¿Por qué las jóvenes no buscan a las ancianas?

Tito 2 está en la Biblia. Te lo aseguro. Y su enseñanza es bastante clara.

«Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada» Tito 2:3-5.

Si este mandato es tan claro, ¿por qué no vemos que se practique en nuestras iglesias? Y, cuando los líderes de la congregación intentan establecer algún programa, ¿por qué tantas veces participa solo un porcentaje mínimo de las jóvenes y mujeres de la iglesia? Podríamos decir que es culpa de las «ancianas», las mujeres mayores y maduras. Que ellas deberían buscarnos, reconocer nuestra necesidad, sacrificarse por nosotras las jóvenes. En parte, tendríamos razón. Ellas tienen mucho por aprender, por crecer, y por poner en práctica. (De hecho, escribimos algo especialmente para ellas aquí.)

Pero se necesitan dos para bailar tango.

Todavía me considero una mujer joven en algunos aspectos, y reconozco ciertas actitudes en mí que estorban mi deseo y práctica de buscar a una hermana mayor. También, mis años de convivencia con alumnas universitarias me han abierto los ojos a algunos prejuicios que pueden tener las jóvenes a la hora de buscar ayuda y enseñanza.

¿Estarías dispuesta a considerar si en tu corazón existe alguna de las siguientes actitudes o prejuicios? Aquí te comparto 7 razones por las que no buscamos a las mujeres mayores y más maduras:

1. No definimos correctamente la belleza

Valoramos la belleza física, una carrera profesional, la ropa de marca, y un círculo social. Esto significa que no nos atrae la verdadera belleza que hay en las vidas de las mujeres cristianas maduras. No valoramos un espíritu afable y apacible, una vida de oración, o la dulce humildad que resulta de años de confesar el pecado y servir a otros. ¿Cómo defines la belleza? Te animo a hacer un estudio bíblico acerca de la belleza y así empezar a alinear tu definición de belleza con la Biblia.

2. Confundimos debilidad física con debilidad espiritual

Frecuentemente, las mujeres mayores sufren enfermedades, son más débiles, salen con dificultad, se cansan más pronto, o dejan de participar en ciertas actividades. Con la edad mengua la fuerza física. Esto varía mucho de persona a persona, pero es una realidad casi en cada mujer que va avanzando en edad. Las jóvenes fuertes y saludables que podemos participar en cualquier actividad que queramos, que podemos comer lo que nos dé la gana sin enfermarnos (¡aunque no recomiendo esto como un hábito!), que valoramos la independencia y la libertad de andar donde queramos cuando queramos… podemos menospreciar la fuerza espiritual que existe en una persona físicamente débil. Nos distraemos al enfocarnos en la persona exterior y dejamos de valorar la fuerza que hay en el interior de esa preciosa persona. ¿Hay alguna hermana físicamente débil pero espiritualmente fuerte de la cual podrías aprender? ¡Acércate a ella!

3. Suponemos que «anciana» significa «anticuada»

No pensamos que nos pueda entender. No creemos que realmente se pueda relacionar e identificar con nuestras luchas y necesidades. Creció en otra generación antes del Facebook y del Smartphone, antes del «sexting» y la pornografía prevaleciente. No comprendería ni podría ayudarnos. Es mejor no escandalizarla con nuestras «cosas». ¿Alguna vez te has detenido a pensar que esa hermana mayor en tu iglesia probablemente un día tuvo un novio, o quizá varios? Un día tuvo tentaciones sexuales, incluso, puede que aún las tenga. Alguna vez sintió que sus padres no la entendían, se peleó con sus hermanos, y tuvo que escoger una carrera. Ella es una persona que pasó la niñez, la juventud, y ahora la mediana edad  o edad avanzada. Puede entenderte mucho más de lo que tú crees. De hecho, seguramente ella entiende la vida mejor de lo que tú la entiendes. ¡Pregúntale sobre sus «cosas» y quizás su respuesta te sorprenda!

4. Somos autosuficientes

La idea de buscar ayuda o pensar que alguien más pueda ser necesario para mi crecimiento espiritual significa que yo misma no soy suficiente. Hemos crecido en un mundo que valora la independencia y la autosuficiencia. «¡ puedes! ¡Hazlo a tu manera! ¡No dejes que nadie te detenga!» Estos son los mensajes que nos bombardean. Pero la Palabra de Dios dice que tú necesitas a otras hermanas en Cristo para aprender a vivir la vida cristiana como mujer. ¿Puedes reconocer la autosuficiencia que llena tu corazón?

5. Somos ciegas a nuestros fracasos

No vemos el daño que les hacemos a nuestras amigas, a nuestros familiares, a nuestros hijos pequeños. Somos inconscientes del desánimo de nuestro esposo, de las relaciones rotas con hermanas de la iglesia, del orgullo creciente en nuestro corazón. Necesitamos otros ojos que comprendan y desafíen nuestro punto de vista. Necesitamos perspectivas maduras que nos traigan a la realidad y nos confronten con misericordia. ¿Puedes decir que te gustaría buscar otros ojos espirituales que te ayuden a evaluar tu vida y sacar las actitudes escondidas de tu corazón?

6. Esperamos más estructura formal que relación personal

Creemos que Tito 2 es solo un programa formal. Nos quejamos de que nuestra iglesia no lo practica, o no lo hace en un día que es conveniente para nosotras, o de una manera en que las solteras se sientan incluidas. Pero Tito 2:3-5 no establece un programa formal para la iglesia. Especifica un estilo de vida. Pide cierto tipo de relación. Nuestra iglesia puede tener el «programa de Tito 2» mejor organizado y personalizado para cada mujer en la iglesia, pero si no buscamos una relación estrecha y transparente con hermanas mayores, no estaremos practicando Tito 2. Somos criaturas relacionales, y Dios nos dice que una de las relaciones que necesitamos en la vida cristiana es con una hermana más madura en la fe. ¿Has estado esperando un programa formal en lugar de aprovechar las relaciones que tienes a tu alrededor?

7. No aceptamos el plan de Dios para nuestra vida

En otras palabras, no obedecemos. Es así de sencillo. En Tito 2, se infiere la indicación para las mujeres jóvenes de aceptar y buscar a las hermanas ancianas. Igual que un pastor es limitado a cumplir su misión si sus ovejas rehúsan seguirle, una hermana mayor será limitada en su habilidad para cumplir Tito 2 si las mujeres jóvenes la evitan o la rechazan. ¿Tienes un corazón que desea obedecer a Dios? Si es así, buscarás a las hermanas mayores para crecer en sabiduría y conocimiento de tu rol bíblico como mujer.

¿Cuál es la razón por la que Pablo da este mandato? «Que la palabra de Dios no sea blasfemada». Hay un propósito mayor que solamente tu estabilidad emocional o tu bien espiritual. Pon en alto la Palabra de Dios y haz que tu vida sea una verificación de sus verdades, no una blasfemia. Adorna la doctrina de Dios buscando a tus hermanas mayores en la fe. No lo lamentarás.

¡Sigue la lista! Comparte en la sección de comentarios algunas otras razones que la experiencia te ha enseñado.

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Sobre el autor

Susi Bixby

Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

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