Querida "futura abandona iglesias"

Soy una estadística.

Algo entre 64 y 94 por ciento de los adolescentes cristianos dejan la iglesia unos pocos años después de su graduación de preparatoria.

Confesión: Una vez yo abandoné la iglesia. Fui una de las muchas jóvenes quienes amaban a Jesús pero abandoné Su Cuerpo poco después de mi graduación de preparatoria. De hecho, no asistí regularmente o busque una iglesia por más de tres años después de lanzar al aire mi birrete de graduación.

Al mirar atrás a esa época de mi vida y al considerar formas en las que puedo animarte para que tomes una decisión diferente, pienso que vale la pena considerar bien las razones por las que me fui. Recordando, puedo ver que mis razones por irme no justifican unas vacaciones de tres años de la iglesia. Tampoco son muy originales. Las he escuchado en otras jóvenes quienes salieron de la iglesia pronto después de dejar atrás la preparatoria.

Hagamos lo que hacemos mejor aquí: ¡identificar mentiras y reemplazarlas con la verdad de Dios! Aquí hay cuatro malas razones para dejar la Iglesia.

1. Escoger una Iglesia me intimidaba

Antes de mi graduación, mis papás escogieron a qué iglesia debía asistir. Cuando empaque todo y me mude tres horas lejos de mi casa, mi mamá ya no estaba ahí para buscar una iglesia para mí. Me hubiera gustado haber visto “el encontrar una nueva iglesia” como una oportunidad para probar mi recién encontrada independencia y hacer de mi fe algo propio. En vez de hacer eso, nunca busqué una iglesia.

Espero que tomes una decisión diferente y pases por el proceso de encontrar una iglesia propia después de la preparatoria.  

2. Tenía una mentalidad consumista  

Dejé la iglesia principalmente porque había adoptado una mentalidad consumista. El grupo de jóvenes era una gran parte de mi experiencia con la iglesia antes de mi graduación. En muchas formas eso estaba bien. Pero eso también me llevó a desarrollar una postura de que-recibo-yo-de esto hacia la iglesia.

Estaba tan acostumbrada a tener un pastor de jóvenes completamente dedicado a mi crecimiento espiritual que yo no veía la iglesia como un lugar para ministrar a otros. Cuando ya no tenía un pastor de jóvenes constantemente planeando retiros, actividades y proyectos de servicio para mí, perdí interés. Me hubiera gustado mucho descubrir que la iglesia no es tanto sobre mí como es sobre Jesús y Su mensaje que cambia vidas (Hechos 16:5).

3. Me gustaba dormir—mucho

Psst . . . aquí hay un secreto poco conocido sobre la universidad – puedes dormir hasta el mediodía todos los días y nadie te dirá absolutamente nada. Y así lo hice. La mayoría de los fines de semana me quedaba en piyamas en lugar de levantarme temprano y a tiempo para la iglesia.

Lo que realmente me faltaba durante esa temporada era disciplina. Algún veces eso sucede cuando recibimos una ráfaga de libertad. Nadie estaba diciéndome que podía o no podía hacer, y así que me convertí en vaga. Pero la falta de disciplina en cualquier área de nuestras vidas, especialmente en nuestro caminar con Cristo, es peligrosa.

De sus propias iniquidades será presa el impío,

y en los lazos de su pecado quedará atrapado.

Morirá por falta de instrucción,

y por su mucha necedad perecerá (Prov. 5:22–23).

4. No tenía una mentora

Dannah Gresh fue mi mentora durante la preparatoria. Ella me ofrecía una relación de rendición de cuentas (que tanto necesitaba) Y cómo ya sabrás si yo hubiera abandonado la iglesia en ese entonces, ella me hubiera regañado. Y yo lo sabía.

Después de la preparatoria ya no vivía cerca de mi mentora, y no busque una nueva. Esa falta de tener alguien a quien rendir cuentas me metió en problemas.

¿Pudieras tomar tu Biblia y leer Tito 2:3-5 rápidamente? Todas necesitamos un mentor en nuestras vidas que nos mantengan leyendo y viviendo la Palabra de Dios. ¿Dónde la puedes encontrar? Yo sugiero que comiences en la iglesia.

Haz lo que digo, no lo que hice.

Cuando veo esas razones en blanco y negro, me doy cuenta que no justifican mis acciones. Verdaderamente lamento haberme perdido de la iglesia por una temporada, y estoy tan contenta de haber regresado. ¡No puedo imaginar mi vida sin mi iglesia!

Tú puedes tomar una decisión diferente. Puedes ser parte diferente de las estadísticas. Puedes ser parte de ese pequeño por ciento de adolescentes cristianas quienes aman la iglesia y han permanecido conectadas a la iglesia incluso después de la preparatoria. Mejor aún, tu generación puede voltear esa fea estadística que mencione antes.

¿Lo harás tú?

¿Cómo planeas permanecer conectada a tu iglesia después de la graduación?

 

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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