Nuestra generación ha sido beneficiada por el avance de la tecnología y sumado a eso en muchos lugares de Latinoamérica se ha experimentado un avivamiento al regresar a las verdades esenciales del Evangelio. Hoy en día tenemos a nuestra disposición muchos recursos de sana doctrina de manera gratuita al punto que casi cada día nos enteramos de una nueva página o de un nuevo libro que podemos descargar.
Los ministerios en línea son una gran bendición porque ponen a nuestra disposición recursos que nos ayudan a crecer y nos proveen instrucción práctica para la realidad en la que vivimos. Sobre todo para aquellas que no tienen acceso a materiales centrados en la verdad o que se encuentran en lugares espiritualmente desérticos. Pero si nos acercamos a ellos con el corazón incorrecto nos corremos el riesgo de perder de vista la manera en la que Dios ha planeado que los hijos de Dios se relacionen. Podemos dejar de apreciar las hermosura de la iglesia local y del estudio de Su Palabra.
La vida cristiana está diseñada para ser llevada a cabo en el contexto de relaciones entre hermanos en la fe que pueden observar tu vida y amarte en el lugar donde Dios te ha colocado. Las redes sociales no son un sustituto de lo que Dios tenía en mente a la hora de regalarte una comunidad de creyentes. Los recursos digitales de sana doctrina deberían ser un sorbo de agua que genere en ti una sed que te dirija a la fuente inagotable de vida eterna. No te conformes con tan poco.
Consume los recursos en línea sabiamente
Siempre será más fácil ver un sermón en línea “cuando tengo el tiempo” o leer un articulo que puede darnos tres pasos prácticos para lidiar con una lucha en mi vida cristiana, que sentarme en mi iglesia local a escuchar y aprender de mi pastor o estudiar la Palabra de Dios. Pedir un consejo o confesar un pecado siempre será mas fácil si lo hago por correo electrónico a personas que no me conocen, que la difícil tarea de exponerme ante una anciana en mi congregación o presentarme al liderazgo de la iglesia. Costará mucho mas trabajo relacionarme a gente que observa mi vida, que conoce mis luchas...
¿Ves? Nos podemos engañar fácilmente.
Seguir la enseñanza de una persona que admiramos en el Internet puede darnos una falsa idea de su autoridad sobre nuestras vidas y corremos el riesgo de caer en la tentación de rehusarnos a la autoridad que Dios ha delegado en el cuerpo pastoral de nuestra iglesia local. Toda esta información que consumimos puede darnos la ilusión de que estamos al día, de que sabemos teología y perder lo que realmente es esencial e importante.
Si no estamos apercibidas podemos cegarnos a nuestra inmensa necesidad de correr a la fuente correcta: Cristo. A la fuente inagotable de sabiduría y consejo que es la Palabra de Dios. Pueden nublar nuestra necesidad de vivir a la luz de relaciones dentro de la familia de Dios.
Jesús nos advirtió en Juan 15:5,
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
Jesús es la única fuente a la que necesitas estar conectada las 24 horas, Él es a quien debes seguir, Sus palabras son dignas de toda nuestra admiración y Su consejo es el único que dará fruto en nuestras vidas.
Entonces, ¿son malos los ministerios en línea? ¡No! Son una gran bendición si los usamos correctamente. Usémoslos como avenidas que nos guíen al destino correcto:
- A una sed por la Palabra de Dios.
- A un mayor amor por tu iglesia local.
- A una vida en comunidad en la familia de la fe.
- Y a una vida de sumisión gozosa y voluntaria a tus padres, a tus hermanos en la fe y a tus pastores.
- A desarrollar relaciones saturadas del Evangelio con mujeres piadosas que te enseñen en la vida real a amar a Dios y a amar sus prioridades.
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