Hay un equipo que trabaja muy duro, deja todo en la cancha pero muy pocos ven el esfuerzo y el amor con el que ponen sus manos a la obra. A pesar de que hace sus mejores jugadas (humanamente hablando) en vez de recibir el ánimo de los suyos, muchas veces recibe la critica y el rechazo.
¿Sabes de que equipo te estoy hablando? Del equipo de los pastores que día tras día está trabajando fielmente en la obra del Señor, tus líderes en la iglesia. Aquellos a quienes Dios ha encomendado la noble labor de velar por tu alma.
Quizás ellos no sean los mejores jugadores, pero lo cierto es que Dios los ha colocado en tu vida y te ha dado el mandato de sujetarte a ellos, de una manera que ellos puedan ejercer su trabajo con alegría.
Míralo en Hebreos 13:17:
Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros.
Así que es tiempo de que comiences a tomar este mandato seriamente y que busques tus porras para animar a los siervos que Dios ha puesto en el liderazgo de tu congregación.
Hace unos diás se transmitió en Aviva Nuestros Corazones una serie acerca de la importancia de alentar y animar a nuestros pastores y quiero compartirte algunas ideas prácticas que aprendí:
Conócelos
Si lo único que conoces de tu pastor es la camisa que se repite domingo tras domingo, pues es tiempo que lo conozcas un poco más. Ese hombre que ves detrás del púlpito tiene una historia de vida, interésate por su familia, conoce a su esposa e hijos. Muy pronto te darás cuenta que se trata de una familia de carne y hueso con necesidades iguales a las tuyas, necesidades que muy probable tu puedes proveer.
Aprécialos
Hay muchas maneras en las que puedes demostrarle aprecio a tu pastor, puedes ponerte a la orden de su esposa para ayudarle en cosas del hogar o con sus hijos. También puedes escribirle una nota de agradecimiento por haberse invertido en la iglesia, asegúrate de incluir a su esposa en la carta y entregársela a ella.
Respétalos
Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros. 1 Tes. 5:12-13 (NTV)
La Palabra de Dios nos ordena que honremos a nuestros líderes, pero no lo deja ahí , también nos exhorta a respetarlos y a demostrarles amor de todo corazón. Hay muchas maneras en las que puedes mostrar respeto:
-Sé una joven sumisa, evita una actitud alborotadora.
-Sirve en la iglesia y sé fiel en la labor que desempeñes.
-Evita un lenguaje irrespetuoso hacia tus líderes o cuando te refieras a ellos delante de tus amigos. Promueve un ambiente de respeto.
-Establece límites saludables al relacionarte con tus líderes. ¿Necesitas ideas? Haz click aquí.
-No contradigas públicamente los lineamientos que tus líderes han establecido.
-Si tus líderes se han desviado de la Palabra de Dios, ve primero a tus padres y pídeles que ellos puedan acercarse directamente a tus líderes. Si tus padres no son creyentes, acércate a una mujer madura en la fe y pídele que te ayude a confrontarles en respeto y amor.
Ora por ellos
No creo que haya una manera mas hermosa de amar a alguien que cuando doblas tus rodillas y lo presentas en oración. ¿Qué tal si te comprometes durante todo un mes a orar cada día por tu pastor?
Aquí te comparto una guía de oración que te ayudará en esa jornada. Encuéntrala aquí.
No los hagas esclavo de tus expectativas
Recuerda que los pastores son humanos, ellos no son la 4ta persona de la Trinidad. Ellos van a fallar y necesitarás extenderles perdón una y otra vez. Enfócate en las evidencias de gracia que hay en ellos y cada vez que sientas el deseo de criticarles conviértelo en una oración al Padre.
No busques en tus líderes y pastores lo que sólo Cristo puede darte. No construyas tu identidad sobre ellos, fija tus ojos en el Buen Pastor que dio su vida por ti (Juan 10:11) y te conoce como ningún otro (Juan 10:14).
¡Ahora es tu turno! Continúa la lista y sugiérenos otras formas en las que podemos animar a nuestros pastores. ¡Sube tus porras!
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