Todas queremos estar conectados, sentir que somos parte de algo o de alguien. Hay una necesidad intrínseca en el ser humano de relacionarse, de amar, de ser amado. Puedes verlo de cerca si te diriges a los primeros capítulos de Génesis. Dios hizo toda la creación, pero no la dejó ahí desconectada de sí mismo, sino que desde el día que llamó todo a existencia la ha sustentado (Heb. 1:3). Al momento de formar al hombre, Dios también le dio acceso a su presencia, Él dejó abierto el canal de comunicación con Adán y fue muy claro al comunicarle las reglas del juego. Adán nunca estuvo desconectado de Dios, Dios no estuvo “offline” para él en ningún momento. Todo lo contrario, Dios conocía cada una sus inquietudes y necesidades, por eso Dios le proveyó a una compañera, una esposa con la que él podría hacer una familia y ser provisto emocionalmente con relaciones humanas, de carne y hueso. (En ningún lugar de mi Biblia dice que Dios le proveyó de un Iphone o le sacó una cuenta de Facebook.)
Pero cuando ellos pecaron y desobedecieron a Dios se cortó toda conexión que los unía con su Creador. Su necesidad más básica dejó de ser provista y las conexiones con su esposa, futura familia y amigos se afectaron profundamente.
Y miles de años más tarde aquí estamos tu y yo tratando de conectar los cables que se rompieron en el Edén, ninguno de ellos parece empatar con el otro. Nos encontramos cosiendo parches a lo que se rompió en Génesis 3. Nuestra alma grita desesperadamente por conexión, pero no se escucha nada, solo el sonido del teclado y de las notificaciones de nuestros teléfonos inteligentes.
¿Qué es lo que estamos buscando realmente cuando nos “conectamos en línea”?
Buscamos aprobación
Anhelamos ser conocidas
Queremos “sentirnos” conectadas.
Vamos detrás de algo que sacie nuestra necesidad de ser amados y amar.
Pero la realidad es que la tecnología y los medios de comunicación nos brindan un falso sentido de conectividad, porque nos encadena a vivir en un mundo que solamente puede ser visto detrás de una pantalla. Entonces por conectar con los que están en un dispositivo nos perdemos los rostros de los que están a nuestro alrededor y el rostro de Aquel en cuya imagen fuimos creados.
Para solucionar este problema fue que Cristo se despojó de su trono y se hizo hombre. Él pagó en la cruz el precio completo que costaba restablecer nuestra conexión con Dios. Ahora ya no estamos lejos, en Cristo podemos relacionarnos otra vez con Dios y al reconectarnos con Él podemos recuperar la belleza de las relaciones con otros. ¡Ese fue su plan! Redimir nuestra conectividad. Es mi oración que con eso en mente durante esta semana puedas hacer estas 4 cosas:
Analiza tus motivaciones a la hora de conectarte en línea. Estas 6 preguntas de Erin Davis te ayudarán a discernir tus intenciones.
Mide el tiempo que pasas en las redes sociales, en el teléfono y en la TV. Compáralo con tiempo que dedicas en tu búsqueda de Dios en oración, en la Palabra, o conectando con gente de carne y hueso. ¿A quién o qué estás dedicándole más energía?
La intención de este ejercicio no es poner una mochila de culpa en tu espalda, es simplemente para que puedas hacer un alto y mirarte desde otra perspectiva.
Si te diste cuenta que tu corazón está en el lugar incorrecto, corre a Dios. Él siempre, siempre, siempre está disponible para abrazarte y perdonarte. Míralo en Hebreos 4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Pídele que renueve tu amor por él y por las personas que te rodean.
Te reto que confieses esta lucha a una amiga piadosa, mentora o a tu madre. Ríndele cuentas acerca de este tema y pídele que te ayuden a enfocarte más en tu relación con Dios. (Trata de tener esa conversación cara a cara, no por chat.)
Utiliza tus redes para invitar a otros a conectarse con Dios a través de Cristo. Usa tus redes para la gloria de Dios. De ninguna manera quiero que entiendas que la tecnología en sí misma es mala, lo que está dañado es nuestro corazón que se postra ante ella en lugar de rendirse ante Dios. Mantente atenta porque mañana publicaremos 10 maneras en las que puedes ser una luz mientras estás en línea.
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Versículo para memorizar esta semana
Hebreos 4:16
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
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Si tienes preguntas envíalas a jovenverdadera@avivanuestroscorazones.com o escríbelas en la sección de comentarios.
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