Lo conociste de una manera inesperada, poco a poco tuvieron una hermosa amistad, ambos se declaran su amor y deciden caminar juntos. Todo va bien, pero un día las cosas empiezan a cambiar. Envuelta en una montaña rusa de emociones, no sabes lo que sucederá hasta que lo que más temías sucedió, todo terminó. Al otro día despiertas y te sientes sola.
¿Te suena familiar esa historia? Para muchas la respuesta es afirmativa. Independientemente de las razones de la ruptura o quién la ocasionó, los sentimientos y emociones intensas de una pérdida son muy difíciles, y queremos animarte a no vivir este proceso sola, sino acompañada de Aquel que nunca te dejará, Cristo. Él te ama y puede sanar tu corazón. Si estás dispuesta a entregar esta carga pesada en Sus brazos, entonces sigue leyendo.
Vivimos en un mundo imperfecto y dentro de esa realidad nos enfrentamos a las relaciones imperfectas: dos seres humanos afectados por el pecado. El problema mayor ocurre cuando nos hacemos una falsa idea de que la persona que estamos conociendo será perfecta y cumplirá con una historia de amor mágica y sin defectos.
Esta es la idea que nos ha vendido el mundo: sus anuncios publicitarios, películas y series, pero ¿es esto lo que vemos en las Escrituras? ¿Puede realmente una relación ser nuestra fuente de gozo y plenitud? O la pregunta más directa sería: ¿debe una ruptura llevarnos a la tristeza profunda y a experimentar soledad o amargura?
La Palabra de Dios nos muestra un panorama más grande que nos lleva a ver todo lo que nos sucede como una bendición, ¿sabes qué es? El amor de Dios.
Hay muchos métodos para superar relaciones rotas, pero este artículo no es para guiarte a una serie de pasos mecánicos para curar tu dolor. Hoy quiero recordarte cuán grande es el amor de Dios por ti, de manera que en medio de esa ruptura tu corazón sea sanado con el bálsamo de Su Palabra. ¡Qué Su gran amor y belleza sean tan grandes y evidentes para ti que te lleven a ver cualquier aflicción como algo ligero y pasajero!
Veamos juntas estas hermosas verdades del amor de Dios:
El amor de Dios es eterno.
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?». -Romanos 8:35
Joven verdadera, ¿puede una ruptura separarte del amor de Cristo? De ninguna manera.
Mira los siguientes versículos:«Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro». -Romanos 8:38-39
No tenemos razones para temer; nuestro Padre nos ama eternamente y para siempre, y nada nos separará de Su amor en Cristo. Ese amor es suficiente para nosotras y es el que nos permite experimentar esa alegría y gozo que muchas veces queremos encontrar en otro lugar u otras personas.
El amor de Cristo nos completa.
Tengo excelentes noticias para ti, nuestra identidad en Cristo es la misma antes, durante y después de una relación. La persona que estaba a tu lado se fue, pero no se podrá llevar consigo tu valor y propósito dados por Dios.
Así que, si sientes que hay un vacío en tu corazón, tengo que decirte que ese vacío solo lo puede completar Cristo. Si te sientes así es porque necesitas estar más llena de Él. Recuerda, Jesús tiene el agua que no se acaba y que nunca más nos dará sed: «Pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna» (Jn. 4:14).
El amor de Cristo nos consuela.
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios». -2 Corintios 1:3-4
Dios es nuestro Padre consolador. En las noches más oscuras corre a Él, y cuando sane tu corazón de todo lo vivido, usa esta experiencia para aconsejar a otras jóvenes y apuntarlas a Cristo. Ningún sufrimiento es en vano, siempre podemos usarlo para edificar la vida de otros.
¡Qué hermoso regalo saber que Dios usa nuestras pruebas para bendecirnos y bendecir a otros!
El amor de Cristo nos da perfecta compañía.
En medio de una ruptura nos podemos preguntar tantas cosas, y a la vez podemos sentir mucha frustración y tristeza. Es por esto que quiero animarte a pasar tiempo con Jesús, Él es nuestra compañía en todo tiempo. También es importante que puedas tener una hermana en la fe con la que puedas conversar y abrir tu corazón, una hermana mayor que te guíe en la Palabra de Dios y te permita ver Sus propósitos en medio de todo eso.
Es muy importante que aprendas a llenar tu tiempo con cosas productivas y no dar espacio al ocio y la ansiedad. Algunos consejos prácticos son:
- Escribe en un cuaderno tus nuevos sueños y metas y preséntalos en oración delante de Dios. Pídele que te muestre Su plan para ti en esta nueva etapa de tu vida. Recuerda que Él está contigo.
- No inviertas demasiado tiempo en las redes sociales, mucho menos investigando sobre la vida de tu antiguo novio; este joven es tu hermano en Cristo y debes verlo ahora como nada más que eso. Guarda tu corazón y no te expongas a cosas que te recuerden a esa persona todo el tiempo.
- Quiero recordarte que Cristo es suficiente compañía para pasar este proceso de duelo (si se le puede llamar así), no busques otro joven para salir tan pronto terminas una relación. Toma tiempo para sanar y enfocarte en tu crecimiento espiritual, emocional, familiar e incluso en tus estudios y trabajo.
El amor de Cristo nos perdona y nos ayuda a perdonar.
«Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo». -Efesios 4:32
Este versículo nos recuerda que Cristo nos perdonó; Él entregó Su vida para que tengamos salvación y acceso a Su presencia. De esa misma manera, Él nos llama a perdonar y te llama a perdonar a esa persona que significó tanto para ti. Perdona y experimenta la libertad plena y abundante en Cristo Jesús. Enfoca tu mirada y pensamientos en Su gran sacrificio. Él murió por ti para que hoy tengas vida.
¿Te llena de gratitud escuchar el mensaje del evangelio? Recuerda que cuanto más comprendamos el sacrificio que Jesús hizo por nosotras, más podremos experimentar Su tierno amor, y serán menos recurrentes nuestras dudas, quejas y preguntas.
Para finalizar, quiero decirte algo con el amor de una hermana que ya vivió el proceso de una ruptura y que fue sanada por Cristo. Él me mostró Su gracia. Hoy estoy casada con un hombre que me ama y me muestra el amor de Dios. Pero no siempre fue así, estuve soltera en algún momento. Así que quiero animarte a lo siguiente: si estás soltera, deléitate en Dios, y si estás casada, igual deléitate en Él. Porque no hay temporadas mejores que otras, tu mejor momento es el que Dios tiene para ti hoy. Disfrútalo. Es un regalo.
Amada hermana, recuerda,
¡DIOS TE AMA!
Díselo a tu corazón a gran voz:
¡DIOS ME AMA!
Aquí te dejo con esta hermosa canción que me ha edificado tantas veces, espero que te lleve a cerrar este tiempo en oración y agradecimiento por el profundo amor de Cristo.
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