Decidí quedarme luego de que terminara el grupo de jóvenes.
Mientras mi pastor de jóvenes recogía la basura y enderezaba las sillas, yo me moví hacia donde él estaba.
«¿Qué pasa Erin?» él preguntó.
«Es solo que no me siento salva», yo dije. «¿Cómo puedo saberlo a ciencia cierta?»
Ya yo había tenido esta misma conversación con mi pastor de jóvenes anteriormente. Muchas veces. Y con mis padres. Y también con mis amigos cristianos. Cada vez que escuchaba un sermón acerca del cielo, el infierno o la salvación me preguntaba: «¿Soy realmente salva?» Honestamente, sus respuestas nunca hicieron mucho para calmar mis miedos.
Puedo decir por experiencia que vivir la vida cristiana con tantas dudas no es divertido. Esto lleva al miedo, a la preocupación, a la ansiedad y puede robarnos el gozo y la paz. Es una vuelta en una montaña rusa para la cual no necesitas comprar un ticket.
1 Juan 5:11-12 dice, «Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida».
Nosotros tenemos la tendencia de complicar las cosas más de la cuenta. Juan dice que si tenemos al Hijo (Jesús) tenemos vida eterna.
Y aquí está el glaseado del pastel:
«Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna». (v. 13)
¡Tu salvación no necesita ser un juego de adivinanzas! Aquí hay cuatro preguntas que puedes responder la próxima vez que dudes de tu salvación.
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¿Entiendo el evangelio?
Es posible escuchar el evangelio y de alguna forma malentender. Cuando eso pasa, nos vemos obligadas a cuestionar si Jesús realmente nos salvó de nuestros pecados. Si tú no estás segura de que entiendes el evangelio, revisa esta publicación.
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¿Creo que la salvación depende de mí?
Si crees secretamente que tienes que ganarte tu salvación, estás destinada a toda una vida llena de dudas. Cada vez que tú pecas o no alcanzas los estándares de Dios, te preguntarás si Dios se ha retractado de su oferta de salvación porque Él se ha decepcionado de ti.
Romanos 5:15-16 dice, «Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación».
¿Por qué crees que Pablo menciona «la dádiva» y «el don» varias veces en estas líneas? Apuesto a que es porque él sabía que nos daría amnesia del evangelio y que nos olvidaríamos de que la salvación es una dádiva, un don, un regalo gratuito que Jesús nos ofreció, no algo que Él espera que nos ganemos. (¿Captaste? ¡Es gratis!)
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¿Creo que mis sentimientos me definen?
Un día te sientes totalmente llena de entusiasmo acerca de tu vida cristiana, y al siguiente día apenas puedes reunir la energía suficiente para leer tu Biblia. Un día te sientes totalmente segura del amor de Dios por ti, y al siguiente día dudas acerca de cómo Él puede amar a una persona como tú. Un día te sientes lista para hacer lo que sea para obedecer al llamado de Dios, y al siguiente día estás llena de miedo por el plan que Dios tiene para tu vida.
Los sentimientos son un terrible barómetro para la verdad. En lugar de eso, construye tu seguridad en las promesas de la Palabra de Dios.
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¿Estoy escuchando a buenos maestros?
Existen muchos lugares en el Nuevo Testamento donde la seguridad de los creyentes fue sacudida por falsos maestros. Los apóstoles a menudo les escribían a ellos ofreciéndoles garantías y llevándolos de nuevo a la verdad del evangelio (ver Rom. 6, Gal. 1, 2 Ped.2:1, y Judas 1:3-4)
Si estás lidiando con dudas crónicas, asegúrate de que los libros que estés leyendo, los podcasts que estás descargando y los sermones que estés escuchando estén respaldados por la Palabra de Dios.
¿Dudas de tu salvación? Si es así, me encantaría escuchar tus respuestas a estas cuatro preguntas, pero también quiero darte una tarea muy práctica.
¿Podrías escribir este versículo en una tarjeta, ficha o en un pedazo de papel y lo colocarías en un lugar donde pudieras verlo a menudo? Pídele al Señor que remoje tu corazón en esta verdad en los próximos días.
«Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna». (1 Juan 5:11-13)
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