Pura desde adentro hacia afuera

Una de las batallas con las que más luchan los jóvenes creyentes es el mantenerse lejos de los pecados de inmoralidad y ser guardados en pureza tanto en la mente como en el corazón. Ya sean nuestras propias concupiscencias, el pecado en sí mismo o Satanás que nos seduzcan, no hay excusa para no mantenernos arraigadas en la verdad y resistir la tentación con el poder del Espíritu Santo que mora en nosotras. (1 Corintios 10:13)

Esto es un asunto bien serio amada joven verdadera, porque el enemigo querrá destruirte y enlodarte. Lo mejor de esto es que podemos establecer límites  bajo la dirección de nuestro Dios para conservarnos puras desde dentro hacia afuera.

Sepárate

Hemos sido apartadas de este mundo, de sus corrientes y filosofías, pero más que nada del pecado. Hemos sido llamadas a cultivar la cualidad de la pureza. Pero en ocasiones bajamos nuestras murallas cuando nuestras emociones dirigen nuestras vidas y como resultado, sucumbimos al pecado.

La palabra de Dios nos dice:

Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señor. 2 Timoteo 2:19

Amada joven, tú sabes cuales momentos en los que estás vulnerable, es ahí donde debes frenar y venir confiada ante el trono de la gracia a clamar por auxilio.  Separa tu mente de todo aquello que atente contra tu pureza.

Santifícate

Hace unos meses atrás estuvimos estudiando el libro: En Busca de Dios. Si seguiste las doce semanas quizás recuerdes cuando Betsy nos habló de la semana 6, cuyo tema fue: La santidad, Un corazón como el suyo. (mira el vlog completo aquí).

Debemos saber que la santidad puede definirse en dos niveles. La santidad posicional, que es la que Dios imparte cuando nos convertimos en Sus hijos y la santidad personal, (o santidad practica) es el fruto externo de la santidad posicional, evidenciada en la forma en que pensamos y vivimos. Ya hemos sido apartados por medio de la sangre de Cristo ahora comenzamos a vivir de manera activa en pos de la santidad, esto no sucede automáticamente, debe de existir una disposición de consagrarnos por completo a Dios.

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es que os llama, el cual también lo hará. 1 Tesalonicenses 5:23-24

“Ser santificados es ser hechos santos en nuestra práctica. La santificación es un proceso que comienza en cada hijo de Dios al momento de la regeneración y continúa hasta nuestra glorificación final cuando veremos a Cristo cara a cara.”

Consérvate pura

Si hemos sido separadas y vamos en pos de la santidad, entonces ahora conservemos la pureza en lo que vemos, escuchamos, tocamos y más importante en nuestra mente y corazón. ¡Que nuestros sentidos estén alineados a las instrucciones de la Palabra de Dios!

  • Escoge sabiamente tus amistades, que estas velen por tu integridad y crecimiento espiritual. ¡Y tú por ellas!
  • Busca en oración la guía del Espíritu Santo para buscar una mentora a quien puedas rendir cuentas de tu andar de forma que alguien vele por tu corazón.
  • Haz de la oración tu aliado de todo momento, no bajes la guardia.
  • Satura tu mente de la Palabra de Dios.

Cada una de nosotras debe ser intencional acerca de la protección de su corazón y su mente contra la inmoralidad. Meditemos juntas en estos versículos:

Por lo demás, hermanos, os rogamos, pues, y os exhortamos en el Señor Jesús, que como habéis recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que debéis andar y agradar a Dios (como de hecho ya andáis), así abundéis en ello más y más. Pues sabéis qué preceptos os dimos por autoridad del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor, no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; y que nadie peque y defraude a su hermano en este asunto, porque el Señor es el vengador en todas estas cosas, como también antes os lo dijimos y advertimos solemnemente. Porque Dios no nos ha llamado a impureza, sino a santificación. Por consiguiente, el que rechaza esto no rechaza a hombre, sino al Dios que os da su Espíritu Santo. 1era de Tesalonicenses 4:1-8

¡Dios te bendiga Joven Verdadera!

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Sobre el autor

Yanoret Genao

Hija redimida, sierva por amor. Esposa y madre de tres tesoros hermosos. Con una pasión por enseñar y guiar a las adolescentes y jóvenes a atender el llamado de Dios para el cual fueron creadas.

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