A la hora de discipular, muchas personas se sienten abrumadas. ¿Deberías hacerlo parte de un programa formal o simplemente reunirte de manera individual? ¿Deberás reunirte semanalmente y entrar de lleno en un estudio exegético de la Biblia?
¡No tiene que ser algo tan difícil! Mentorear a otra se trata sencillamente de compartir tu experiencia de vida y tu perspectiva con mujeres más jóvenes, mientras aprendes de otras más ancianas, y caminan por la vida juntas.
Preparando el terreno
Comienza orando para que Dios te guie hacia la persona con la que deberás reunirte, y luego espera el tiempo de Dios. Piensa en aquellas mujeres allegadas, incluyendo las menos conocidas. ¿Cuáles tienen vidas que son dignas de emular? ¿Cuál de esas jóvenes es receptiva a la sabiduría y experiencia de una mujer mayor?
Una vez sientas que Dios te ha dirigido a la mujer adecuada, tómate un tiempo para conocerla, ya sea tomando juntas un café, almorzando, caminando juntas o invitándola a tu hogar. No tiene que convertirse en una relación de discipulado desde el inicio. Más bien considéralo como el principio de una relación de amistad.
Si el procurar reunirte con alguien te intimida, quizás puedes llegar a conocer alguna persona en un estudio bíblico o en algún grupo de mujeres de la iglesia. Inicia la conversación, y en la medida en que hablen, busca mostrar compasión y amor hacia esa mujer, en el lugar que ella se encuentra en ese momento. Camina al lado de alguien que necesite ayuda y aliento. Ofrécete a orar por ella. Más que nada, inicia la relación mostrando una preocupación genuina por la otra persona.
Otras recomendaciones
- Invítala a un estudio bíblico que estés dirigiendo o en el que estés participando.
- Envíale un mensaje de texto para dejarle saber que estás pensando en ella y pregúntale si tiene alguna petición de oración.
- Conéctate con otras mujeres a través de sus hijos (las mamás de sus amigos, en las ligas de deporte, etc). Esto puede ayudarte a formar relaciones genuinas en el transcurso de la vida cotidiana.
Coloca parámetros
Antes de comenzar a mentorear a alguien, considera si debes incorporar algunos parámetros. No todo tipo de relación necesitará de esta estructura, pero si la tuya es una más formal, esto puede ayudar a que las cosas vayan bien con el tiempo.
Esta semana, mientras oras acerca de a quién abordar, también ora por la relación en sí. Considera hacer las siguientes cosas en la medida que cultivas esta amistad:
- Separa un tiempo en el que se reunirán. Por ejemplo, pudiera ser semanalmente por tres meses, o mensualmente por seis meses, luego reevaluas. Algunas relaciones funcionan mejor cuando no hay un parámetro de tiempo establecido y las reuniones ocurren de acuerdo a la necesidad. La flexibilidad es algo muy valioso en las relaciones informales de discipulado, sobre todo para las mujeres que tienen estilos de vida muy ocupados.
- Establece límites. No estés disponible 24/7. Debes tener tiempos en los que no estés disponible, a menos que sea una emergencia, especialmente si estás en medio de tiempos de familia. Siempre anima a tu mentoreada a buscar a Dios en oración antes de llamarte o enviar mensajes de texto.
- Asegúrate de incluir tiempos en la Palabra y en oración en cada una de tus reuniones, así como tiempo para conversar y ponerse al día.
Expectativas y errores a evitar
También es importante que una vez que hayan decidido reunirse, discutas tus expectativas sobre la relación. ¿Cuáles son esas áreas de la vida en las que tu amiga necesita ayuda? ¿Cuál sería un lugar seguro y cómodo para reunirse? ¿Qué espera ella de esta relación? Asegúrense de estar de acuerdo con estas expectativas. El estar en la misma página puede llevarlas a más crecimiento mientras caminan juntas por la vida.
Si tienes el rol de dirigir, es importante que tu amiga sepa que no eres su madre ni tampoco una consejera profesional. Tú estás ahí para caminar a su lado y animarla en su caminar con el Señor y apuntarla hacia la verdad bíblica.
Independientemente de los parámetros que coloques, asegúrate de que lo que ella comparte se mantenga confidencial, y de que ella tenga la libertad de ser genuina y transparente.
Errores a evitar:
- Establecer roles estrictos de maestra y alumna.
- Ser inflexible o insistir en mucha estructura.
- El no querer compartir tus fracasos así como tus victorias.
- Hablar sin escuchar genuinamente y sin hacer preguntas que lleven a la persona a pensar profundamente.
- Ofrecer mucho consejo antes de ganarse la confianza de la persona.
- Tratar de resolver los problemas de la persona.
- Tratar de hacer de la mentoreada una versión de ti misma.
Otras recomendaciones:
- Prepárate para no contestar todas las preguntas. En lugar de ello, apúntala a las Escrituras, a un programa o podcast, a un libro, y luego discutan el punto juntas.
- Respeten la privacidad de cada una en asuntos sobre los cuales prefieren no hablar o dar mucho detalle.
- Aprecien las diferencias generacionales de cada una así como aquellas cosas que tienen en común.
Caminar juntas es una aventura que cosecha recompensas. Esta semana, comienza a orar y pídele a Dios que te dirija a otra mujer cuyo corazón y vida puedan vincularse con los tuyos para su gloria. Hay muchas mujeres que están sedientas de una relación auténtica que les ayude a navegar por la vida. ¿Serás la respuesta a la oración de alguien por una amistad de mentoría?
No te olvides de visitar el blog la próxima semana mientras consideramos maneras de regar y cultivar un tipo especial de amistad, una que adorne el evangelio de Jesucristo.
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