¡Hola hermosa!
Solo en caso de que alguien no te lo haya recordado últimamente, el Dios del universo te creó cuidando cada detalle, de forma tan compleja y habilidosa, como nadie más lo haría. Sí, Él tenía un plan precioso al crear tu valiosa vida que es importante.
«Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien». -Salmo 139:13-14
Tu Creador te conoce y Él es quien te da propósito. Así que, no creas ni por un segundo que esta vida que tienes es insignificante. No pienses que hubo un error cuando fuiste divinamente formada.
«Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos.
Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos.
Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda.
Por detrás y por delante me has cercado, y tu mano pusiste sobre mí». -Salmo 139:2-5
El infinito Salvador del mundo ve personalmente cada capa, esquina y rincón de tu alma. Tú eres indudable e inevitablemente conocida por Él. Él te rodea, como si fuera un muro de protección siempre presente, porque Su presencia te envuelve. Nunca olvidada, nunca rechazada, nunca apartada; sino rodeada por el Padre que pone Su poderosa mano sobre ti y declara: «Te conozco. Conozco todo acerca de ti».
Tu joven corazón necesita profundas y resistentes raíces que sean plantadas en estas verdades acerca de nuestro inmenso, pero personal Dios.
La vida adolescente es un revoltijo impredecible de días demasiado divertidos y sin preocupaciones; y días difíciles, llenos de ansiedad, confusión, pérdidas y crisis que llevan al colapso por la búsqueda de preguntas sin respuestas sobre ti misma, tus circunstancias y todo lo demás.
Y debido a la monotonía, las mariposas en el estómago y las decepciones desgarradoras, es fácil perdernos en esta recargada montaña rusa, que hace que nuestros estómagos caigan de repente y se sacudan con punzadas enfermizas.
Muchas cosas pasan cuando eres adolescente. Sin embargo, si no sabes la verdad acerca de nuestro fiel Salvador, puedes perder tu punto de apoyo y ahogarte...
Ese chico es lindo y estás perdidamente enamorada de él. Ella es tu mejor amiga, pero de repente ya no lo es y no puedes descifrar por qué. Tus hermanas están volviéndote loca y tus hormonas te hacen actuar como un dragón irritable que escupe fuego y se queja con tus padres. Tu tarea pendiente de entrega hace que quieras colapsar, pero eso solo te lleva a ver maratones en Netflix y a dar clic una y otra vez en las publicaciones de Instagram (o mejor llamado Envidiainstagram).
Ah, además, tu futuro está tocando a la puerta y quiere saber a qué universidad asistirás y, por alguna razón, necesita saberlo ahora. Entonces, añade esta presión a las clases extracurriculares después de clases, a mantener tu promedio de calificaciones, a vestir a la moda y a alimentar las redes sociales.
No conoces el plan de Dios para tus siguientes cinco años y te preguntas desde ya si este chico podría ser «tu chico». Quieres desesperadamente que todo salga bien. Porque amas a Jesús y quieres honrarlo con todo tu ser, simplemente no sabes cómo se desarrollará todo aún, pero sabes que del panorama general al cuadro del «justo aquí y ahora» te sientes abrumada, indecisa, insegura y tal vez un poco perdida.
Respira, dulce chica, Dios te protege, Él te rodea. Atrás y adelante, debajo y encima, antes y después, y alrededor (Salmo 139:7).
El mismo que hizo las brillantes estrellas y las galaxias, también observa los detalles de tu vida y te recuerda que no debes estar ansiosa porque Él está cerca, muy cerca e íntimamente involucrado.
«El Señor está cerca. Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús» (Filipenses 4:5-7).
Y porque a Él le importas...puedes echar toda tu ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ti (1 Pedro 5:7).
Dios ve los detalles. Él escucha tus preguntas. Él entiende tus heridas. Él te rescata del pozo de la desesperación. Él sabe todo sobre tus encuentros con ese pecado (la primera vez que caíste y, más tarde, el lodo en el que elegiste revolcarte muchas veces); pero Él continúa limpiándote una y otra vez, porque Sus ropas blancas y puras son tuyas en Jesús (Lucas 12:6-7; Santiago 1:5-8; Hebreos 4:14-16; Salmo 40:1-3; 51).
Y no importa qué tan minúsculas, enormes u ordinarias fueron las cosas que pasaron en tu vida o pasaron durante tus años de adolescencia, tú puedes descansar en que Él lo sabe.
Cuando te sientas menos, preocupada, sin amigos, insignificante, despistada, exhausta o rota, puedes arrojarte a Sus brazos cuando sea y donde sea, porque Su gracia será abundante y suficiente. Jesús es suficiente (2 Corintios 12:9).
«Confiad en Él en todo tiempo, oh pueblo; derramen su corazón delante de Él;
Dios es nuestro refugio». -Salmo 62:8
Preciosa, nunca olvides que la vida es todo acerca de Él. Tú y yo, y todos los demás en esta tierra encontramos nuestra gran misión cuando nos dejamos caer a sus pies. Cuando nosotras decimos «todo lo que tengo es Tuyo» y cuando abrimos nuestras manos; entonces Él puede llenarlas con propósitos que glorifican a Dios y exaltan el evangelio (Mateo 16:24-28).
Entrégale tu corazón a Dios, sin reservas, porque Él es digno de tenerlo y puede, absolutamente y sin duda, tomar el control de cada cosa que enfrentes durante tus años de adolescencia y más allá.
Descansa en Su amor por ti.
Samantha
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