Un encuentro con la gracia

Del equipo de Joven Verdadera: Estamos cambiando un poco las cosas aquí en el blog de Joven Verdadera. En lugar de publicaciones, las estamos guiando a través de un estudio Bíblico en línea. El estudio viene del libro más reciente de Erin, Una Historia Hermosa y Encuentros Hermosos (disponibles solo en inglés).  No necesitan copias de los libros para participar. Toma tu Biblia (y tal vez tu diario y una pluma), y únete a nosotras mientras miramos a Jesús a través de los ojos de cuatro mujeres del Antiguo Testamento.

La historia de la mujer adúltera pudiera ser arrancada directamente del guión de una película. Una aventura ilícita. Una multitud enojada. Una vida colgando en la balanza. Pero lo que hace esta historia diferente de cualquier cosa que hayas visto en la pantalla grande es la respuesta de Jesús.

Toma tu Biblia o utiliza algún sitio en línea como biblegateway.com, y lee su historia en Juan 8:211. Yo espero aquí.

No nos apresuremos.

Lee Juan 8:11 otra vez.

Lo que hace que la historia de esta mujer sea tan notable es que ella merecía castigo y muerte, pero en su lugar ella recibió perdón.

Jesús no ignoro el pecado de esta mujer o actuó como si ella no se hubiera equivocado. (¡Ella sí lo hizo!) Él tampoco exagero su pecado o lo declaro imperdonable. (¡No era!) Jesús señaló su pecado y simplemente la mandó a detenerse. Él le estaba ofreciendo una nueva vida en cada manera posible. ¡Esta fue una colición con gracia radical!

Antes de que tiremos piedras

A medida que continuemos pelando las capas de esta historia, encontramos dos respuestas diferentes al pecado. Observa a ver si las puedes encontrar.

En Juan 8:4–5, los líderes religiosos dijeron, “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices?”

Compara esto otra vez con las palabras de Jesús en Juan 8:11: “Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más”.

Los líderes religiosos buscaban derecho en la Ley de Dios para castigar el pecado. ¡Jesús cambió esa idea en su cabeza! Volvamos a visitar el pasaje una vez más, esta vez centrándonos en el versículo 7:

El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra”.

Solo Jesús es sin pecado. Por esto, Él era el único en la multitud ese día con la autoridad de condenar a la mujer, y sin embargo Él no lo hizo.

Esas son muy buenas noticias cuando vemos más allá de la historia de la mujer adúltera y miramos hacia nuestra propia historia.

Veamos Romanos 6:23.

De acuerdo con este versículo, el castigo (o paga) del pecado siempre es la muerte. Ya que todos somos pecadores, todos merecemos la pena de muerte. Sin embargo, en lugar de muerte, Jesús le ofreció a la mujer adúltera perdón. ¿Qué pasó? ¿Su pecado se quedó sin castigo? ¿Hizo Jesús una excepción? ¿Dejó que se saliera con la suya? Para tener las respuestas, necesitamos luchar con una palabra grande – propiciación

Pagado por completo

Veamos Romanos 3:23–25.

Vemos esa elegante palabra “propiciación” en el versículo 25. Simplemente quiere decir pago completo. Como hacer tu último pago por el automóvil o pagar completamente tu colegiatura para un semestre de la universidad, solamente que este tipo de pago es un billón de veces mejor.

La penalidad del pecado es siempre la muerte. La mujer adúltera la merecía. Ella era culpable después de todo. Y nosotras merecemos la muerte, también. Somos culpables de quebrantar la ley de Dios una y otra vez. Jesús voluntariamente pagó el precio porque nosotras éramos incapaces de pagarlo. Eso no es lo mismo que ignorar el pecado. Más bien, la deuda de nuestro pecado es transferida a la de Jesús. Él hace el pago; Él es el pago.

Nosotras somos ella

La mujer adúltera fue una mujer real que realmente existió. Aunque Jesús la rescató, esto no es un cuento de hadas. Hoy estamos tomando el tiempo para señalarte a esta historia en la Palabra de Dios porque la gracia que Jesús le dio a ella está disponible para ti.

Jesús no ignora tu pecado y el Padre no puede aceptarlo, pero el alto precio para él ya ha sido pagado por Jesús en la cruz.

  • Ella fue una mujer que falló.
  • Ella fue una mujer que pecó.
  • Ella fue una mujer que fue quebrantada.

Ella soy yo. Nosotras somos ella.

Para sentir el peso de la gracia, imagina regresar en el tiempo al momento de esta historia. Ponte a ti misma en el lugar de la mujer adúltera. Reemplaza su pecado con un área donde sabes que fallas en alcanzar los estándares de Dios. Imagínate estar atrapada en tu pecado y ser humillada debido a eso. Entonces imagina a Jesús gentilmente insistiendo a que dejes de pecar mientras libremente te ofrece perdón.

Esa oferta está aún sobre la mesa. ¡Oh que puedas tener tu propio encuentro con la gracia radical!

¿Cuál es tu respuesta a la gracia que Jesús ofrece? ¿Gratitud? ¿Incredulidad? ¿Vergüenza? Déjanos un comentario con tu respuesta.

¡No te pierdas el estudio de mañana! Vamos a conocer dos mujeres quienes tuvieron encuentros radicales con el poder de Jesús.

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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