¿Ya decidiste cuál es tu resolución para el 2019? Hoy quiero animarte a tomar un reto que sin lugar a dudas revolucionará tu vida. No se trata de una meta sencilla o popular, quiero animarte a tomar la decisión de crecer en madurez. Quiero invitarte a que nos acompañes durante este año a nadar en contra de la corriente. Deseamos que puedas ver los hermosos colores que esta generación quiere esconder mientras te presiona a vivir en un mundo eternamente infantil.
Un llamado a la madurez
La madurez no es sinónimo de aburrimiento. Este camino no te lleva en vía contraria al gozo, mas bien te invita a vivir a plenitud la etapa de vida en la que te encuentras. Fuiste creada para crecer, no para quedarte siendo una niña, el desarrollo es parte vital de lo que significa estar vivo. Sin embargo la cultura que nos rodea nos hace creer es mucho mejor entretener nuestros sentidos y apagar nuestras conciencias.
Ese estilo de vida desenfrenado, que no asume responsabilidades y que solo “vive el momento” puede lucir más atractivo, pero a la larga solo atrofiará tu capacidad de experimentar un gozo pleno.
El llamado a la madurez es un llamado a la coherencia. Si confiesas que Jesús es el Señor de tu vida, entonces su gobierno tiene que evidenciarse en tus acciones. No podemos decir que amamos a Dios y a la vez hacer con nuestras vidas lo que nos dé la gana. Si lo piensas bien, te darás cuenta que todo lo que alimenta un estilo de vida inmaduro es incoherente con el fruto del Espíritu.
La fuente de la madurez
Es por eso que el primer paso a la madurez, en cualquier etapa de la vida, es rendir nuestras vidas al Señorío de Cristo. Todo los demás fluye de ahí. En la medida en la que nosotras permanezcamos en su Palabra y mientras más le amemos de todo nuestro corazón, obtendremos la clave para cultivar la madurez: la obediencia.
Una persona madura hace lo correcto, en el momento correcto y con la motivación correcta.
No es tan difícil como parece, suena pesado pero nuestro amor por Cristo hace que la carga será ligera. Así que antes de salir corriendo a “arreglar” tu problema de inmadurez, considera si en realidad has rendido cada área de tu vida a Cristo. Arrepiéntete de todo trazo de rebeldía y corre a la Palabra de Dios. Llénate de su Verdad y deja que tus afectos sean despertados por ella. Ama a Dios por encima de todo y que ese amor sea lo que te impulse a vivir en obediencia hasta en los detalles más desapercibidos de tu vida.
Los frutos de la madurez
Al rendirte a Cristo y al permanecer en su amor querrás obedecerle. En ocasiones será una obediencia costosa porque será difícil porque la madurez es contracultural, pero te proveerá de un gozo que nadie podrá destruir. Aunque no lo creas, no existe algo que hermosee más a una mujer joven que la obediencia piadosa.
Aquí te comparto algunas maneras en las que esa madurez y obediencia se ve reflejada en el día a día:
- Cuando haces de la Palabra de Dios la autoridad de tu vida. Cuando sometes tus decisiones y sentimientos a la Verdad. (2 Timoteo 3:15-17)
- Cuando defines tu identidad con lo que Dios ha dicho de ti, en lugar de dejarte definir por las opiniones de los demás o las mentiras de los medios de comunicación. (2 Corintios 5:17, 1 Pedro 2:9, Juan 1:12)
- Cuando te sometes gozosa y voluntariamente a tus padres y a las autoridades dadas por Dios. (1 Pedro 2:13)
- Cuando dispones tu mente para actuar correctamente y ejercitas el dominio propio. (1 Pedro 1:13)
- Cuando eres intencional en darle muerte a tus pasiones pecaminosas y persigues la santidad. (Romanos 8:112-14)
- Cuando piensas antes de actuar y ejercitas el musculo de la prudencia. (Proverbios 22:3)
- Cuando estimas a los demás como más importantes que ti misma y muestras respeto a quienes te rodean. (Filipenses 2:3-4)
- Cuando invitas el consejo de mujeres mayores y cultivas relaciones intrusivas que te ayuden en tu crecimiento. (Tito 2:3-5)
- Cuando eres pronta para confesar tu pecado y pedir perdón. (Santiago 5:16)
- Cuando eres capaz de hacer cosas que no te gustan para servir a otros o por tu propio bien.
Camina a la madurez
Quizás sientas que es imposible llegar ahí y no te puedo mentir, es imposible hacerlo en nuestras propias fuerzas, pero si permanecemos en Cristo tenemos una esperanza. ¿Sabes cuál es? ¡Dios ha prometido llevarnos a la madurez y santificarnos! Podemos confiar, Él está obrando en nosotras para llevarnos a la estatura de Cristo. Pero Él no está trabajando solo, Él nos ha invitado a colaborar en su obra de santificación. Así que no pienses que esto llegará del cielo como un polvillo mágico. Porque Dios está obrando, nosotros también tenemos que obrar.
Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada. Filipenses 3:12b-13 (NTV)
Camina a la madurez porque en Cristo tienes todo lo que necesitas. Todo lo que tu jornada requiera Él lo ha provisto para ti. Te lo digo otra vez, todo lo que necesites para crecer en obediencia y en piedad está disponible, ¿lo crees? ¿Vas a apropiarte de esa verdad y a caminar en la dirección correcta en este 2019?
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