La mayoría de las mañanas me encontrarás en la cocina oyendo mi canción favorita de Bethel en mi celular. De hecho, no puedo dejar de escucharla. Las palabras me hacen querer ponerme de pie y gritar de entusiasmo, estallar en lágrimas y cantar con toda la fuerza de mis pulmones.
Una de las ventajas de la tecnología es que nos permite escuchar musica poderosa de adoración en cualquier momento. En lugar de esperar a que sea domingo por la mañana, podemos escuchar grupos de adoración talentosos con tan solo el clic de un botón. ¡Me encanta eso! Aun así, Bethel no es mi banda de adoración favorita. Ni tampoco es alguien más que pueda escuchar en la radio cristiana, o descargar en mi teléfono. Para entender por qué, tal vez necesitamos redefinir la adoración.
No se requiere batería
Frecuentemente utilizamos las palabras «adoración» y «música» de forma intercambiable. Pensamos que las canciones al comienzo del servicio dominical como el tiempo de adoración. Si tenemos un evento que consta en su mayoría de música, lo llamamos «servicio de adoración». El músico principal de nuestra iglesia frecuentemente es llamado el «pastor de adoración», y algunas veces llamamos a nuestras bandas favoritas de música cristiana «bandas de adoración». Todo esto puede enlodar un poco las aguas cuando estamos intentando entender lo que verdaderamente es la adoración.
Bajemos el volumen de la música por un segundo y corramos a la Biblia juntas para encontrar cómo Dios define la adoración.
La verdadera adoración es humilde. En Génesis 24:26 leemos: «Entonces el hombre se postró y adoró al Señor». La postura de este adorador nos da la primera pista en nuestra búsqueda para definirla. ¿Lo observaste?
El inclinó su cabeza. Inclinarse es una posición de humildad. Es una manera en la que reconocemos físicamente que alguien es superior a nosotras. La adoración es una expresión de nuestra posición en el universo. Admitimos que somos pequeñas y débiles pero que Dios es infinito y poderoso. La verdadera adoración nunca es sobre atraer la atención hacia nosotras mismas o nuestros logros. Es una expresión de humildad.
El verdadero adorador se somete. Romanos 12:1 nos pide presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, guardándonos puras y santas «que es vuestro culto racional». Vivir una vida de pureza es un acto de adoración, pero va más allá de eso. Todas las veces que nos sometemos al plan de Dios estamos adorando porque estamos poniendo Sus deseos por encima de los nuestros.
La verdadera adoración sucede en nuestras mentes y en nuestros corazones. En Juan 4:24, Jesús dijo, «Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad». Existe un algo intangible, difícil de explicar que sucede en nuestro interior. Nos sentimos movidas, o redargüidas o agradecidas, y nuestro corazón expresa eso a Jesús. Así es como adoramos «en espíritu».
Pero la adoración es más que un sentimiento. Adoramos cuando leemos la Palabra de Dios queriendo conocer más sobre Él. Adoramos cuando decimos «sí» a influencias piadosas y «no» a las impías. Adoramos cuando diezmamos, dando una porción de nuestro dinero a Dios para que sea usado para apoyar Su iglesia.
Estas maneras pudieran no siempre sentirse cálidas, pero aun así son actos de adoración. Así es como le adoramos «en verdad». Dios quiere utilizar cada pieza de nuestras vidas para expresar nuestro amor hacia Él. Lo adoramos en nuestros corazones, nuestras mentes, nuestros cuerpos, nuestros estados bancarios, nuestras decisiones…
La verdadera adoración es sobre Jesús. Encuentro la más convincente definición de adoración en 1 Crónicas 16:29:
«Tributad al Señor la gloria debida a su nombre;
traed ofrenda, y venid delante de Él;
adorad al Señor en la majestad de la santidad».
Dicho sencillamente, adoración es darle la gloria a Dios. ¡Ciertamente Él es digno! No necesitamos una banda de adoración para adorar verdaderamente. No tenemos que suscitar una respuesta emocional para glorificar a Dios.
- En los momentos en que agradecemos a Dios por sus muchos regalos, adoramos.
- En los momentos en que vivimos para Él y no para nosotras, adoramos.
- En los momentos en que vivimos de acuerdo a Su diseño, adoramos.
- En los momentos en que quitamos el enfoque de nosotras y lo ponemos en Él, adoramos.
- En los momentos en que seguimos Su ley, adoramos.
- En los momentos en que perdonamos, adoramos.
- En los momentos en que nos arrepentimos, adoramos.
- En los momentos en que servimos, adoramos.
Aunque me encanta cantar sobre Jesús, no necesito una poderosa balada para ayudarme a adorar. Frecuentemente mi Biblia es mi banda de adoración favorita. Algunas veces son las aves que cantan en mi patio. Muchas veces es mi familia que me ayuda a ver la bondad de Dios y escoge vivir como Él me llama a vivir.
Más que un sentimiento
Por supuesto, sigamos escuchando buena música que declare el nombre de Jesús. Vayamos a la iglesia y adoremos junto a otros creyentes en cada oportunidad que tengamos. Pero no nos quedemos atrapadas en la idea de que las guitarras y la batería deben estar tocando para que nosotras adoremos y ocupémonos en buscar grandes y pequeñas maneras de atribuir al Señor la gloria debida a Su nombre.
PD: La adoración es algo de lo que no hemos hablado mucho aquí en el blog. ¡Cambiemos eso! Me encantaría escuchar sus preguntas sobre la adoración: «¿Por qué algunas personas levantan sus manos en adoración?» o «¿Qué puedo hacer si no me gusta el estilo de adoración en mi iglesia?» o «¿Por qué el David adoró al Señor en ropa interior» (Es una historia real) o cualquier otra cosa más que esté en tu mente sobre la adoración. Deja tus preguntas en un comentario y nuestro equipo se pondrá a trabajar en series sobre la adoración para más delante.
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