Para la joven que anhela una vida en color de rosa

Recientemente, una película en la que se apreciaba un mundo de color rosa llegó a los cines. Todo simulaba ser perfecto e impecable, lleno de felicidad y sin lugar para los sentimientos negativos. Se trata de un mundo en el que si eres mujer, puedes estar al mando y tú eres quien decide la versión que quieras ser.

Sabemos con claridad que esto es solo una película y que no existe un mundo en color rosa, sin embargo, en la vida real pareciera que vamos en busca de este mundo utópico. Si somos sinceras, creo que a la mayoría nos gustaría vivir la vida en un mundo así, donde todo parece ser bello y placentero, y en el que puedes ser capaz de alcanzar los sueños y las metas que deseas.

Nuestra cultura nos enseña que podemos definir la manera en la que vemos el mundo, que de nosotras depende el rumbo y el propósito de la vida. Nos invita a ver todo con un lente con filtro rosa que te permita soñar con todo aquello que deseas, para ver siempre el lado positivo de las cosas y tener en todo momento una actitud optimista. 

Aunque suena bien, esto es poco realista. La realidad es que no fuimos creadas para percibir e interpretar la vida a través de nuestros propios ojos. Necesitamos una visión extendida que abarca mucho más que nosotras mismas para ver con claridad cuál es el propósito para el que fuimos creadas. Lo que realmente necesitamos es ver a través del filtro de la Palabra para tener una cosmovisión bíblica que nos ayude a interpretar el mundo correctamente porque eso dará forma a la manera en que enfrentamos las circunstancias de la vida. 

Vivimos un un mundo roto

Vivimos en un mundo caído y el pecado ha distorsionado nuestra forma de ver, pensar, sentir y actuar. Nuestra visión ahora está empañada, el entendimiento entenebrecido y el corazón endurecido (Efesios 4:18). Si solo perseguimos lo que nuestro corazón desea, entonces estaremos tomando el camino equivocado. Nuestro corazón no fue diseñado para que lo sigamos, sino para ser guiado y dirigido (Jeremías 17:9).

Solo a través de un lente bíblico podremos ver y entender nuestro propósito, la Palabra de Dios se encarga de renovar nuestro entendimiento. Una mente bien informada dirige al corazón de manera correcta y alinea nuestra voluntad a la voluntad del Padre (Romanos 12:2).

Hemos sido creadas para experimentar deseos, y seguramente a lo largo de tu vida has visto cómo tu corazón se inclina a tantas cosas. Muchos de esos deseos no son malos por sí solos, pero el peligro es que la mayoría de ellos están enfocados en nosotras mismas. 

Soñamos con tener una carrera exitosa, alcanzar la talla «ideal», tener una casa bonita, lucir siempre radiantes, tener un armario con prendas de moda y bien organizado, y la lista puede seguir. Imaginamos una vida color de rosa porque creemos que eso nos traerá la felicidad que tanto anhelamos. Pero lo que ignoramos es que cuando solo vivimos para nuestros propios anhelos, estamos teniendo una visión muy corta y limitada de Dios y Sus buenos propósitos para nuestras vidas.

Fuimos creadas para más

Fuimos creadas para algo mucho más grande que nosotras, pero cuando el enfoque está en nosotras mismas, nos conformamos con muy poco de lo mucho que Dios desea hacer en nuestras vidas.

Existe algo mucho más grande y trascendente de lo que puedes ver con tus ojos físicos, pero que solo podrás ver cuando levantes tu mirada al Creador de todo, a aquel que es soberano y Rey del universo. Él es quien le da propósito a tu vida y Él es quien te llama a vivir para Él. Fuiste creada para vivir para la gloria de Dios, eso es lo único que le dará sentido a tu vida, pues Él nos llama para encontrar la felicidad que buscamos en Él, quien lo llena todo. 

Tenemos la tendencia a distraernos con las pequeñas cosas que el mundo ofrece. El mundo nos seduce con tantas lucecitas que brillan a nuestro alrededor que fácilmente nos encandilan y nos atraen a todo aquello que parece tan gratificante pero no hacen más que cegarnos y perdernos de disfrutar las glorias del gran Rey (Efesios 2:4-7).

No estamos en este mundo para encontrar placer en las cosas creadas, fuimos creadas para deleitarnos en un tesoro mayor. Esos deseos en tu corazón apuntan a un deseo superior que fue plantado desde la eternidad y para la eternidad (Efesios 3:17-19).

Más allá de un mundo color de rosa

Dios te invita a salir de tu pequeño mundo de color rosa para rescatarte de ti misma, para que no te conformes con los pequeños bocados que se ven tan apetitosos pero que solo son una ilusión y te dejan con un gran vacío e insatisfacción. Él te pide que dejes de aferrarte a ese estilo de vida qué está dominado por tus propios placeres para que saborees las grandes riquezas de Su gloria (Efesios 1:4-7). 

Toma un momento para meditar en estas preguntas en tu corazón:

  • ¿Qué es aquello que está gobernando tu corazón y que ha reducido tu visión?
  • ¿En dónde estás buscando satisfacer tus deseos?
  • ¿En qué estás invirtiendo tus recursos y energía?

Deja que Dios sea quien modele tu visión a través de Su Palabra, que abra tus ojos y renueve tu entendimiento, que alinee tu corazón, tus afectos y voluntad hacia Él. 

Fuiste creada para encontrar significado, propósito e identidad solo en Cristo. Tu vida solo tiene propósito cuando estás conectada a Él (Efesios 2:10).

«Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder». -Efesios 1:18-19

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Sobre el autor

Berenice Montes

Es originaria de Monterrey México, está casada con Luis Berlay, pastor de la Iglesia Bautista Genezareth en Guadalupe, N.L.

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