En Joven Verdadera nos encanta compartir contigo temas de actualidad, propios de la etapa de vida que estás atravesando pero también entendemos que en la medida en la que crezcas en tu entendimiento de las Escrituras podrás madurar en tu fe y aplicar Su verdad a los diferentes retos que tienes como una joven. Es por esto que iniciamos esta serie para animarte y acompañarte a leer la Biblia. En esta ocasión exploraremos cómo solo la introducción de 1 Pedro nos ayuda a descubrir nuestra identidad como hijas de Dios.
¿Alguna vez has viajado o vivido en un país diferente al tuyo?
Hace unos meses mi familia y yo partimos de la República Dominicana a los Estados Unidos, con el propósito de que mi esposo asistiera a un seminario teológico. Es la primera vez en nuestras vidas que experimentamos lo que se siente ser extranjeros, el sentido de inadecuación y las dificultades propias de encajar en un sistema que es totalmente diferente al tuyo.
De muchas maneras esto se relaciona con la forma en que vivimos nuestra fe. ¿Sabías que no importa el país en el que vivas, eres una extranjera? Quiero invitarte a que descubramos juntas el saludo que Pedro le da a los destinatarios de su primera carta y analicemos todo lo que estos dos versículos tienen que decirnos acerca de nuestra identidad y el propósito de nuestra.
Pedro, apóstol de Jesucristo:
A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Que la gracia y la paz os sean multiplicadas. 1 Pedro 1:1-2
¿Quién escribe?
Pedro, apóstol de Jesucristo. Tan solo su presentación es motivo de alabanza a Dios por su increíble y transformadora gracia. El mismo Pedro que lo negó tres veces es quien hoy introduce una carta a la iglesia acerca de cómo perseverar en fidelidad en medio de la persecución. ¡Ese es el poder del Evangelio en nuestras vidas! Este saludo nos llena de esperanza, Dios tiene el poder para cambiarnos sin importar cuan bajo hayamos caído, su gracia convierte a traidores en aliados.
¿A quiénes está dirigida esta carta?
Está dirigida a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Estos eran cristianos en sufrimiento que estaban en Asia Menor porque habían huido de la persecución. Y también está dirigida a ti y a mí.
Expatriado quiere decir que vive fuera de su patria. Si eres una hija de Dios entonces él te ha otorgado una nueva naturaleza y una nueva ciudadanía. Tú te has convertido en extranjera aún si viven en el país en el que naciste porque ahora realmente perteneces a la Ciudad de Dios. Este mundo ya no es tu hogar, no será tu domicilio permanente, solo estás aquí de forma temporal.
¿Te fijaste cómo les llama a los expatriados? Los llama “elegidos”, Pedro les recuerda que ellos han sido escogidos por Dios, apartados por su gracia ¡Ni tu ni yo buscamos a Dios por nuestra propia cuenta, él nos salió al encuentro! Dios te escogió en Jesús y eso es lo que te define, eres una extranjera en la tierra y una elegida en el cielo.
¿Elegidas según qué?
según el previo conocimiento de Dios Padre,
El hecho de que Dios les escogiera no fue algo que sucedio al azar, Él no los escogió a última hora, ni en el momento de ellos nacer, lo hizo en su sabiduría desde antes de la fundación del mundo. Ese mismo sabio Dios no estaba pasando por alto el sufrimiento que esos creyentes estaban atravezando porque todo obedece al plan que Él tenía desde el principio. ¡Uf! Que alivio nos da al corazón saber que nuestro Padre nos ama desde antes de nosotras amarle y que tiene TODO (aún el sufrimiento) bajo su control.
por la obra santificadora del Espíritu,
Una vez elegidas, es el Espíritu Santo que opera en nosotras para... (la respuesta está en el próximo versículo)
¿Elegidas para qué?
para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre:
¡El propósito de la elección del Padre y la obra santificadora del Espíritu es capacitarnos para obedecer a Jesucristo! ¿Te das cuenta que aunque suena complicado es mas sencillo de lo que creías? Todo apunta a --->Cristo. Desde antes que se crearan los cielos y la tierra ya Dios te había apartado para que le amaras con todo tu corazón y le obedecieras con todo tu ser.
¿Te atreves a ir un poquito más profundo…? ¡vamos!
¿¡Qué quiere decir “y ser rociados con su sangre”!? ¿No te recuerda esta expresión al Antiguo Testamento? En Éxodo. 24:1–8 podrás ver cómo Moisés roció el altar para confirmar el pacto de Sinaí y en Hebreos 12:24 como Cristo hace referencia a un nuevo pacto.
Para seguir debes leer los versículos (solo dale click a los enlaces). ¡No hagas trampa!
¿Qué diferencia hay entre los dos pactos? En el primero Dios dió su ley a hombres pecadores y ellos se comprometieron a obedecer pero fallaron, en el otro vemos los mismos elementos, un sacrificio, sangre derramada, pero una obediencia perfecta, la de Cristo. Él cumplió a cabalidad todo lo que ni el pueblo de Israel ni nosotras íbamos a poder realizar.
Él obedeció a la perfección, de una manera en la que ni tu no yo jamás podremos obedecer. Y ahora por su sangre derramada, hemos obtenido los beneficios de su obediencia, nuestra obediencia es posible solo al “ser rociadas con su sangre”, en otras palabras al creer en Su Evangelio.
¡Hemos sido creadas para obediencia a Cristo a través del poder de Su Evangelio! Su obra lo ha hecho posible. Por eso es que hemos sido apartadas para ser diferentes, al apropiarnos de nuestra nueva identidad ya no seremos arrastradas por la corriente de este mundo. Has sido elegida para obedecer a otro amo y definitivamente no es la cultura, la moda, los chicos o la presión de grupo. Has sido elegida por el Padre, santificada por el Espíritu para obedecer a tu único Señor: Jesucristo, por medio de su poderoso Evangelio. ¡WOW! La Trinidad en acción con un solo propósito!
Entender y vivir a la luz de estas verdades nos llevan a experimentar el final de su saludo:
Que la gracia y la paz os sean multiplicadas.
¡Y esa también es mi oración para ti!
Reflexionemos
No dejes que esto solo se quede en tu cabeza, bajemos todo esto al corazón mientras reflexionamos con las siguientes preguntas:
¿Qué fue lo que más te llamó la atención de estos versículos?
¿Qué dice del carácter de Dios el hecho de que el mismo Pedro que negara a Jesús se haya convertido más adelante en un Apóstol o mensajero suyo?
¿Tu forma de vivir se parece más a tu residencia temporal (el mundo) o a los principios de tu patria celestial?
¿Cómo afecta tu vida la verdad de que perteneces a la patria celestial?
¿Qué te enseñan estos versículos acerca de la Trinidad?
¿Cómo el Evangelio te mueve a la obediencia?
¿De qué manera te llevan estos versículos a pedir perdón y a alabar a Dios?
¿Cómo puedes convertir estos pasajes en una oración a Dios?
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