¿Yo primero?

Si has prestado atención, toda esta semana hemos estado hablando de la reverencia. Hoy quiero que nos enfoquemos en un versículo en particular, que habla específicamente a las mujeres:

“De manera similar, enseña a las mujeres mayores a vivir de una manera que honre a Dios. No deben calumniar a nadie ni emborracharse. En cambio, deberían enseñarles a otros lo que es bueno”. - Tito 2:3 (NTV)

De seguro pensarás que este versículo no tiene nada que ver contigo… ¿Mujeres mayores? ¿No calumniar? ¿No emborracharse? Aunque soy joven y no bebo alcohol, este versículo se aplica a mí y a ti.

Para convertirte en una mujer mayor que honre a Dios debes comenzar por ser una joven que honra a Dios.

Algo que verdaderamente anhelo en mi vida es parecerme cada vez más a una mujer sabia y piadosa con el pasar de los años. Pero no puedo comenzar a ser una mujer piadosa cuando sea mayor; para llegar ahí, debo ejercitarme cada día para ser reverente al Señor de mi vida y rendirle mis deseos, decisiones y acciones. Pero, ¿por qué es tan importante ser piadosa?

Somos catedrales de Dios

De seguro has visto una catedral. Vitrales hermosos, techos altísimos y una arquitectura impresionante. Las catedrales son creadas para representar a nuestro majestuoso Dios. Así mismo, el Templo del Antiguo Testamento tenía innumerables detalles que contaban de la presencia de un Dios tres veces Santo.

La Biblia dice que somos templo del Espíritu Santo… ¡eso quiere decir que Dios HABITA dentro de nosotras! ¡Somos catedrales! No tiene sentido que una casa sea hermosa por fuera y que las personas que viven dentro estén incómodas por el desorden y la suciedad. Así mismo debe ser nuestra vida de piedad, debe reverenciar al huésped más honorable que podemos albergar en nuestro corazón.

“Una actitud irreverente dice: ‘¡Yo soy la única que importa! Todo gira alrededor de mí’. Una actitud reverente dice: ¡Cristo es lo único que importa! Todo tiene que ver con Él”. - Nancy DeMoss Wolgemuth

¿Cómo podemos mostrar una actitud reverente a Dios con nuestra manera de vivir? Anteponiendo los deseos de Dios a los de nosotros, preguntándole cuál es su voluntad para nuestras vidas en cada decisión, por más pequeña que sea, porque Él merece ese respeto ¡Él debe ser lo primero!  

Embriagadas de la autopromoción, autogratificación y autocomplacencia

En uno de los capítulos del Club de lectura de esta semana, dice que en el versículo que leímos, al Pablo hablar de emborracharse, en estos tiempos puede referirse a embriagarnos de Facebook, de las compras, o de la televisión. En fin, el versículo realmente apunta a cualquier cosa que nos pueda provocar adicción para obtener un beneficio momentáneo en vez de uno eterno, creyendo que nuestra opinión de “lo que es bueno para nosotras” es mejor que lo que Dios tiene para nosotras. Aquí entran los pecados de la autopromoción, autogratificación y autocomplacencia.

Aunque estas palabras suenan complicadas, la verdad es que como pecadoras las vivimos cada día y de miles maneras:

  1. Cuando nos vestimos para llamar la atención de los demás en vez de buscar honrar a Dios con nuestra vestimenta.
  2. Cuando decimos “es solo un capítulo más” de esa serie en Netflix mientras nuestra Biblia espera por ser abierta.
  3. Cuando comemos ese chocolate o helado para “sentirnos mejor” en vez de correr a Dios para que nos de la verdadera satisfacción.
  4. Cuando nuestra forma de comportarnos es “ruidosa y alocada” para que los demás se fijen en nosotras.
  5. Cuando subimos una foto a Facebook o Instagram esperando tener muchos “likes” y sentir la “aceptación de los demás”.

Pecados “pequeños”

Puede ser que las cosas que mencioné anteriormente no luzcan como pecados “terribles”, pero la verdad es que detrás de estas acciones están las mismas cosas que guiaron a Eva a comer de la manzana, a Satanás a rebelarse contra Dios y a Esaú a vender su primogenitura ¡No hay pecados pequeños! Todo pecado deshonra a Dios y mancha las paredes de nuestra “catedral”. Así que te invito a reflexionar sobre tu vida y desechar aquellas cosas que no traen honra a Dios, poniendo así a Dios como lo primero.

Para poner en práctica:

  • Haz una lista de 5 cosas de tu personalidad y hábitos que son irreverentes a Dios.
  • Toma un día a la vez para orar por cada una de estas cosas y pide a Dios que te siga mostrando qué otras cosas no le agradan.

 

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Sobre el autor

Nicole Tejera de García

Nicole Tejera de García es diseñadora de Aviva Nuestros Corazones y Revive Our Hearts, su pasión es servir a Dios en todas las áreas de su vida. Sirve como vocalista en el grupo de adoración de su iglesia local. Está … leer más …

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