¿Por qué necesito niños en mi vida?

Cuando mi amiga Betsy tuvo su primer hijo, no tenía idea de cómo cambiar pañales, bañar un bebé o cuidar de él sin romperlo. Se casó muy joven y no habían muchos niños en su vida a los que cuidar. Le tomó tiempo aprender poco a poco cómo hacerse cargo de su hijito. Si le preguntas hoy seguramente te aconsejaría que no cometas el mismo error.

De hecho, creo que te invitaría a su casa y usaría su tiempo para compartir contigo algo que en ese entonces no tenía, amor por la maternidad y el conocimiento de todo el esfuerzo y la intencionalidad que requería.

La buena noticia es que la misma gracia que la ayudó a ver la maternidad como un llamado hermoso de Dios para su vida es la que puede capacitarte desde ahora para atesorar y valorar lo que Dios ama.

¿Qué tanto sabes sobre niños?

Son pequeños, tiernos, hermosos… Bueno, si esto es todo lo que sabes aún te queda mucho por aprender. También… se enferman, rompen cosas, se comen cosas que no deberían, son frágiles por dentro y por fuera… Están descubriendo el mundo y preguntan mucho. ¡Crecen a toda velocidad!

Amo los niños con locura por lo que me resulta difícil imaginar una vida sin ellos. Pero más allá de mi amor por los pequeños, como mujeres, es parte del maravilloso diseño de Dios para nosotras el ser dadoras de vida. Por lo que aprender a nutrir a los más pequeños en cuerpo y alma es una de las tareas que como joven debes procurar.

Jesús y los niños

En primer lugar, debemos amar los niños porque Jesús así lo hace…¿Recuerdas en el Evangelio de Lucas esa ocasión en que estaban trayendo niños a Jesús y los discípulos los estaban reprendiendo? Esa respuesta está grabada en mi mente:

Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios. Lucas 18:16

Me llama la atención también que una de las cosas que Tito le manda a las ancianas que enseñen a las más jóvenes es que amen a sus hijos.

… que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, Tito 2:4

Amar a un niño no es solo cargarlo durante un rato o jugar con él, o pensar en lo lindos que son. Implica aprender a disciplinarlos, a instruirlos a cuidarlos del mundo y de ellos mismos. A cuidar lo que escuchan, lo que ven y en especial, amarlos, es enseñarles tan pronto como puedan que hay un Dios que lo creó. Sin duda alguna es una proceso aprender estas cosas y es parte de nuestra llamado disponernos a hacerlo. Quizás digas, “Bueno, yo aún no soy mamá y no se si algún día llegue a serlo”... Sigue leyendo.

La maternidad no es solo para madres

El privilegio que tenemos como mujeres de impactar la próxima generación con nuestro amor y cuidado no se limita a aquellas que son madres. Los niños son el futuro de la nación y de la iglesia. Los domingos cuando sirvo en la Escuela Bíblica Dominical para niños de mi iglesia, literalmente puedo ver a esos pequeñines como los adultos de mañana. Y hoy tenemos la enorme bendición de instruirlos en el Camino, de limpiar sus narices a gozarnos cuando aprenden algo nuevo.

Las madres alrededor nuestro deben saber que no están solas, que nuestras manos y nuestro tiempo está a su disposición a la hora de criar a sus hijos. Que pueden contar con nosotras.

Aprende a amarlos desde ahora

¿Hay niños presente en tu vida hoy? Si la respuesta es no, te animo a ser intencional en acercarte y aprender a amarlos desde ya.  Si no tienes sobrinos o hermanos pequeños o si tus amigas cercanas tampoco, estas son algunas ideas por donde puedes comenzar.

  • Busca madres jóvenes en tu iglesia que necesiten ayuda y ofrécete a ir una tarde al mes a estar con ella y sus hijos.
  • Visita los ministerios de tu iglesia que se encargan que instruir y cuidar a los más pequeños. Ora al Señor y considera invertir un tiempo sirviendo ahí.
  • Forma un grupo con tus amigas de la iglesia y pídele a tus padres que las llevan a algún orfanato cerca de donde vives y pasa tiempo con esos niños.
  • Ofrece tu ayuda en el mural de tu iglesia o en tus redes sociales para ayudar a madres de tu iglesia por las tardes o los viernes en la noche para que puedan salir a cenar con sus esposos.

Hay tantas y tantas maneras en que puedes involucrarte, y al final se trata de:

-insertar frase aquí-

¿Eres de las que aman los niños? Cuéntanos en los comentarios qué has aprendido de Dios a través de cuidarlos.

 

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