Tengo que confesarles que este recorrido por 1era de Pedro me ha impactado muchísimo. Como les he contado en el pasado es muy fácil para mi mente divagar y tiendo a olvidar con mucha facilidad las verdades más elementales de mi fe. Detenerme en este libro me ha ayudado a fijar mis pensamientos en temas profundos, han generado en mi interior una conversación interna acerca de asuntos realmente trascendentes. La eternidad, la esperanza gloriosa que tenemos por delante no son los temas más populares en el lenguaje juvenil pero nos ayudan a escapar de la superficialidad que distingue a las chicas de esta generación ¡Esto ha sido increíble para mí! Te invito a que bajemos una vez más a la profundidad y que dejemos la superficie por un rato.
Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. Porque El estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros que por medio de El sois creyentes en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y esperanza sean en Dios. 1 Pedro 1:17-21
Después de Pedro animarnos a poner toda nuestra esperanza, a preparar nuestra mente para la acción y a perseguir la santidad, ahora nos invita a conducirnos en temor mientras estemos en esta tierra.
Nos recuerda otra vez que solo estamos de paso en este mundo y nos dice cuál es el tipo de conducta que debemos tener como ciudadanas del Cielo. La manera en la que nos exhorta conducirnos es en temor, en temor a Dios. Pero puedes estar preguntándote ¿de qué se trata ese temor? ¿a qué es lo que debo temer si ahí mismo vemos que Dios es nuestro Padre? ¿cómo puedo temerle a mi Padre celestial? Vuelve a leer los versículos antes de continuar.
Ese temor es alimentado por las verdades contenidas en estos versículos, hay cosas que no podemos olvidar y son las que nos ayudarán a cultivar ese temor en nuestros corazones. ¿Temor a qué?
Temor a acostumbrarte a ver a Dios como Padre al punto que olvides que Él también es el Juez del mundo.
Temor a pensar que Dios tiene favoritos (que hace acepción de personas) y a olvidar que el juzgará la obra de cada uno. (No nos juzgará para salvación porque en Cristo ya la hemos obtenido, pero sí de nuestras obras, lo que nos empuja a vivir vidas santas y apartadas para Él.)
Temor a olvidar que eres una peregrina en este mundo, que andas de paso, que este mundo no es tu hogar y que tu patria está en Cristo.
Temor a olvidar que fuimos rescatadas de nuestra vana manera de vivir.
Temor a no valorar el sacrificio de Cristo en nuestro lugar y el precio que tuvo que pagar por nuestra salvación.
Temor a olvidar que Dios nos eligió para salvación desde antes de crear el mundo.
Temor a menospreciar la resurrección de Cristo y su victoria sobre la muerte.
Y el temor de ignorar que la obra de Cristo nos capacita para poner toda nuestra fe y confianza en Dios.
De eso se trata el temor a Dios, de amarlo y atesorarlo tanto que tengamos terror de huir de Él. Es así como podemos temer correctamente a Dios, abriendo nuestros ojos ante un Padre amoroso, un juez justo, un Dios santo, un Salvador que lo dio todo en nuestro lugar, una salvación tan grande y una esperanza segura.
Cuando una joven vive bajo el temor a Dios, cuida que cada detalle de su vida honre la obra de Cristo a su favor. Ella no es descuidada si no que es intencional en reverenciar con su carácter, con sus decisiones y actos al Dios santo en quien ha creído.
Reflexionemos
¿La forma en que vives refleja el temor a Dios o el temor a los hombres?
Identificaste áreas en las que no temes a Dios en la lista “Temor a…”
¿De qué manera te llevan estos versículos a pedir perdón y a alabar a Dios?
¿De qué forma práctica puedes comenzar a vivir bajo el temor a Dios?
¿Cómo puedes convertir estos pasajes en una oración a Dios?
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