Cuando mi hija de secundaria subió al escenario para recibir el premio al «Más Paciente», me reí a carcajadas y le susurré a mi marido: «¿Qué estará pasando en su salón de clases para que tenga tanta paciencia y le hayan dado un premio por ello?».
Los conflictos son inevitables, incluso en una clase con pocos alumnos y el mejor profesor. Yo misma me doy cuenta de que aun estando sola puedo provocar conflicto, ¡porque me irrito! Pero en lugar de dejar que los conflictos nos quiten el sueño o nos tienten a golpear nuestras paredes, Dios nos llama a vivir pacíficamente.
«Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres». -Romanos 12:18
Romanos 12 nos muestra al menos 3 estrategias para buscar la paz en medio de cualquier conflicto usando nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestras manos.
-
Cabeza: Fija tu mente en la verdad de Dios, no en tu conflicto.
«Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto». -Romanos 12:2
Jesus nos dice que si conocemos la verdad (si somos gobernadas por Su Palabra), la Verdad nos hará libres (Juan 8:31-32). La Biblia es nuestra única fuente infalible de Verdad.
Antes de que nuestros corazones controlen nuestras emociones y nos sumerjan en un caos, concentrémonos en la Verdad. De lo contrario, el «si es posible» de Romanos 12:18 puede parecer totalmente imposible. Afortunadamente, la Palabra de Dios nos recuerda lo contrario:
- Todas las cosas son posibles para Dios.
«Para los hombres [la salvación] es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios» (Marcos 10:27, énfasis añadido).
No podemos hacer nada separadas de Cristo. Pero somos suyas, y Su poder es nuestro. Él puede salvar a hombres que nosotras tacharíamos de «irredimibles», como el apóstol Pablo del siglo I (antiguo perseguidor cristiano) y Mincaye del siglo XXI (antiguo guerrero Waodoni asesino de misioneros).
Tan posible como es que Dios salve a los hombres sin esperanza, le es igual de posible traer paz al conflicto.
- Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de sus hijos.
«Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito». -Romanos 8:28
Dios hace que todas las cosas cooperen para bien, no algunas o la mayoría de las cosas, sino todas las cosas. Incluidos los conflictos. Nada sucede sin Su permiso (Lamentaciones 3:37). Ya que Dios trajo o permitió nuestra situación, sabemos que la usará para nuestro bien y Su gloria.
¿Tu cabeza declara que Romanos 8:28 es verdad, mientras que tu corazón a veces lucha por creerlo? ¿No nos preguntamos cómo es posible que Dios puede hacer que atrocidades como el asesinato sean para nuestro bien?
Cuando nuestro corazón dude de lo que nuestra cabeza sabe, podemos redirigir su atención a la Verdad: Todas las cosas son posibles para Dios, incluso la salvación y Romanos 8:28.
-
Corazón: Que el amor de Cristo, no tus derechos, gobiernen tu corazón.
«El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno». -Romanos 12:9
Dios llama a los cristianos a servir de puente hacia la paz con amor genuino. Pero, como me recordó hace poco un pastor, ¿realmente queremos ser voluntarias para ser un puente? Después de todo, están diseñados para ser pisados. ¿No es esa a menudo la fuente de nuestros conflictos? ¿La gente pisoteándonos a nosotras y a nuestros «derechos»?
Nuestros corazones naturalmente orgullosos aplastarán el amor, la alegría, la paz, la paciencia y todos los demás frutos del Espíritu haciendo una mermelada inservible. Pero mientras nuestras mentes estén correctamente cimentadas en la Verdad, nuestros corazones derramarán humildemente amor en lugar de indignación.
Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a enfocar nuestros corazones en la Verdad mientras atravesamos un conflicto:
- A la luz de la eternidad, ¿esta situación realmente importa? Si la consecuencia no es enormemente grave, puede ser mejor dejarlo pasar. Pablo nos anima: «Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al mayor número posible» (1 Corintios 9:19).
- ¿Hay orgullo en mi corazón que está favoreciendo el conflicto? El objetivo final del orgullo es nuestra destrucción (Proverbios 18:12). Oremos diariamente a Dios pidiendo que escudriñe nuestro corazón en busca de orgullo y luego rindámosle lo que nos muestre.
- ¿Estoy recordando quién es el verdadero enemigo? Los líderes judíos clamaron por la crucifixión de Jesús, y los soldados romanos lo clavaron en la cruz. Pero fue el pecado en nuestros corazones lo que lo puso allí. El pecado acecha a la puerta. Dominémoslo odiando el pecado y amando a nuestros enemigos (Mateo 5:43-48) antes de que nos domine a nosotros (Génesis 4:7). Nuestro verdadero enemigo no son las personas. Es el pecado que todos llevamos dentro.
-
Manos: Acércate con gracia, no con manipulación.
«No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien». -Romanos 12:21
¿Alguna vez has estado tan convencida de tu idea que has manipulado una situación para salirte con la tuya? Después de todo, es lo mejor para todos, ¿no? Puede parecer razonable, pero no encuentro ese versículo en la Biblia (créeme, lo he buscado.) En cambio, versículos como Romanos 12:21 me convencen de acercarme con gracia, no con manipulación.
Una vez que ponemos nuestra mente en la Verdad y anclamos nuestro corazón en el amor de Cristo, la tendencia a manipular a las personas y las circunstancias disminuye. En su lugar, crece la confianza en Dios y en Su voluntad, lo que nos hace desear acercarnos con agradecimiento, confianza y gracia. Si esto te parece demasiado, aquí tienes algunas estrategias adicionales que te ayudarán a crecer en gracia:
- Ora. Antes de acercarnos a los demás, acerquémonos a Dios, que es el Señor de todo, incluidos nuestros conflictos. Él es nuestra fuente de fortaleza, sabiduría y gracia (Santiago 1:5).
- Acércate a otros cara a cara o de voz a voz. Al comunicarnos por medios digitales se pierden muchas cosas. Podemos leer emociones involuntarias en un mensaje de texto o de correo electrónico. El celular y su «no-siempre-útil-autocorrección» puede empeorar nuestra situación. ¿Cuánto mejor (y más seguro) sería que los demás pudieran oír (y ver) nuestra sinceridad y nuestro amor?
- Utiliza el método del sándwich para discutir. «Hay quien habla sin tino como golpes de espada, Pero la lengua de los sabios sana» (Prov. 12:18). Cuando acompañamos los temas delicados con palabras de gracia, amables y de aliento, las discusiones difíciles resultan más fáciles de sobrellevar.
Empieza mencionando algo sincero sobre la persona o la situación que sea específico y positivo. (Las mentiras crean más problemas, los cumplidos vagos suenan falsos y la amabilidad sana). A continuación, entra en el meollo del asunto para poder llegar a una solución. Por último, independientemente de que llegues o no a una solución, termina la conversación con palabras sinceras, amables y de ánimo.
- Haz preguntas y repite para mayor claridad. Dios hizo preguntas en la Biblia, y Él ya sabía las respuestas. Las hacía en beneficio del oyente. Nosotras las hacemos en beneficio de todos. Las preguntas ayudan a aclarar el problema, revelan los malentendidos y nos protegen de las suposiciones. Haz preguntas sinceras y amables que mejoren la comprensión. Evita las preguntas combativas y retóricas que pueden agravar el desacuerdo.
- Después de hacer preguntas clarificadoras, continúa con: «Lo que creo que escuché que dijiste es...». Te sorprenderá la frecuencia con que responden: «No, no es eso lo que quise decir».
- Busca algo en lo que ambas partes puedan estar de acuerdo. Todos podemos encontrar puntos en común si buscamos con esfuerzo, incluso los cristianos y los ateos. Pablo utilizó el punto en común de la pasión por la religión para captar la atención de los atenienses adoradores de ídolos. Muchos escucharon y algunos se salvaron (Hechos 17:16-34).
La verdad, el amor y la gracia conducen a la paz.
Jesús no prometió que transformaríamos todos los conflictos en paz. Al contrario, prometió que en este mundo tendríamos problemas (Juan 16:33). Santiago sugiere que nosotras somos las causantes de los conflictos (Santiago 4:1).
Mientras que nosotras pecadoras vivamos en este mundo corrompido por el pecado, los desacuerdos se infiltrarán en nuestras relaciones, las palabras duras saldrán de nuestras bocas y los malentendidos causarán conflictos. Pero Dios promete paz perfecta para nuestras almas cuando fijamos nuestras mentes en Él y en Su verdad inmutable, le entregamos nuestros corazones en amor, y extendemos nuestras manos en la bondad y la gracia de Cristo.
¿Quién sabe? Puede que incluso ganemos un premio al «Más Paciente».
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Maestra Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación