3 maneras en las que las distracciones mundanas pueden obstaculizar tu crecimiento espiritual

Cuando llega la hora de comer para mi nieto de diez meses, hay que darle de comer donde haya el menor número posible de distracciones porque, en cuanto oye algo, mueve la cabeza para ver de qué se está perdiendo. Mientras veo a mi hija intentar tranquilizar a su hijo para que pueda alimentarse, ¡me sorprende lo mucho que podemos parecernos a él!

Vivimos en un mundo lleno de distracciones que pueden influir significativamente en nuestro crecimiento espiritual y obediencia si no tenemos cuidado. Aquí hay tres formas en las que distracciones aparentemente pequeñas pueden tener un gran impacto:

  1. Las distracciones mundanas pueden alejarnos de la salvación. 

En la parábola del sembrador (Mt. 13:1-23), aprendemos que una de las razones por las que la verdad de Dios no echa raíces ni crece es porque los afanes del mundo y el engaño de las riquezas (¡que pueden parecer tan inofensivos!) ahogan la Palabra que se ha sembrado.

Hay muchas cosas por las que podemos preocuparnos o las cuales podemos desear hoy, ¿no es cierto? Para librar esta batalla, debo recordarme constantemente que este mundo no es mi hogar. Pero también debo ser fiel y orarpor aquellas que están tan distraídas por el mundo que se han perdido al Único que realmente satisfará los anhelos de sus corazones.

«Señor, gracias por salvarme del poder del pecado que una vez me hizo esclava de mi carne y del mundo. Usa mi vida como testimonio de tu gran amor y fidelidad».

  1. Las distracciones mundanas pueden impedirnos crecer y vivir según las verdades vivificantes del evangelio. 

Pablo oró para que la joven iglesia de Colosas fuera llena del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y entendimiento espiritual para que pudieran caminar de una manera digna del Señor. Esto requeriría que dijeran no a cualquier cosa que los distrajera de buscar a Cristo por encima de todo.

Debemos hacer lo mismo, enfrentándonos decididamente a cualquier cosa que nos aleje de lo que es supremamente importante: conocer a Cristo. Encuentro que la batalla es continua mientras me esfuerzo por mantener las cosas buenas en su lugar apropiado como los teléfonos inteligentes, el internet, el entretenimiento, Facebook, Twitter, el ejercicio, el trabajo, los hijos, los nietos, las reparaciones del hogar, la preparación de la comida, lavar la ropa o estar ocupada con asuntos mundanos… y así sucesivamente. Incluso las cosas que son muy buenas no deben alejarnos de lo que es mejor para nuestras almas.

«Padre, confieso que, en mi debilidad, puedo caer en la tentación de llenar mi tiempo y mi alma con las cosas de este mundo en lugar del evangelio. Por favor, ayúdame a caminar por el Espíritu para que no satisfaga los deseos de la carne, que me impiden hacer las cosas que realmente quiero hacer (Gálatas 5:16-18)».

  1. Las distracciones del mundo pueden impedir que disfrutemos de la presencia de Dios.

Un día, Jesús fue a visitar a María y Marta, que estaban encantadas de recibir en su casa a su amado Maestro. El relato de Lucas 10 nos invita a aprender una importante lección: «Ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba Su palabra.Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos». Estaba distraída de realmente pasar tiempo con Jesús.

Podemos distraernos con cosas que sinceramente estamos haciendo para agradar a Jesús. Cosas buenas. Pero Jesús no quiere que estemos haciendo cosas por Él a expensas de estar con Él.

Nuestro Señor es comprensivo con las exigencias de la vida que demandan de nosotras. Piensa en Sus pocos años de ministerio en la tierra: los enfermos querían ser curados, los cojos querían caminar, los ciegos querían ver, los fariseos y saduceos querían debatir con Él, Sus discípulos querían enaltecerlo en medio de la gente. Pero, ¿cuántos querían simplemente estar con Él?

Jesús se retiraba con frecuencia a un lugar tranquilo para disfrutar de la comunión con Su Padre. Él nos invita a hacer lo mismo porque hay plenitud de gozo en Su presencia y deleites sin fin a Su diestra (Sal. 16:11).

Por último, Dios quiere enseñarnos a descansar en medio del caos y la confusión de este mundo. Eso es lo que Dios está profundizando en mí estos días. Independientemente de las distracciones, presiones, pruebas o sufrimientos que me acechen en un momento dado, mi corazón solo descansará verdaderamente cuando esté fijo en Cristo. Cuanto más confío en la bondad y el control soberano de Dios sobre cada circunstancia de mi vida, menos cosas inesperadas o duras pueden robarme la paz o la alegría que me han sido dadas en Cristo.

Aprecio mis momentos de comunión con el Señor cada mañana, pero he aprendido con qué facilidad puedo quedar atrapada o desanimada por las circunstancias de mi día. Ese no era el caso de Jesús, que vivía en perfecta comunión con Su Padre de hora en hora. Nada perturbaba a nuestro Salvador. Nada lo apartó de la obra que había venido a hacer.

Jesús estaba:

  • Siempre ocupado, pero nunca apresurado.
  • Lleno de compasión, pero nunca abrumado por las enormes necesidades.
  • Plenamente consciente de que muchos le seguían solo para obtener algo de Él, pero firmemente comprometido a mostrarles su mayor necesidad.
  • Siempre acercándose a la cruz donde los hombres pecadores lo crucificarían, pero nunca vacilando de la misión que vino a cumplir.

Dios nos llama a una vida en la que las distracciones desaparecen y Su voz se convierta en la que escuchamos ante todo. . .

  • Cuando empujan y tiran de nosotras en todas direcciones. Y cuando sentimos que la vida es tranquila y pacífica. 
  • Cuando sentimos que nada tiene sentido. Y cuando todo parece encajar en su sitio.
  • Cuando nos faltan las fuerzas y nuestra fe es débil. Y cuando nos sentimos bien y nuestra fe es fuerte.

Esta es la vida a la que Dios nos llama cuando nos despoja de las falsificaciones de paz, alegría, fortaleza y seguridad del mundo. A medida que aprendemos a depender cada vez más de Cristo para todas nuestras necesidades y deseos, descubrimos que la paz y la alegría de Dios brotan en nosotras como una fuente y, aunque todo a nuestro alrededor se tambalee, nuestra confianza y esperanza en Cristo permanecen.

¿Hay alguna distracción mundana de la que necesites arrepentirte y dejar a un lado para buscar al Señor?

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Sobre el autor

Linda Green

Linda Green es la Directora del Ministerio de Mujeres en The Orchard Evangelical Free Church. Ha estado casada con su esposo, Ray, por más de tres décadas, y tiene tres hijos adultos y varios nietos. Disfruta escribir artículos que ayuden … leer más …


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