Vive lo que crees (Segunda parte) | Leamos la Biblia juntas | 2 Pedro 1:5-7

La semana pasada iniciamos 2 Pedro 1:5-7 y hoy continuamos explorando las cualidades del carácter de una joven que se esfuerza para vivir al máximo su fe. #leamoslaBibliajuntas

5 Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento;

6 al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad,

7 a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.

--2 Pedro 1:5-7—

Dominio Propio

Si estás decidida a esforzarte por ser una joven virtuosa y estás poniendo todo tu empeño en vivir de acuerdo al conocimiento que adquieres de la Palabra de Dios, te vas a encontrar en una lucha cuerpo a cuerpo contra tus propios deseos. Vives en una sociedad que ha puesto en el trono a las emociones y los deseos carnales, así que si quieres crecer en tu caminar con Cristo, entonces tienes que decidir quién estará en el trono de tu corazón. Necesitas silenciar esos mensajes constantes que te gritan: satisface tus propios deseos, libera tus emociones, sigue tus instinto; mientras subes el volumen de la Palabra de Dios que te dice: sé sobria, prepara tu mente para actuar conforme a la Palabra de Dios, entrena tus sentidos para agradar a Dios, somete tus emociones al Señorío de Cristo.

Vas a necesitar mucho más que “fuerza de voluntad” para romper malos hábitos alimenticios, o la adicción a una sustancia que controla tu cuerpo o quizás un pecado sexual al que te sientes atada y hasta para callarte cuando no puedes parar de hablar.  Necesitarás el poder del Espíritu Santo obrando en ti, porque el dominio propio es un fruto del Espíritu.(Gal. 5:22) Así que sé intencional al ceder el control de cada mal hábito y de todo lo que te domina al Señor, ríndete a su señorío y esfuérzate en decir “no” por el poder de Dios que mora en ti.

Perseverancia

Una de las cualidades que caracteriza la juventud es la inconstancia, esa actitud tan voluble de ver la vida. No me refiero específicamente a cuantas veces una joven cambie de carrera o de corte de cabello, si no de la capacidad de permanecer firme en la fe. La perseverancia es la paciencia en soportar lo que sea necesario por levantar el nombre de Cristo en nuestras vidas, es la capacidad de resistir en medio de las presiones y el pecado que nos arropa; es la persistencia que no se da por vencida porque tiene muy claro cuales son las promesas de Dios que alimentan el alma.

Aún en tu corta edad, aunque todavía no estés tomando “trascendentes” en tu vida (más que la ropa que te vas a poner y la hora en la que harás tus tareas) quiero animarte a que te esfuerces en ser fiel a Dios todos los días, a ser constante en tu determinación de perseguir la virtud, el conocimiento de la Palabra de Dios y en ejercitar el dominio propio. ¡Sé fiel en cada detalle de tu vida! Persevera ante cada tentación y te aseguro que llegará un día en el que Jesús vendrá y te dará la corona de la vida, que Él ha prometido a los que le aman. (Stgo. 1:12) Jovencita, esa es toda la esperanza que necesitas para esperar con paciencia.

Piedad

Una joven que se esfuerza en la piedad, se caracteriza por su lealtad y reverencia ante Dios, ella tiene sus prioridades claras y todas están marcadas por su amor por Dios. Ella vive enteramente para agradar a Su Salvador, así que no hay división ni departamentos en su conducta, ella es cristiana las 24 horas del día.

La piedad no es una aureola resplandeciente, ni un aro dorado que flota encima de tu cabeza, no necesitamos sobre-espiritualizar este concepto, la piedad es tu desempeño como hija de Dios, es tu devoción y dedicación a adorarle con tu vida y a través de tu servicio a otros. ¡Recuerda 1 Pedro 1:3! Lo mejor de todo es que este mandato a que nos esforcemos en la piedad, incluye la garantía de que tenemos TODO lo que necesitamos para crecer en ella. Esfuérzate al máximo por cultivar un corazón sometido a Dios, porque tendrás beneficios en esta vida y para la eternidad. (1 Tim. 4:8)

Fraternidad

Si has nacido de nuevo a la familia de Dios, necesitas esforzarte en amar a tus nuevos hermanos en la fe. Este tipo de afecto fraternal no es pasivo y no se limita a buenas intenciones, es un amor decidido en buscar oportunidades para demostrarlo con sacrificios, es un amor que pasa por alto la ofensa (1 Pedro 4:8) y que no hace acepción de personas. Esto incluye a las hermanitas de la iglesia que no te caen bien y a las señoras que miran tu ropa antes de mirar tu rostro, incluye a las personas que son muy fáciles de amar (a esas que admiras) y también a esas que no están en tu listado de las “10 favoritas”.

Cuando se nos hace muy difícil amar, necesitamos regresar al Calvario para recordar cuanto amor hemos recibido a pesar de nuestro horrible pecado y para buscar esa abundante gracia que nos ayuda a poner en perspectiva el pecado de los demás y el nuestro. Se requiere esfuerzo para ver que los demás necesitan de la misma misericordia que nosotras pedimos a Dios cada día, para buscar con diligencia evidencias de gracia en los demás y para hacer del amor a los creyentes, la bandera que identifique lo auténtico de nuestra fe. (Juan:13:35)

Amor

El amor es la virtud más excelente, es la garantía más fiel de nuestra fe. El amor a Dios y al prójimo es el resumen de la vida cristiana, todas las demás virtudes se desprenden de nuestra obediencia a este gran mandamiento. El mundo ha definido incorrectamente el amor como un sentimiento o una atracción física, pero la Biblia nos enseña de qué se trata, nos dice cuáles son las formas en las que necesitamos esforzarnos mientras amamos a Dios y a los demás. Necesitamos ser intencionales en amar con paciencia, con toda bondad, echando a un lado la envidia, la jactancia, la arrogancia y toda ofensa. Siendo diligentes en buscar el bien de los demás, sin irritarnos, ni tomar en cuenta el mal que recibimos, persiguiendo la justicia y la verdad. Este amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Cor. 13:4-7)

Para amar a la manera de Dios necesitamos de Su poder en acción en nuestras vidas, necesitamos ser llenas del Espíritu Santo, porque el amor también es un fruto del Espíritu y es la esencia de Dios mismo; ¡Decide vestirte de amor cada día! (Col. 3:14)

Joven verdadera, ¡esfuérzate al máximo en vivir la fe que has creído!

Reflexionemos

¿Qué está en el trono de tu corazón? ¿Tus deseos y pasiones pecaminosas o el Señorío de Cristo?

Ante la tentación, ¿tiendes a caer o perseveras en fidelidad a Cristo?

¿Qué consume tu corazón? ¿Un deseo de hacer tu voluntad o un deseo de someterte a Dios en cada aspecto de tu vida?

¿El amor a Dios y a los demás rigen tus decisiones?

¿Cómo estos versículos pueden convertirse en un motivo de arrepentimiento y oración?

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Sobre el autor

Betsy Gómez

Betsy Gómez tiene una gran pasión por inspirar a otras mujeres a atesorar a Cristo en lo ordinario de la vida. Nació en la República Dominicana, y ahora vive en Irving, Texas, donde su esposo, Moisés, sirve como pastor hispano … leer más …

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