Tres recordatorios para aquietar tu corazón en medio de la agitación de las festividades

En estos días próximos a las festividades todos parecen enloquecer. Los centros comerciales están repletos, todos andan de aquí para allá comprando regalos, la calle está congestionada, y ni hablar de nuestras agendas… en esta época del año todos deciden hacer un convivio. En estas semanas, el mundo parece girar más rápido de la cuenta, y el alboroto que vemos alrededor de nosotras probablemente es el mismo que tenemos en nuestros corazones. 

Sabemos que necesitamos enfocarnos en lo correcto en esta temporada, pero si somos sinceras, no es tan fácil aquietarse en medio de tanto ruido. ¿Cómo podemos detenernos para preparar nuestros corazones para celebrar que la Luz del mundo llegó a iluminar la oscuridad de un pueblo en tinieblas? ¿Cómo regocijarnos al recordar que Emanuel es el cumplimiento de la promesa de que Dios reconciliaría a la humanidad consigo mismo? ¿Cómo logramos hacer una pausa para meditar en realidades tan profundas cuando todo se siente tan convulsionado?

Quizás pensarás que voy a invitarte a que te apartes de todo el bullicio y te separes de lo que sucede alrededor de ti (aunque no es una mala idea y puedes considerarlo), pero en esta ocasión quiero invitarte a algo distinto. En lugar de tratar de escapar de la realidad en la que te encuentras, te animo a que medites en algunas implicaciones del nacimiento de Jesús que te servirán como un ancla para establecer tu corazón en medio del torbellino que te rodea.

¿Me sigues? Al final de cuentas, la historia de la Navidad es acerca de un Salvador que se acercó a Su pueblo para habitar entre ellos. Él nos salió al encuentro y nos salvó cuando aún estábamos en tinieblas. Su luz resplandeció en nosotras cuando menos lo estábamos esperando. Así que, para celebrar Su llegada, te animo a que reconozcas Su presencia en tu vida y que consideres los beneficios de Su obra en tu lugar que vienen envueltos con el papel de regalo de Su gracia. 

Hoy quiero compartirte algunas verdades que el nacimiento, vida, muerte, y resurrección de «Emanuel: Dios con nosotros» hizo posible. Conviértelas en motivos de oración, alabanza y acción de gracias.

  1. ¡Recuerda que Dios cumple Sus promesas!

La llegada de Jesús al mundo es el cumplimiento de la promesa dada por Dios a Adán y Eva cuando ellos pecaron. Dios sabía que ellos no podrían resolver el problema del pecado y por eso prometió que vendría Uno mejor que ellos a vencer a Satanás y a la muerte. Mira como Dios anunció el evangelio en Génesis 3:15:

«Pondré enemistad

Entre tú y la mujer,

Y entre tu simiente y su simiente;

Él te herirá en la cabeza,

Y tú lo herirás en el talón».

La Biblia es la historia de la fidelidad de Dios. Nada detuvo que Sus planes fueran llevados a cabo y que Él cumpliera Sus promesas. Dios no ha cambiado, Él sigue siendo fiel y puedes estar segura de que cumplirá todas las promesas contenidas en Su Palabra. ¡Alaba a Dios por Su fidelidad!

  1. ¡Recuerda que Él vino a librarte del dominio del pecado!

Ya no tienes que vivir como quien no tiene esperanza. Ese pecado que parece dominarte ya no es tu amo. En el momento en que corriste a la cruz en arrepentimiento y creíste que Jesús es tu único Señor y Salvador, fuiste librada de la esclavitud del pecado. Así que puedes caminar en libertad porque la puerta del calabozo está abierta.

Tu Salvador es mucho más fuerte que tú y te ha hecho verdaderamente libre. Créelo por la fe. Jesús es lo suficientemente poderoso para sostenerte. Pídele que abra tus ojos para que puedas ver que Él puede darte un gozo mayor de lo que ese pecado te ofrece. 

  •  «Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados». -Mateo 1:21
  • «Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres». -Juan 8:36
  1. ¡Recuerda que Dios está contigo!

Si estás en Cristo, jamás tendrás que dudar si Dios está contigo. Él restauró tu relación consigo mismo. ¡Ahora tenemos la dicha de disfrutar de una comunión ininterrumpida con nuestro Dios! Podemos acercarnos confiadamente a Su trono con la certeza de que encontraremos Su abrazo y todo lo que necesitamos en Él.

Lo más increíble es que Él no solo vino a resolver el problema del pecado para «hacernos» compañía. Él mora en nosotras. ¡Dentro de nosotras! Lo mejor es que esa es una realidad que nos da esperanza para el día de hoy, para el año nuevo, y para toda la eternidad. Él también ha prometido que volverá, esta vez no como un bebé indefenso, sino como un Rey en todo su esplendor para vivir con nosotros para siempre ¿No es eso motivo de alabanza y gratitud?

«“He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, que traducido significa: “Dios con nosotros”». -Mateo 1:23

«¡Recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». -Mateo 28:20b

«Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero ustedes me verán; porque Yo vivo, ustedes también vivirán. En ese día conocerán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes en Mí y Yo en ustedes». -Juan 14:19-21

Dios cumple sus promesas. Él es poderoso para liberarte de la esclavitud del pecado. Él ha prometido estar contigo. Trae estas verdades a tu mente como recordatorios para sujetar tu corazón en la agitación de estos días tan revueltos. Pausa. Llénate de la Verdad de Su Palabra. Alaba a Dios y dale gracias por enviar a Emanuel. 

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Sobre el autor

Betsy Gómez

Betsy Gómez tiene una gran pasión por inspirar a otras mujeres a atesorar a Cristo en lo ordinario de la vida. Nació en la República Dominicana, y ahora vive en Irving, Texas, donde su esposo, Moisés, sirve como pastor hispano … leer más …

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