobre el autor

Leslie Bennett

Leslie Bennett se desempeñó como Directora de Ministerios de la Mujer durante doce años antes de unirse a Revive Our Hearts en las iniciativas del ministerio de mujeres. También es la administradora de contenido del blog Revive Our Hearts 'Leader … leer más …


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